The Holders (71-75)

El que Custodia el Cielo


En cualquier cuidad de cualquier país, ve a cualquier institución psiquiátrica o centro de rehabilitación a tu alcance. Dirígete al escritorio de la recepción y pide visitar a aquel que se denomina “El que custodia el cielo”. El recepcionista ignorará tu presencia por completo y caerás desmayado. Despertarás bajo un torrente de insonora lluvia, el silencio será insoportable y no habrá nada que te rodee; en lo que caminas es aire sólido en una tempestad.

En el silencio, un gentío vestido en total oscuridad aparecerá y comenzará a acercarse a ti; no temas. Quítate tu playera o blusa, envuelve con ella tu mano hábil y camina en dirección a ellos, no hables. Cuando te acerques, estira tu brazo y simplemente aparta a quien sea que esté en tu camino; si tu piel entra en contacto con cualquiera de ellos, el silencio se romperá y te volverás visible para ellos, ese sería tu fin.

Al avanzar, verás a un hombre de escarlata; él será el único quieto y el único capaz de verte. Un círculo vacío extrañamente se formará rodeándote a ti y a ese hombre, dejando a los otros seguir su camino. Espera a que el hombre levante su mano, inmediatamente debes romper el silencio y preguntar “¿Cuántos perecerán cuando sean reunidos?”.

Toda entidad se detendrá y comenzará a dirigir su vista hacia ti, analizando cada uno de tus movimientos. Una vez que todos te estén viendo, debes preguntar “¿Y cuántos estarán ahí para combatirles?”.

Se empezarán a burlar, todos excepto el que porta la capa roja. Sus carcajadas resonarán por todo el lugar donde te encuentras, pero no debes desistir. Sigue preguntando “¿Y cuántos estarán ahí para combatirles?”. Sus risas aumentarán y comenzarán a desvanecerse. Una vez que no quede más que uno, haz una pregunta más al hombre de escarlata: “¿Dónde estaremos a salvo de ellos?”.

El hombre hará una reverencia y se desvanecerá; sólo quedará de él su capa de color rojo escarlata.

Esa capa es el Objeto 71 de 538, el Cielo. Cuando la usas, te trae a este espacio, el único lugar seguro para cuando se reúnan.

El que Custodia la Cordura


En cualquier cuidad de cualquier país, ve a cualquier institución psiquiátrica o centro de rehabilitación a tu alcance. Dirígete al escritorio de la recepción y pide visitar a aquel que se denomina “El que custodia la cordura”. El recepcionista te mirará extrañado, pero deberás repetir la misma pregunta, nada más. Eventualmente, él llamará a un doctor y serás llevado a lo más recóndito de la institución. Atención, a partir de este punto, no hay marcha atrás, si deseas desistir en ese momento, dile al doctor que lo sientes y que no tomaste tus medicinas hoy y vete. Corre tan lejos como puedas, fuera de la cuidad… del país… los cobardes no son perdonados si son atrapados. Si decides continuar, te pondrán una camisa de fuerza y serás encerrado en un cuarto acojinado.

Tras unos días, que parecerán meses, comenzarás a oír voces. Cientos de ellas, todas hablando sobre cómo fueron arruinadas sus vidas. Sus historias quizá te enloquezcan y tendrías que quedarte en tu cuarto acojinado por toda la eternidad, sin morir, sólo siendo torturado. Si las voces cesan, cierra fuerte tus ojos y grita a todo pulmón “No compartiré sus historias”. Si las voces no continúan, reza por que el dolor que sentirás a continuación no sea tan malo, aunque no ayudará mucho. Si las voces resumen su parloteo, halla la voz que habla como si estuviera en un hospital, escucha su historia y abre tus ojos. Ya no estarás en tu celda, pero aún tendrás la camisa de fuerza; te encontrarás en lo que parece un vacío infinito, sólo siendo separado de él por una caja de cristal.

