The Holders (16-20)

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The Holders (Los Portadores) son una sucesión de creepypastas de rituales con 528 publicaciones principales más contenido adicional, pero puedes comenzar a leer desde cualquier parte, pues no mantienen continuidad entre sí; son capítulos individuales con formato similar.

Los Portadores (16-20)


En cualquier ciudad, en cualquier país, hay una institución de salud mental o centro de rehabilitación donde puedes tratar de conseguir un Objeto. Había 2538 de estos Objetos, pero dos mil se perdieron.

Los 538 restantes nunca deben estar juntos. Jamás.

Estas historias han sido recogidas de varias fuentes, muchas de las cuales son cuestionables, pero todas tienen un aspecto en común: cuentan la historia de una serie de Objetos, los cuales, de ser reunidos, traerán horribles consecuencias, detalles que conducen a muchos a la locura.

La veracidad de las historias siempre está en duda; así se quería que fuese. La especulación circula desenfrenada. Nadie sabe realmente si los Objetos son genuinos o si hay un número fijo de Objetos que existen en el mundo y que anhelan reunirse con los suyos. Parte de lo que hace a las historias de Los Portadores tan incitante es la posibilidad de que cualquier persona pueda ir a una institución de ayuda especial y someterse a una prueba de vigor para conseguir un Objeto.

Los Objetos, aunque poderosos y temibles, carecen de la habilidad para agruparse por voluntad propia, y se ven obligados a convocar la ayuda de ciertos individuos. Estas personas se convierten en Buscadores, con historias tan perturbadoras y detestables como los mismos Objetos. Los Buscadores han emprendido su viaje por tres razones principales: buscar Poder, buscar Reunión o buscar Separación. Sus metas son conocidas por convertirlos en villanos y monstruos, y solo podemos esperar que aquellos de corazón justo prevalezcan sobre estos seres.

Quizá haya una buena razón para que llegases a este sitio, estimado lector. Los Objetos han de estar llamando.

¿Responderás?

 

El Portador del Futuro


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador del Futuro». No lo sigas si el empleado te ofrece mostrarte el camino; él no es el verdadero guía. El verdadero guía se te acercará en silencio y te dará un pedazo de papel en el que el camino estará dibujado en líneas de sangre y fuego. Ve hacia delante, concentrándote en la escritura. Si tu concentración no titubea, pasarás por un escritorio y un hombre para encontrarte con un pasillo largo y desocupado. Puede que parezca opulento, lleno de color y promesas, pero ahora las paredes están manchadas y la alfombra negra y sucia.

En tanto avances por el pasillo, imágenes golpearán ventanas que no habías advertido. Puede parecer que, por el rabillo del ojo, veas amigos muertos desde hace mucho llamarte, o amores perdidos volviéndose jóvenes y ofreciéndose a ti una vez más. Voces que parecen dar la impresión de que las ventanas esconden segundas oportunidades, oportunidades para hacer las cosas bien. «Puedes escoger de nuevo», dirán ellos, pero no debes mirar más allá del papel en tus manos. Hacerlo es vislumbrar en su totalidad lo que te observa desde afuera.

Solo podrás despegar tu mirada del papel al llegar al final del corredor, e incluso entonces nunca debes mirar atrás. La puerta frente a ti lleva a un salón de baile que, al igual que el pasillo, ha caído de su elegante brillo a la inmundicia y el olvido. Ábrete paso entre la penumbra hasta que la puerta y toda oportunidad de escapar quede perdida tras de ti.

Camina con cuidado. El Portador te observa incluso ahora.

El camino adelante una vez delimitada el centro de la habitación, pero el centro no ha perdurado a través de los años, y ahora el camino es… diferente. Debes encontrar un punto en el que la poca luz restante desaparece, y ahí debes cerrar tus ojos y esperar, independientemente de lo que pueda pasar después. Si has complacido al Portador, oirás el ronroneo gentil de un gato, y sentirás su calor girando alrededor a tus pies.

