El oscuro secreto del Reichstag

2 de Mayo de 1945, Berlín, Alemania

Me llamo Vladimir Petrov, soy francotirador del 10º ejército de la armada roja de nuestro querido y amado Stallin y por fin tomamos el Reichstag, el centro de poder del Reich fascista.

Estamos todos eufóricos por a ver aplastado a nuestros enemigos como cucarachas tras años de masacre por toda Europa y por nuestra madre patria. Nuestras sonrisas y sentimientos de victoria se ausentaron de manera accidental por un hecho que ocurrió sobre mi persona.

Estábamos yo y mis camaradas en uno de los pasillos que conducían hacia la cúpula del Reichstag dirigiéndonos hacia la salida para celebrarlo tomando unos cuántos tragos de vodka. Vimos pasar a nuestro lado un fotógrafo que seguro que hará una foto histórica sobre nuestra victoria sobre estos insectos.

En uno de los estrechos pasillos que había a los lados vi una sombra, esa sombra parecía más bien un oficial nazi, vi y sentía como me miraba con unos ojos fríos, como si no tuviera alma alguna. Vi como aquella figura dibujo una sonrisa, se dio la vuelta y desapareció entre las sombras, al ver esto decidí ir a por él, pero antes les dije a mis camaradas y que iba a hacer una cosa mientras que ellos se fueran a celebrarlo. Ellos se fueron mientras que yo corría por aquel oscuro pasillo hasta que descubrí que era un pasillo sin salida, lo más curioso es que no había ninguna puerta a ambos lados. Me quede quieto ante la pared unos cuantos segundos, me lleve la mano a la frente y pensé -“Debe de ser alucinaciones mías. Será mejor de que me vaya a descansar”.

Cuándo me iba vi algo que me llamo la atención en aquella pared, había un agujero dónde al otro lado había luz y creo que unas escaleras  de caracol que conducían para abajo, entonces empezó a buscar y tocar por todas partes de la pared para ver si encontrara la manera de entrar en aquel pasadizo secreto.

Cuándo lo iba a dejar, vi otra cosa que me llamo la atención y eso…no estaba antes. En la pared había una frase escrita de color rojo escarlata, no sé lo que ponía pues me parecía que era de otro país, leí lo que ponía –“Secrum diabulum andtragar rechardus”.  Al leer esto mágicamente y con un sigilo sepulcral la pared se abrió ante mí asombro.

Baje con cuidado las escaleras para evitar hacer mucho ruido y así no alertar a quien estoy persiguiendo.  Tarde mucho hasta llegar al final de las escaleras, ante mí había una puerta negra bien grande, me imponía el tamaño de aquella puerta. Sin pensármelo dos veces puso mi mano sobre el cerrojo y abrí la puerta con cuidado, me asome un poco y lo que vi era como una especie de sala de ocio, con barra y una bola del mundo enorme.

Entre, investigue un poco y observe que al lado de la barra había otra puerta, esta era de tamaño normal, entre y recorrí otro largo, oscuro y estrecho pasillo. Al otro lado me lleve una sorpresa, termine en un despacho bien grande con 4 archivadores, algunos abiertos y un montón de libros sobre mitos y ocultismo, pensé que era el despacho secreto de Hitler. Volví a investigar un poco lo que encontraba en los archivadores eran documentos relacionados con anteriores, presentes y futuros proyectos que seguro que no iban a ser buenos para la humanidad, después ojee unos cuántos libros y todos relacionados con mitos de seres fantásticos de tiempos antiguos y reliquias famosas como la legendaria Lanza de Longinos o lanza del destino, El martillo de Thor y entre otras reliquias famosas más. Avance un poco y me encontré con el oficial que estaba buscando, estaba sacando un documento que estaba guardado en el cajón dónde supuestamente Hitler leía ahí sus libros.

Todo se puso tenso, el aire, el ambiente, todo. Un horrible escalofrío recorrió mi espalda, ese hombre, aquel hombre no era normal, sentía algo maligno en él. Aquel hombre o ser me mostró aquel documento, bueno más bien era como una especie de papiro que estaba escrito en un idioma extraño y vi que estaba firmado por el mismísimo Hitler y al lado había un par de gotas de sangre. La luz de las velas perdió intensidad.

En un abrir y cerrar de ojos aquel sujeto se apareció ante mí y me dijo con la voz muy ronca.

-¿Crees en el diablo?

Asustado no le respondí, entonces puso el papiro ante mis ojos y observe que al lado de las dos gotas de sangre apareció un símbolo con un número, y ese número era: 666. Era un pacto con el diablo. Al ver  aquel número me quede horrorizado,  le mire al rostro y de espanto vi el rostro del mismísimo diablo.

Me quede pálido, inmóvil, como si me hubieran congelado. El diablo quemo el documento y entre carcajadas despareció de la nada y me dijo que nos volveríamos a ver pronto. Como si no tuviera alma, ni sentimientos, ni corazón me volví y cuándo regrese al punto de partida que me llevo hacia mi perdición y hacia mí absoluta y extrema locura, grite como nunca en mi vida, como si fuera un condenado en el infierno. Varios de los soldados que me oyeron se me echaron encima y yo aún seguía gritando.

Una semana después.

Cuándo me desperté estaba en una habitación blanca y con solo una cama, me puse de pie y descubrí que tenía puesto una camisa de fuerza.

-¿Qué hago yo aquí? ¿Por qué demonios estoy aquí? -grite por la puerta.

-Porque estás muy loco -me respondió uno de los trabajadores-. Además también eres muy peligroso, cuándo te trajeron aquí gritabas y decías que habías visto al mismísimo diablo y que Hitler hizo un pacto con él para obtener el poder que deseaba, y eso no es todo le arrancaste la oreja a uno de los soldados de un mordisco y a otro le mordiste el cuello y murió desangrado.

Cuándo me comento todo esto volví a recordar el rostro del mal ante mis propios ojos, empecé a llorar e inmediatamente un doctor entro acompañado y me tranquilizo, yo gritaba:

-¡QUIERO MORIIIIIIIIIR!

Hable con el doctor y ordeno que trajeran un papel y un lápiz pues yo quería que todo el mundo conociera mi historia. Espero que él quien lea esto sepa que no estamos solos, tanto el diablo como dios existen y tienen planes para nosotros.

No se si aguantaré otra noche más así, e pensado en quitarme la vida varias veces, pero si lo hago, mi alma iría directamente el infierno, y ya he vivido bastante en este infierno como para estar en el otro por toda la eternidad. En la siguiente visita que me hizo mi doctor el dije suplicante que me matasen por que ya no aguantaba más y que llamasen a un sacerdote para que me purifice por mis pecados que he cometido a lo largo de mi desdicha vida, después de suplicarse lo tanto por las buenas como en las malas, al final me escucharon y por fin puedo descansar en paz. Ahora mismo me inyectarán una inyección letal y…adiós a este infierno

Proviene de mi propia imaginación

AdrianCM

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