Demonios, ya son 60 años. 60 años de vida, hombre. Y me siento igual. Es decir… no me siento muy diferente, no de ayer, pero sí de hace 15 años. Soy más lento, pero casi nadie es capaz de tomarme el pelo, ya son muchos caminos recorridos y muchas millas vividas. Los recuerdos de más 50 años siguen vivos en mi cabeza y con ellos las cicatrices en mi alma.
Hoy no será un día diferente a los demás, con excepción de la fiesta que me darán “sorpresivamente” mis hijos y mis nietos. Ya nadie puede engañarme a esta edad, sus constantes cuchicheos, sus cambios de plática cuando voy llegando, sus silencios incómodos. Parece que será algo grande, y no es para menos, son 60 años de su querido viejo.
Y me lo merezco, es decir, he trabajado mucho para llegar hasta donde estoy y mantenerme vivo todo este tiempo ha sido un logro verdadero, así que me relajaré y disfrutaré de los mimos y los apapachos.
Sigue siendo un día normal. Aunque nadie me ha felicitado por mi cumpleaños, seguramente lo harán más tarde. Todos se me quedan mirando pero nadie me dice nada. Como si no estuviera presente. Bueno, hoy sobre todo lo harán para que no sospeche nada sobre la fiesta la cual tendrá que ser en la noche.
–Sí, tu abuelo murió esta mañana, al parecer su corazón se detuvo simplemente.
–Pero cómo es posible? Doctor, Si él estaba bien anoche…
–Entiendo, pero a veces estas cosas pasan. Aunque podríamos hacerle la autopsia para saber exactamente las causas
–Vale, que se la hagan, no puedo quedarme con la duda, tengo qué saber por qué murió.
¿De qué demonios hablan?, ¡estoy vivo! ¿No lo ven?
–Veamos, paciente caucásico, masculino, edad, 60 años recién cumplidos, causa de muerte desconocida, se solicitó autopsia por parte de los familiares. Procedo a realizar el examen. Inicio con el escalpelo
¿Qué haces?, ¡no!, ¡NO! Estoy vivo no me cortes!, ¡¡Noooo!!
¡Carajo! Todo fue una maldita pesadilla… no debí tomar esa siesta después de comer.
Bueno ahora mejor me ducho, me pongo mis galas y a esperar mi merecida fiesta.
Todos se decepcionarán un poco cuando vean que voy muy presentable, sabrán que no es una sorpresa para mí lo de la fiesta. Y es que nadie puede tomarme el pelo a esta edad. Y con todo lo que he vivido… todo lo que he sido… y lo que soy… bueno, ahora miraré el televisor mientras ellos se preparan, haré las cosas más fáciles, no saldré de mi alcoba. Y así tendrán tiempo de prepararlo todo.
Si, puedo escuchar los murmullos ahí abajo, en el salón, gente que viene y va, seguramente acondicionando todo, moviendo los muebles, haciendo espacio para la mesa. Tal vez ya vayan llegando algunos invitados, no serán muchos, ya varios de mis viejos amigos han muerto, sólo me quedan varios conocidos y uno que otro que realmente me aprecian. Y cómo no han de apreciarme. He ayudado a muchos, aunque a otros, bueno, hubo que quitarlos de en medio.
¿Cuántos habrán sido? No puedo recordarlo, y no es por la edad, tonterías, realmente nunca llevé la cuenta. Bueno, sé que casi todos lo hacen, pero yo no, ¿habrán sido, 150 o 170? En este negocio lo único que importa son tres cosas: Mantenerse vivo, la familia y el dinero. Y por eso es que me merezco esta fiesta. He logrado todo.
Ya no queda gente como yo, no a esta edad, no después de todo lo que he hecho, soy y seré el mejor en esta ciudad. Y nadie puede tomarme el pelo. Así que viviré otros tantos años más y cuando yo lo decida me iré de este mundo.