Un hombre aparecerá enfrente de ti y te dirá que si tienes alguna pregunta; él responderá a una y sólo una pregunta. Cuestiona “¿Qué los llevó a perder la cordura?”, él comenzará a relatar con horripilante y minucioso detalle sus vidas y muertes. Mientras responde, un gran punto negro parecerá moverse en el vacío, no debes enfocar tu vista en él o destruirá la caja de cristal y caerás al vacío por toda la eternidad.

Una vez que el hombre termine su historia te quitará la camisa de fuerza y se despedirá. Te encontrarás fuera de la institución sosteniendo la camisa de fuerza.

La camisa es el Objeto 72 de 538, la Cordura. Sólo puedes orar por que nunca tengas que volver a usarla.

El que Custodia el Triunfo


En cualquier cuidad de cualquier país, ve a cualquier biblioteca a tu alcance. Dirígete al escritorio de la recepción y pide ver a aquel que se denomina “El que custodia el triunfo”. El bibliotecario te mirará como si te estuviera juzgando, pero como sea te llevará dentro de la biblioteca.

Verás una puerta en el ala sureste del edificio, la cual jurarías que te lleva al exterior. El bibliotecario se detendrá en dicha puerta y tocará 3 veces. Una voz parecida a dos lijas rozándose dirá “¿Al tanto estás de que el triunfo yace al final?”; deberás responder “Por supuesto, mientras no falle”. Di esto antes de que el bibliotecario diga que eres un fracaso. Si lo dice, tu alma será triturada por tus propios fracasos mientras él baila sobre tu cadáver y lamentas tus fallas.

Si contestas a tiempo (y con suficiente confianza), el bibliotecario siseará y sacará una daga. NO LO ATAQUES, su velocidad y fuerza son legendarias. Te entregará la cuchilla y abrirá la puerta, maldiciéndote mientras entras.

El camino está bien iluminado, no se le ve el fin. Los espejos alineados reflejan cada victoria acontecida, en nombre del bien o del mal, desde antes que el tiempo comenzara. Ver cualquiera de estos espejos es fracasar en la situación que refleja.

La senda se estrecha al pasar el tiempo, y debes continuar. Tras lo que parece una eternidad de caminar, una gran puerta de acero aparecerá. Una voz se aproximará a ti. Libera tu mente de cualquier duda, debes estar seguro de tu triunfo o tu alma te será arrancada y torturada por toda la eternidad.

Camina a la puerta y toca 7 veces. Si una voz te dice que eres un fracaso, los horrores que verás te obligarán a degollarte con la daga. Si no hay respuesta, entra.

El cuarto estará oscuro, la oscuridad será casi tangible. Di tu pregunta: “¿Qué pasará cuando Él triunfe?”. El cuarto se iluminará, revelando un cuerpo desnudo de gran tamaño, con el mismo físico de Adonis, todo rasgo denotará perfección, excepto por el hecho de que no tiene rostro. Se levantará y se dirigirá a ti.

Pregunta de Nuevo “¿Qué pasará cuando Él triunfe?”.

El cuerpo girará su cabeza a la derecha e inmediatamente arremeterá contra ti. NO TE ACOBARDES o te dará muerte y desgarrará tu cordura. En lugar de eso, ataca, pero quedas advertido de atacar con loca ferocidad, o seguramente perderás.

No debes matarlo, sólo incapacitarlo. Te dirá directamente en tu mente “Tu perseverancia sirve”. No le agradezcas, sino dile “¡TRES VECES LO HE PREGUNTADO YA, ¿QUÉ PASARÁ CUANDO ÉL TRIUNFE?!”. El cuerpo comenzará a gritar y el ruido amenazará con hacer explotar tu mente. Te describirá con crudo detalle el fin de los tiempos, cuando Él llegue. Apuñala el cuerpo en la garganta y quítale la cabeza. Su cabeza te servirá de trofeo, símbolo de tu triunfo.

Ese trofeo es el Objeto 73 de 538, el Triunfo. Él sabe quién eres, disfruta su triunfo cuando el tiempo llegue.