Debes mantener tus ojos cerrados hasta que una voz te haya preguntado tres veces: «¿Qué harás con ellos?». Responder a la primera o segunda vez transformará los ronroneos en gruñidos y mientras el tacto de miles de garras afiladas invadirá tu garganta. Solo después de la tercera podrás abrir tus ojos.

En frente de ti estará una mujer acostada en una cama. Como los cuartos que precedieron su recámara, hace mucho tiempo ella pudo haber sido gloriosamente bella, y aunque yace desnuda en la cama es nauseabundamente gorda, su piel estará marcada con llagas, carne muerta y brotes sifilíticos. Habrán cientos de gatos a su alrededor. Eventualmente uno de ellos se postrará expectante a tus pies. Háblale solo a este, diciéndole: «Hare lo que deba».

Él te enseñará el lenguaje de los gatos, y una vez que lo hayas aprendido, los demás te contarán un secreto que nunca debió llegar a oídos humanos. No debes revelarlo hasta que no tengas nada más que te ancle al mundo: los gatos son criaturas celosas y gozan del dolor de aquellos que traicionaron su confianza.

Su secreto es el Objeto 16 de 538. No diré nada más de ello.

 

El Portador del Presente


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador del Presente». El empleado te mirará vagamente; tendrás que preguntar de nuevo. Una vez que comprenda tu pedido, te llevará por una puerta a un pasillo que parece una extensión del Infierno mismo.

En este pasillo no encontrarás nada más que oscuridad y el sentimiento de un terror inimaginable. Si llegas a oír un chillido venir de tu derecha, corre hacia la puerta por la que viniste o serás devorado por demonios que gritan en lenguas incomprensibles, con bocas llenas de venenos mortales.

Si no oyes un chillido, solo sigue al trabajador hasta que abra la puerta en el otro extremo del pasillo. Ahora te dirá que entres, y se irá.

En este cuarto solo encontrarás dos cosas: una niña desnuda cuya mano izquierda es un muñón lacerado —aparentemente rasgado con la marca de una mordida fuera de este mundo— y la cerradura que ella cuida. Debes mirar la cerradura y no quitar tus ojos de ella. No puedes decir nada, excepto hacerle una pregunta: ¿Por qué están unidos?

Ahora, enfoca tu mirada en la cara de la niña. Ella te mirará y te relatará la historia más repugnante del presente, de cómo ha llegado a ser a como es, de cómo es ahora y de cómo será eventualmente. La niña se moverá lentamente hacia ti; no reacciones y quédate quieto hasta que esté a un paso de ti. Pondrá en tu hombro una pieza en estado putrefacto que alguna vez fue su mano. Te susurrará en el oído: «La hora ha llegado, y ahora debes morir». No hagas nada ante esta declaración, solo sigue mirándola a los ojos y sentirás algo siendo presionado en tu mano.

El llavero es el Objeto 17 de 538. Solo las llaves que fueron hechas para el llavero podrán ser adicionadas; las demás serán repelidas.

 

El Portador de la Pasión


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Pasión». El empleado se sonrojará y soñará despierto. Tendrás que preguntar dos veces más hasta que finalmente se incline y haga gestos para que lo sigas.

Te llevará a un pasillo. Oirás un motor de diésel amortiguado, pero, por el momento, eso no importa. En vez de eso, presta atención a cualquier otro susurro en tu oído. Si se llegase a detener, es vital que tapes tus orejas, porque una criatura horrible emergerá del suelo y después de un corto tiempo se irá por el techo.

Si oyes susurros en lenguajes desconocidos hasta que el guardia y tú lleguen a una puerta hecha de piedra, estarás a salvo. Ahora, escucha el motor. Si sigue andando, procede y abre la puerta. Ni trates de imaginar qué pasa cuando el motor se detiene; nadie ha podido decir qué pasa entonces.

