CELOS

Estando en el estudio nada parecía suceder, nada, no había dolor, no había odio, ni dudas. Voltee a ver a mi derecha y ahí te encontré, parada con tu esbelta figura a mi lado sonriendo como se había vuelto tu costumbre, era una sonrisa algo vacía pero no importaba, al menos sonreías.

-¿Lo recuerdas Chris?- escuche tu pregunta pero no me moví, seguí sentado en mi lugar – ¿Recuerdas los días en que éramos felices?-

Si, lo recordaba, cada instante, cada segundo a tu lado, fueron siempre mi mayor felicidad, no entendía a que venía tu pregunta si bien sabias la respuesta.

-¿Por qué lo preguntas?- fue mi seca contestación.

-¿Que fue lo que nos paso?- el cabello de tu flequillo cubrió tu mirada un instante como si quisieras evitar que las lagrimas salieran de tus ojos –Acaso… ¿ya no me amas?-

Estuve tentado a ir y acariciar tu rostro, mostrarte mis verdaderos sentimientos pero, no podía.

-No es eso… bien lo sabes-

-Entonces ¿qué es? ¿Por que ya no puede ser igual que antes?- esta vez me observaste directamente a los ojos, tu mirada demostraba frustración y desesperación a la vez.

-Entiende que… ya no es lo mismo, cambie, cambiaste, nuestros sentimientos cambiaron- explicaba con calma tratando de evitar lastimarte más de lo que lo había hecho.

-¡MIS SENTIMIENTOS NUNCA HAN CAMBIADO POR TI! ¡NUNCA!- me gritaste de pronto poniéndote frente a mí con desesperación mientras que mi mirada se desviaba hacia un lado -¡VOLTEA A VERME DESGRACIADO!- dijiste para voltear mi rostro sin lograrlo hasta que yo mismo decidí hacerlo.

-¿Yo?, ¿Yo soy el desgraciado?- pregunte con sarcasmo –¿quién fue la que decidió cambiar mi compañía por otros?-

-¿De qué estás hablando?, ¿De Tony?, ¿de Alex? ¡Ellos solo son amigos! ¡Solo eso!-

-Ahora así se le llaman ¿eh?, Amigos… pues sabes que, puedes quedarte con tus amigos porque yo no me quedare a verte regocijarte con ellos- exclame dándome la vuelta.

-¡Tú no puedes abandonarme! –grito tomándome por el brazo derecho a lo cual me zafe provocando que hiriera el brazo con sus uñas largas por la presión del agarre.

Me voltee y tomando su brazo izquierdo le hice lo mismo pero con más profundidad provocando una mueca de dolor en su rostro.

-Ah! pero que demo…- exclamo la chica castaña viendo como sangre comenzaba a salir de la herida – ¡Maldito loco!- me grito abalanzándose hacia mí, cerré los ojos esperando los golpes que sabría me daría pero que nunca llegaron.

-Señor Christopher- escuche a lo lejos mientras que me negaba a abrir los ojos temiendo ver a Elisa iracunda por quererla dejar.

-¡Señor Christopher!- el llamado se hizo más fuerte y claro pero aun me negaba a abrir mis ojos.

-¡SEÑOR CHIRSTOPHER!- De pronto el grito se intensifico a centímetros de mi rostro a la vez que era agitado frenéticamente provocando que abriera los ojos de golpe.

Frente a mí se encontraba una mujer vestida de blanco la cual me tomaba por las muñecas con fuerza, a su lado estaba un hombre vestido con una bata el cual parecía ser médico. Los observe a ambos con la respiración agitada y completamente confundido. ¿Quiénes eran ellos?

-¿Se encuentra bien, joven?- pregunto el doctor sin dejar de verme fijamente.

-¿Q… Quienes son ustedes?, ¿Dónde estoy?, ¡¿Donde está Elisa?- exclame comenzando a impacientarme.

El hombre observo a la joven que aun me sostenía de las muñecas quien a su vez le devolvió la mirada como si ambos analizaran la situación. Finalmente la muchacha fue liberando el agarre a lo que pude incorporarme lentamente sobre la cama en la que estaba.

-Joven… ¿recuerda quién es?- El hombre se acerco analizándome detenidamente.

-Claro que lo sé, me llamo Christopher, Christopher Saen- conteste un tanto irritado, me estaban tratando como si estuviera retardado o algo parecido.

Suspiro hondamente.