El que Custodia la Insignia


En cualquier cuidad de cualquier país, ve a cualquier institución psiquiátrica o centro de rehabilitación a tu alcance. Dirígete al escritorio de la recepción y pide visitar a aquel que se denomina “El que custodia la insignia”. El recepcionista se congelará, como si supiera desde hace mucho que este momento llegaría y si le asustara que así haya sido. Tartamudeará y te dirá que no hay tal persona ahí, pero insiste. Pronto se rendirá y, tras mirar para ver si hay alguien más, te dirá que le sigas.

Te llevará por corredores de tamaño cada vez más pequeños, hasta que llega el punto que debes ir agachado. Te señalará una puerta al final de un corredor tan pequeño que tendrás que ir a gatas para llegar. Será totalmente normal excepto por un gran signo de exclamación en el centro y un signo de interrogación pequeño en el picaporte. Es tu última oportunidad de renunciar, y recomiendo que lo hagas si tienes la más mínima duda. Si tu voluntad es fuerte, abre con cuidado y entra.

Saldrás a un salón decorado, cubierto con pinturas de dictadores, homicidas, verdugos, secuestradores, asesinos seriales y narcotraficantes famosos. No les fijes la mirada, pues las almas de esas personas están en esos cuadros y su odio ha sido amplificado al morir, esperando a salir para destrozarte miembro por miembro, disfrutando tu lenta y dolorosa muerte.

Cuando llegues al final del salón, habrá una pequeña caja de madera con una insignia vieja y casi borrada. Sentirás un escozor agudo en tu columna mientras admiras este objeto, y una voz detrás de ti dirá “Hermoso, ¿no es así?”. Debes responder “Como la Luna llena”. Si no le satisface tu respuesta, reza por que no te haga una de sus pinturas y mejor te de una muerte indolora; pero, si le causa satisfacción, te dirá “¿Qué deseas?”. Debes decir exactamente “¿Cómo les destruimos?”. Se reirá y te dirá que no sabe, pero te dirá “Estás obligado a pensar en algo”. Entonces despertarás en el baño más cercano con un dolor insoportable en el ojo. Cuando el dolor ceda, verás que tu pupila tomó la forma de la insignia de la caja de ese salón.

Esa insignia es el Objeto 74 de 538. Te permitirá admirar la verdad absoluta, si la experiencia es grata o no es otro asunto.

El que Custodia la Oportunidad


En cualquier cuidad de cualquier país, ve a cualquier escuela o institución educativa a tu alcance. Dirígete al escritorio de la recepción y pide visitar a aquel que se denomina “El que custodia la oportunidad”. Si el sercretario muestra señales de miedo, pregunta de nuevo, no cedas. Eventualmente tu perseverancia dará frutos y serás llevado a un aula desierta en un ala clausurada de la escuela. Cintas policiacas y perfiles de gis difuminados decorarán el piso y la puerta estará sellada antes de que puedas hacer algo. En este punto, debes escoger una de las 30 bancas, sentarte y esperar. Sólo una de estas bancas te permitirá conservar tu vida; el tratar de escoger no servirá de mucho, pues no hay manera de saber si es la correcta hasta que es muy tarde. Después de un rato, deberías empezar a oír cosas: niños riendo, monótonas lecturas y un ocasional ronquido; sólo ecos de cuando el aula albergaba no más que tareas y problemas.

Mientras esperas, los sonidos lentamente cambiarán. Lo que eran lecturas se volverán gritos de agonía y desesperación. Sombras de la horrible historia del salón comenzarán a tomar forma a tu alrededor. No temas a las sombras, son inofensivas; pero no lo es la bestia que puede incorporarse de ellas. En lo que esperas, las sombras se harán más numerosas y la historia del aula se mostrará en cada vez más crudo detalle. Esta parte ha llevado a varios a las lágrimas e, incluso, a la locura. Si llegas al final con tu cordura intacta, sabrás si elegiste correctamente. Si escogiste mal, las sombras tomarán forma. Son horribles burlas de lo que eran en vida, doppelgangers a medio formar de aquellos muertos hace mucho. No hay escapatoria de esta cuarto ahora; te harán añicos muy lentamente, disfrutando el hacerle sufrir a alguien más el dolor que ellos padecieron, te llevaría días, incluso semanas, morir. El único consuelo que te puedo dar es que quizá hayas perdido la cordura tras las primeras horas.