Ahora, si la puerta ha sido abierta, el empleado te dejará solo. Entra por la puerta y camina derecho adelante hasta que se cierre. Di las palabras: «Discúlpame, me gustaría aprender de ti». Si no pasa nada por algunos minutos, puedes seguir caminando hasta que llegues a un corazón del tamaño de tu cabeza. No lo toques, en vez de eso, gírate. Verás o a la más hermosa mujer, o la criatura más horrible que tus ojos hayan presenciado; lo último aparecerá si has tocado el corazón.

Si ves a la mujer, mírala a los ojos y solo a los ojos, incluso si está desvestida. Podrás hacerle una pregunta: «¿Están vivos?». De pronto la mujer gemirá sonoramente y se tirará al suelo, tocándose a sí misma. Debes cerrar tus ojos y tapar tus oídos; sus gemidos destruirán tu mente y cuerpo lentamente si los oyes con claridad.

Después de un tiempo sentirás que alguien toca tu hombro derecho. Ahora puedes abrir tus ojos y bajar tus manos. No te gires a ver quién te tocó; en su lugar, mira donde estaba la mujer. Ahora no habrá nadie, solo estarán sus cenizas. Busca entre las cenizas su útero. Tómalo y cierra tus ojos. Ábrelos de nuevo después de sentir que algo helado toca tu cabeza. Estarás de vuelta en la institución, detrás del guardia que te guio hasta la puerta de piedra.

El útero es el Objeto 18 de 538. Tiene un hijo que dar a luz.

 

El Portador de la Inocencia


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide sin vacilar reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Inocencia». El empleado no dirá nada, pero una lágrima caerá de su ojo.

Pasará a guiarte por un pasillo olvidado en un ala abandonada del subterráneo de la institución. No entrará al pasillo contigo, pero te mirará a los ojos con un deje de esperanza, su expresión en sí parecerá orar por tu salvación. Si entras al pasillo no verás mucho, salvo suciedad, fragmentos rotos de lo que una vez fueron estatuas talladas hermosas. Después de un rato, oirás un gimoteo suave del otro lado.

Al girar la cerradura sencilla de la puerta de madera situada en el extremo opuesto, una luz cálida y acogedora caerá en tu rostro. Te encontrarás en un dormitorio con una niña de ocho años y medio. La chica va a estar sentada con las piernas cruzadas en el suelo a los pies de la cama, su única prenda será un vestido de noche abierto, dejando al descubierto la totalidad de su cuerpo puro. Ella es la fuente de los tortuosos gimoteos, y nada de lo que puedas decir consolará su torrente de lamentos sofocados.

Solo callará si le preguntas: «¿Qué pasó cuando se creó por primera vez?», para luego subir su mirada hacia tu rostro. Su belleza te dejará sin aliento, y si aún eres capaz de aunar algún pensamiento, solo será el darte cuenta de que en ella puede ver todo lo que amas en este mundo. De pronto, verás que la niña estará sangrando de sus regiones inferiores y un falo grotesco emergerá del pequeño orificio entre sus piernas. El objeto palpitará en señal de vida, y te descubrirás está hipnotizándote. No le quites la mirada, no querrás desafiar su paciencia.

Pronto, el cuarto desaparecerá frente a tus ojos y estarás parado en la versión más serena de un claro que hayas visto, y toda la fauna de la naturaleza se regocijará a tu alrededor, sin miedo de nada, ni de la muerte. Al poco tiempo una sombra caerá en el prado, y verás que el bosque comienza a arder en un pilar de flamas. Oirás gritos y gruñidos, pero lo que te hará palidecer más que nada serán los chillidos calmados, los lamentos ahogados de todos los inocentes del mundo que ha terminado. Casi nadie puede soportar esas súplicas casi silentes y mantener la más pequeña esperanza sobre el futuro.

La ilusión se esfumará y te encontraras de vuelta en el cuarto. Encontrarás a la niña tirada en el suelo; su rostro mostrará una mezcla de agonía y horror, su ya podrido cuerpo alimentará al falo alargado dándole un brillo siniestro.