Mi legado permanecerá en mis hijos y nietos, todos bien adoctrinados, manteniendo el control de los “negocios”. Siempre fieles a mi lado, y respetándome. Saben muy bien que de no hacerlo puede irles muy mal, porque ante todo, yo soy el más importante. Y bueno, sacrificar a unos cuantos hijos por seguirme la contraria no es nada, para eso tengo más hijos, que me seguirían hasta el mismo infierno si se los ordeno.
SI, realmente merezco esta fiesta, han sido años muy duros… ¿dónde dejé el álbum de fotografías? Ah sí, en aquella gaveta. Vaya, 60 años y me he vuelto un viejo melancólico. Todas estas fotos, recuerdos de mi familia de mis viejos amigos…
Y mis hijos, este se llamaba Julián, tenía mucho potencial, era muy inteligente, recuerdo cómo lloró su madre cuando se lo arrebaté, pero ella no lo merecía, era una prostituta y viciosa. Lo mejor fue quitarla de en medio y Julián pudo disfrutar de la buena vida a mi lado. Hasta que averiguó la verdad de lo que le pasó a su madre y me reclamó. Él fue el primero que tuvo que irse. No me puedo permitir ni un asomo de debilidad. Este negocio es así, además, ya habían nacido sus hermanos, así que él no era tan indispensable. Pero Julián era valiente. No flaqueó nunca, ni siquiera cuando perdió los miembros, arrancados uno a uno, dedo por dedo, nunca suplicó por una muerte rápida, desde ese momento admiré su capacidad de resistir, me maldijo una y otra vez, y eso me mostró que su temple era de acero. Es una verdadera pena lo sucedido, era un buen muchacho.
Los demás que quisieron contradecirme no resistieron tanto y por eso sus madres también tuvieron que irse con ellos. No conviene mantener enemigos, ni siquiera mujeres, pueden ser muy peligrosas.
Y mis hijas, todas hermosas, y contribuyendo a mantener mi “empresa” a salvo. A algunas las cambié por favores y alianzas, y otras están atrayendo más y más clientes a mis casinos.
Sólo una me ha desafiado, Mónica. ¡Maldita perra! Pero ya tuvo su merecido, la envié directamente a la cárcel de hombres. Allá murió destrozada por dentro, me reportaron que fue violada más de 100 veces.
Pero en fin, basta de recuerdos y de sentimentalismos, guardaré este viejo álbum porque ya se acercan a avisarme.
–Hola, abuelo, ¿cómo estás?, casi no te hemos visto el día de hoy, ¿te sientes bien?
–Jorge, hola, sí, estoy bien, nieto, ya estoy listo para bajar.
–¿Lo sabías abuelo? Caray, queríamos que fuese una sorpresa.
–No te aflijas, Jorgito, a mi edad, nadie puede tomarme el pelo.
–Bajemos entonces, abuelo, pero por lo menos finge algo de sorpresa.
–Claro, no te preocupes.
–¡¡Sorpresaa!!
–¡¿Pero qué mierda esto?!
— ¡Ahora, sujétenlo!
–¡Libérenme, malnacidos hijos de perra! ¿Qué demonios están haciendo?
–Venimos a devolverte algo de lo que nos has hecho, padre
–¿Pero qué demonios?, ¡es… es imposible! ¡Julián!, ¿cómo puedes estar vivo? ¡Yo te vi morir, te arranqué los miembros!
–Soy más fuerte de lo que pensabas, padre.
–¡Ja ja ja! ¡Mírate, eres un muñón de hombre! ¿Cómo crees que podrás matarme? ¡Ja ja ja! ¡Pero si tienes “patas”! ¿acaso crees que me asustas con esas… cosas que te salen de tus miembros amputados? No me hagas reír, pareces una patata empalada por mondadientes.
–Mira más de cerca, padre, estás a punto de comprobar que soy más que una patata empalada. No son mondadientes son espadas. Dos por brazos y dos por piernas.
— Pero qué diablos, ¿puedes moverte con esas cosas? No te me acerques hijo de perra, quita esas espadas
–Pero padre, sólo quiero darte un abrazo. Uno muy fuerte
–¡No, aléjate de mí, demonios! ¡pareces una araña de cuatro patas, me dan asco las arañas!
