No se que hago aquí, al parecer estoy en una habitación. No hay luz, ventana, puerta o algo en el que yo pudiera haber entrado. Siento pánico. El aire se está volviendo denso, me es difícil respirar como normalmente lo hago. Se oye un golpe en seco. Me siento como una presa estando a punto de ser atacada. Volteo a todos lados pero no logro ver nada, no puedo distinguir sombras. Me levanto. Algo se cruza en mi camino haciéndome caer en un charco, al parecer, un charco de agua. Noto que esa «agua» es viscosa. No es agua. Es sangre. Siento un líquido escurrir por mi pierna. Y noto que es mi sangre la que estaba en el charco. No logro recordar nada. De hecho no recuerdo mi nombre. Los pensamientos vienen a mi como una ráfaga de luz. Ahora lo entiendo todo. Estoy condenado a revivir mi suicidio para siempre.