Ese es el Objeto 19 de 538. Si lo tocas será tuyo, pero si lo dejas controlarte entonces usará tu cuerpo para buscar y unir todas las piezas, sin importar lo que cueste.

 

El  Portador del Engaño


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador del Engaño». El empleado te mirará con una expresión de asombro en su cara. Entonces, con una velocidad sobrehumana, te atacará con su bastón.

Cuando tu conciencia regrese estarás en un patio en una noche estrellada. Habrá una gran escalera de piedra que parece subir al mismísimo Cielo. Después de algunas horas, llegarás a un grandioso anfiteatro de mármol pintoresco con el estilo de la Antigua Grecia. Baja al fondo del anfiteatro. Un viejo con ropas claras te estará esperando en una tarima en el centro. Este historiador estará disertando como si hubiera una gran muchedumbre; sin embargo, no debes prestarle atención, pues nada de lo que habla es cierto. Si eres cautivado por su habla carismática, tu mente será subyugada por su engaño y te convertirás en su esclavo. Solo reaccionará a una pregunta: «¿Cuál es la única verdad de la que pueden hablar?».

El hombre bajará su mirada hacia ti y te mirará con gran tristeza. Te impartirá una historia que sacudirá los fundamentos de tu alma con enorme pena, pero te permitirá saber una gran verdad: el número en sí no es lo que parece. Entonces te señalará una salida del anfiteatro y continuará con su lectura. Gírate rápidamente, y ahora podrás ver a una legión de demonios sentados en los asientos del anfiteatro. Camina a la salida lo más rápido posible. Ahí habrá un gran grimorio al lado de la puerta. Tómalo y sal por la puerta. Te encontrarás de vuelta en la calle detrás de la institución.

El grimorio que tomaste, cuyas páginas están cerradas y bloqueadas con un gran candado de acero, es el Objeto 20 de 538. Si deseas ver más allá del engaño y reunirlos, debes encontrar la llave (Objeto 26).

Internet. Corrección por Creepypastas.com
http://theholders.org/

andres

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26 comentarios

La traducción que encontraste en serio que es muy mala -creo que es la misma que me mandó un usuario a mí, son más de 100-. Corregí la del anterior y una parte de éste, pero me aburrí y me dormí. Para que veas que es cierto que es mala, en el primer capítulo de este lote, el «salón de baile» era antes un supuesto baño inundado. ¿Quién confunde un salón de baile con un baño D:? Y tenía otro montón de frases sin sentido |: -fue el único que corregí antes de parar-.

Otro ejemplo que está en todos los capítulos, es que el «centro de rehabilitación» del inicio, lo ponen como una «casa a la mitad del camino», que, aunque existen las casas a medio camino -de la carretera, o no sé-, no tiene nada que ver con lo que se refiere en realidad.

Aporta a la traducción en las otras que no has mandado -corrigiendo frases sin sentido, por ejemplo-. Porque no hay nada peor que una mala traducción para joder el atractivo de un relato.

http://theholders.org/?Special:Series_List

Wow mira, cuando se juntan todos los elementos, se abrira un portal y de ese portal saldran los seres mas horrendos del mundo, como la caja de pandora, para aquel curioso que se atreva a revelar los secretos.
y si es asi, seguramente vas a ser un paciente mas de todos los centros de rehabilitacion o salud mental de los que haz entrado para obtener los Objetos. 🙂

Es una historia entretenida y parece muy bien contada. Quizás falta el elemento «impactante», no sé, de repente se pierde tanto en el surrealismo, y en la descripción de todos esos sub-mundos que deja de ser un Creepypasta y pasa a ser una saga de fantasía.

De todas formas, quizás deba seguir leyendo, porque según veo hay más «Holders».

3/5

Mira, ahi que resolverlo porque es un acertijo,
al final del capitulo dice algo sobre que hay que tocar para quedartelo
tu tienes que tocar el cuerpo de la niña para que se convierta en un objeto
explicacion: porque los niños son simbolos de inocensia, y ella se dejara creyendo que es un juego
yo lo entendi asi, saludos 🙂

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