Si tuviste suerte y escogiste la banca adecuada, las sombras se reunirán a tu alrededor, uniéndose en una masa más negra que la noche. Cuando desaparezca, te encontrarás en el casino más lujoso imaginable. Está poblado por aquellos que han jugado por tanto que su carne tendrá mucho de podrida (a La Muerte se le prohíbe la entrada a este casino), y aun así siguen jugando en espera de ganar su libertad. El casino sólo tiene 2 salidas. Una lleva a un basurero donde funestas bestias rondan, donde nada mas que la muerte es segura. El costo para salir es de 4 monedas de plata. La otra puerta te llevará a lo que buscas y es la única oportunidad de salir con vida. El costo para pasar es de 5 monedas de oro. Tendrás sólo una moneda de plata en tu mano. No te inquietes, mientras estés en ese casino, nunca tendrás menos que esa moneda. Un letrero cerca te indicará que una moneda de oro vale 3 de plata. Debes jugar si no quieres seguir atrapado aquí para siempre, pero recuerda el dicho de los casinos: “La casa nunca pierde”.

Casi todos los juegos están arreglados a favor de la casa, y los demás los determina el azar, lo que sólo sirve para confundirte. La suerte prácticamente no está de tu lado. Si comienzas a ganar, mantén tu fortuna en secreto, pues los condenados a tu alrededor no han tenido tanta suerte. Ten en cuenta que no puedes morir en este lugar y que la fanfarronería los puede inspirar a volverse una masa de odio y celos, queriendo arrancarte grandes pedazos de tu carne hasta que sus celos y su sed de sangre se hayan apaciguado.

Si, aun en contra de todo, consigues 5 monedas de oro y pasas la puerta sin problemas con los otros jugadores, te hallarás en un elevador. Te llevará a una oficina aún más opulenta que el casino. Tras un escritorio al final de la habitación estará una figura esquelética, vestida en el traje más fino que hayas visto. Aproxímate al escritorio y párate frente a él, preguntando sólo una cosa: “¿Vas a tirar?”. Asentirá y sacará un par de dados de su abrigo. Di que caerá, par o non. Si pierdes, el esqueleto sonreirá y tomarás su lugar, esperando miles de años por el siguiente Buscador suertudo que pueda llegar a tu nueva morada. Si ganas, lanzará un gemido que deshará la magia que mantiene el lugar unido. La Muerte por fin entrará al casino a concederles a los jugadores el descanso que tanto se les había negado. Mientras el casino se desintegra, mantente totalmente quieto. Con suerte, no serás arrastrado con él; si así fuera, no hay entidad en este mundo que pueda decir que será de ti. Si no eres llevado, volverás al aula. Estará igual que cuando partiste, excepto por un montón de polvo y ropa rasgada a tus pies. En ello encontrarás un par de dados. En cuanto los toques, la puerta se abrirá.

Ese par de dados son el Objeto 75 de 538, la Oportunidad. En cada tiro, se llevan otra vida. ¿La tuya será la próxima que reclamen?

The Holders

Oscaryscv

Un chico que aspira a lo máximo, pero al cual a veces le cuesta demostrar de lo que es capaz. Amigable pero tímido, también caritativo, noble y diferente (según las descripciones de otras personas). De diferentes pasiones: los libros, los videojuegos, la música, las computadoras, los idiomas y el estudio; buscando combinar en cada aspecto de la vida todo o lo más posible. Lleva ya un tiempo metido en los ámbitos del fansub y del fandub.

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3 comentarios

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