El edificio de enfrente

Otro tranquilo día de vacaciones de verano. Aún falta un mes para que terminen los días de descanso y pienso disfrutarlos al máximo en mi habitación, al menos, hasta que mis amigos y mis padres vuelvan de vacaciones. Reviso correos electrónicos, miro páginas de entretenimiento y por sobre todo esas páginas de mujeres en bikinis; sin embargo, algo no cuadraba en esa atmósfera de diversión. Mi habitación da al edificio de enfrente.

No soy de las personas que creen en lo místico y/o mitológico, es más, afirmaría ser ateo; pero, algo extraño capta mi atención en aquel edifico, para ser más explícitos, una de sus ventanas. Para empezar, el color blanco de las lámparas de bajo consumo siempre dieron un aspecto lúgubre y fome al interior de sus habitaciones. Pero lo curioso es que en tan solo una de sus ventanas se puede observar movimiento, y para ser más pesimista, es la ventana que da directamente con la de mi habitación.

Lo que ocurre dentro de dicha habitación no es de fácil deducción, solo puedo ver sombras humanas llendo y viniendo de un lado a otro; pero, un día… mientras jugaba juegos en mi computador, giré la cabeza sin ninguna intención de querer ver algo paranormal, pero ví algo que jamás olvidaré… La figura sombría era más nítida y llevaba una máscara algo maltrecha y a simple vista barata, a la altura de su cintura se encontraba una camilla y a una mujer amarrada en ella. Dos horas… Dos horas de tortura sádica y cruel que no podré nunca sacar de mi cabeza.

La figura sombría sujetaba el cuerpo inerte de la mujer y lo rompió en la zona de las extremidades, quedando así la mujer dividida en cinco partes. Cada extremidad y cuerpo de la mujer lo ocultó debajo de la cómoda; tras terminar, aquella persona levanta su mirada y se engancha con la mía… Sentí que el corazón me explotaba, mis piernas comenzaron a temblar y mi respiración aumentaba con cada segundo que pasaba con la sombra mirándome. Bajé la persiana y engañar a mi mente de que nada de esto fue real.

Nada fue igual desde entonces, no salía de mi habitación. Pasé 1 día sin comer, mis manos temblaban a cada ruido, a cada sonido. Cuando logre recuperarme mentalmente, desperté de que mis padres ya tendrían que haber vuelto; encendí el computador y le envíe un correo electrónico a mi padre para recibir noticias de ellos, no hubo respuestas.

Al día siguiente decidí levantar la persiana de mi cuarto, como un acto de superación a mi repentino temor. La ventana del edificio de enfrente mostraba a lo lejos de la habitación dos cuerpos inertes colgados de un gancho cerca de un rincón. Náuseas e intensos vómitos me produjo la escena, aún no estaba listo para tal imagen. Como un acto de valentía levanté el teléfono y me decidí a llamar a la policía, pero antes llamaría a mis padres.

Un sonido familiar sonaba a lo lejos, oh si… Era el tono de timbre del celular de mi padre, pero lo terrorífico no era el sonido, sino el lugar del que provenía… El celular, los cuerpos colgados… La extraña impuntualidad de mis padres. Ya no me sentía seguro, caí en el piso en posición fetal sin importar los minúsculos raspones al impactar contra el suelo, por alguna razón escuché que forzaron la puerta de entrada, y de algo estaba seguro, no saldría vivo de aquí…

Creación propia

Federico