–Pero, padre, yo sólo quiero abrazarte
–¡Noo,nooo, AAAGGHH! ¡¡Me has cortado los brazos, maldito hijo de perraaaa!!
–Detengan la hemorragia, no queremos que nuestro padre se pierda lo mejor de su fiesta.
–Bienvenida, Mónica, pensé que no llegarías.
–Es imposible que me pierda este acontecimiento, hermano.
–¡Tú también estás viva, maldita zorra! Me alegra verte así, desfigurada. ¡Ja ja ja! Déjame adivinar: la violación tumultuaria te dislocó permanentemente la quijada y por eso usas esos aparatos tan horribles, metales retorcidos enclavados en tu carne y tu hueso, ¡ja ja ja! Y mírate, de la cintura para abajo, no eres más que una lisiada, y veo que te implantaron un «desagüe» en el trasero, no eres más que una cañería humana.
–A mí también me alegra verte, padre, a pesar de no tener ambos brazos eres capaz de seguir siendo hiriente en tus comentarios.
–Son ustedes un par de engendros del infierno, merecían lo que les pasó y lo que les pasará. ¡Me liberaré, ya lo verán malditos! Y ustedes, traidores, ¡pagarán caro lo que están haciendo!
— No digas tonterías, padre, sabes muy bien que tu hora ha llegado. Has permanecido demasiado tiempo en este negocio, demasiado tiempo.
–Julián tiene razón, es hora de tu retiro, querido padre. Serás testigo de un nuevo reinado. El hampa necesita sangre nueva, y nosotros somos los portadores.
–Están locos, nadie les temerá como a mí, véanse, son unos monstruos horripilantes que dan más pena que miedo.
–Padre, olvidas que llevamos tus genes, y somos tan parecidos a tí que finalmente nos aceptarán. Además no cometeremos el mismo error que tú: dar por muertos a sus enemigos.
–Es como dice Julián, padre, mostraremos a todos cómo acabamos contigo, el invencible. Eso nos hará populares.
–Cualquiera que tenga un poco de sentido común los matará, idiotas, son prácticamente unos discapacitados. Están solos contra los demás.
–Te equivocas de nuevo, querido padre, tenemos de nuestra parte a muchas de tus víctimas, y son como nosotros. Realmente has sido muy iluso al pensar que todos murieron por tu mano. No, sobrevivimos los más fuertes y somos nosotros quienes dirigiremos todas las operaciones de ahora en adelante.
–Pasen, todos, mi padre tiene qué verlos.
–¡¿Pero qué es esto?! ¡Un verdadero ejército de engendros!, están todos mutilados y deformes, ¿en verdad creen que podrán igualar mi grandeza, infelices?
–No, padre, la superaremos. Desde que nos mutilaste, nuestro espíritu se volvió más fuerte, hemos superado barreras que sólo en tu más alocada imaginación podrías concebir. En cambio tú, te has quedado estancado. Te has ido anquilosando con los años, eres una basura que se va pudriendo y va perdiéndose en el olvido. Nosotros hemos resurgido de la muerte y somos superiores.
–Querido hermano, démosle a nuestro padre, el agasajo que se merece.
–¡Mátenme idiotas, me importa una mierda! ¡Es mejor morir que ver sus ridículos y patéticos cuerpos!
–Padre, nadie ha hablado de matarte. Al contrario, vivirás exactamente como nosotros, y verás exactamente nuestro punto de vista. Ya no tienes brazos ahora, será cuestión de mantenerte con vida luego de que la violación tumultuaria termine. Necesitarás tus piernas para sostener la prótesis de evacuación. Serás como nosotros, padre, incluso físicamente. ¿Cómo nos llamaste? Ah, sí, una “patata” empalada y una “cañería humana”.
–Están enfermos, ¡los maldigo, los maldigo para la eternidad! ¿¡Quiénes son estos!? ¡No, déjenme, quítenme las manos de encima! ¡NOOO! ¡¡AARRGGH!!
–Antes de que continúen, remuévanle los párpados, no quiero que pierda detalle de su obsequio de cumpleaños.
–Bien dicho, hermana, bien dicho.
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