Esta creepy esta basada en una anécdota que me platicó mi hermana, le agregué algunas cosas para hacerla más larga. Espero que les guste.
– ¿Oye, has oído hablar de la Santa Muerte? Muchos dicen que es muy milagrosa y que te da cualquier cosa que le pidas si le pones una ofrenda que le agrade – preguntó Martina a Catalina su nueva amiga de la Facultad de Pedagogía donde ambas estudiaban. – Sí, pero la verdad yo no creo que esas cosas sean ciertas – contestó escépticamente Catalina.
– Bueno, yo he escuchado muchas cosas al respecto y la verdad es que me gustaría comprobar con mis propios ojos si eso es cierto. – Catalina se quedó observando a Martina con cara de confusión – Bien ¿y qué tienes en mente? – Hmm, estaba pensando en que podríamos comprar una figura de la Muerte y luego el Día de Muertos le ponemos un altar y una pequeña ofrenda. – respondió Martina con una mirada desafiante. – Ok, si tú insistes lo haré contigo, pero sólo por diversión; tú sabes que yo no creo en espíritus y esas cosas. –
Faltaban pocos días para el Día de Muertos y ya tenían listo todo para poner la ofrenda a la Santa Muerte. Martina preparó un mole de olla para un convivio espacial que iban a tener en la facultad y decidió guardar un poco para ponerlo como ofrenda principal en el altar.
– A ver Martina, ¿Ya tienes todo listo: la figura, las velas, el papel picado? – preguntó Catalina ansiosa – Sí, claro, tranquila ¿Qué, acaso tienes miedo? – preguntó Martina con su acostumbrado tono burlón – ¡Claro que no! Ahora hay que pensar en un buen lugar para colocar el altar – Hmm, tiene que ser un lugar apartado donde no entren personas a curiosear – Las dos se quedaron pensativas por un rato, hasta que a Martina se le ocurrió una idea – ¡Ya sé! Vamos a la bodega donde guardan sillas rotas y demás vejestorios. – Dicho esto las muchachas se encaminaron hacia la bodega cuidándose de que nadie las viera, por suerte lograron entrar ya que no estaba cerrada con llave.
Una vez que encontraron una buena mesa pusieron todas las cosas en orden: primero el papel picado como mantel, después la estatuilla de la Santa Muerte, las velas y al final el mole de olla. – Bueno, ya está listo – dijo Martina mientras miraba satisfecha el altar terminado – ¿Y ahora qué? – preguntó Catalina mientras sonaba su celular, era un mensaje de Marcela otra de sus compañeras preguntándole donde estaban porque en el aula había chocolate caliente y no quería que ellas se quedaran sin probarlo. – Ok, vamónos al salón, después que termine el convivio regresamos.
Pasó como una hora aproximadamente, el convivio había casi terminado, la mayoría de los estudiantes ya se habían retirado a su casa. Catalina y Martina se quedaron un rato en el salón limpiando y poniendo todo en orden. Cuando todos se fueron decidieron volver a la bodega a terminar lo que habían empezado.
Bajaron las escaleras y siguieron su camino a la bodega, abrieron la puerta y con cuidado se dirigieron hacia el fondo donde habían puesto el altar, ahí dentro estaba todo muy oscuro excepto por las diminutas velas que alumbraban la figura de la Santa Muerte. – Bien ¿Y ahora qué sigue? – preguntó Catalina tratando de disimular su temor. Las dos ya estaban sudando frío por el miedo de estar ahí en esa bodega oscura y abandonada, se quedaron petrificadas al ver el mole de olla, que después de haberse enfríado se había formado una pequeña capa espesa en la superficie y ahí había una marca, como si alguien hubiera pasado el dedo para probar el platillo, pero eso no se veía como una marca de dedo humano, sino como una garra muy afilada!
Salieron corriendo despavoridas de la bodega, con las piernas que les temblaban de miedo. Ya en casa se calmaron un poco y no le platicaron a nadie de sus familias lo que habían visto. Nunca más se atrevieron a volver a regresar a la bodega y hacer rituales de esta naturaleza.
3 comentarios
El final necesita mucha más fuerza. Recordá separar los diálogos, es incorrecto pornerlos juntos.
wooo… esta buena.. quizas la muerte no se corta las uñas…
nu me gusto… mucha repetición Catalina, Martina, Martina, Catalina…
además no me adentrás en el relato, cual ritual? eso parece los altares de muertos tan tipicos en méxico y que se ven tan bonitos… además pudo ser una rata hambrienta :yaoming:
no sé… te falló…