-Joven Christopher, soy el doctor Simon Rogers, está bajo mi cuidado, que es lo último que recuerda-

-¿Doctor?, pero yo no me siento mal y donde esta Elisa, mi esposa, quiero verla en estos momentos- comenzaba a sentirme atacado de cierta manera.

El doctor negó con la cabeza.

-¿Qué es lo último que recuerda?-

La pregunta me tomo un poco desprevenido, haciendo memoria recordé la discusión, la pelea, que quería abandonarla y que ella me rasguño al tratar de detenerme. Fue en ese momento que sentí una punzada en mi brazo izquierdo, al voltear a esa área descubrí las marcas de rasguños.

-Elisa estuvo aquí, ¿VERDAD? ¡Esa infeliz no tuvo cuidado y me rasguño! Pero ya verá cuando la vea- definitivamente la reñiría por su descuido.

-Señor Christopher… La joven Elisa Nell esta muerta- comenzó el doctor en un tono calmado provocando que lo viera con incredulidad- Falleció hace dos meses por una contusión en la cabeza-

Quede en estado de shock, no podía ser cierto, es decir, si hubiera fallecido hace dos meses no tendría las marcas frescas sangrantes en mi brazo, ¿no es así?

-Se equivoca doctor, ella me hizo esto, si estuviera muerta no podría haberme hecho una de sus niñerías al discutir como de costumbre- conteste en un tono burlesco.

-Esas heridas se las provoco usted mismo hace unos momentos mientras dormía- apunto a mi otra mano la cual al observarla tenia rastros de sangre fresca en mis uñas –Joven, está internado en el hospital psiquiátrico de la ciudad, yo soy su médico personal, Tengo doctorado en psicopatología, se me asigno su caso pues sufre de un tipo de Psicosis provocada por un suceso traumático-

Mi cabeza comenzaba a doler y mucho, observe nuevamente mis manos y mi herida, no, yo no podía haberme provocado aquello, fue Elisa, si, fue ella yo mismo la vi hacerlo yo mismo le hice una herida parecida, estaba molesta porque la pensaba dejar, voltee a ver al doctor directamente a los ojos quien no parecía estarse burlando, a mi alrededor el cuarto blanco confirmaba que estaba en un hospital o algo parecido, mi respiración comenzó a agitarse nuevamente.

-Elisa…. Elisa… ¿ELISA DONDE ESTAS?- grite sin creerme la patraña de que estaba muerta, me levante con la clara intención de ir a la puerta y salir de ese lugar de locos, ellos estaban muy equivocados, todos estaban equivocados, Elisa me esperaba en casa ansiosa e impaciente de verme con sus dulces ojos color miel.

Enseguida la enfermera me tomo del hombro por lo cual la avente a un lado con fuerza, en ese instante el doctor lo intento también y para cuando pude reaccionar ya tenía a dos guardias sosteniéndome con fuerza para someterme.

-SUELTENME DEJENME SALIR DE AQUÍ, ¡QUIERO VER A ELISA!- seguía gritando sin dejar de forcejear.

-Entiéndalo joven Christopher, ¡Elisa Nell falleció hace 2 meses! –Gritaba el médico tratando de evitar que pateara o golpeara a alguien más – ¡Ella falleció por su causa! ¡Usted fue quien le provoco la muerte!-

Me detuve de golpe, con los ojos muy abiertos, lo que había dicho el doctor simplemente era una locura, ¿y decían que yo era el que tenía una enfermedad mental? ¡Ellos eran los que estaban muy mal! Jamás me atrevería a dañar a mi adorada Elisa, ¡jamás!

Christopher, lo nuestro no está funcionando… – una voz en mi cabeza comenzaba a sonar.

Mientras que sentía como me ponían una camisa en los brazos mi mente comenzaba a alejarse a un momento que no me era familiar.

-¿De que estás hablando?- mi propia voz resonó en mi cabeza como un lejano eco.

-Me voy a ir, ¡tus celos me están asfixiando!-

De pronto me encontré en nuestra sala de estar, ella parada con una maleta en la mano viéndome con decisión.

-¿Mis celos te asfixian?- exclame sarcástico.

-Sí, ¡ya no me dejas salir ni a la esquina! Si Alex o Tony me hablan te pones histérico diciendo que solo me buscan para acostarse conmigo- dijo mientras ponía la maleta en el suelo.

-¡Es porque lo hacen! Son unos imbéciles que solo buscan algo de ti… Y no es precisamente tu amistad-

-¿Ves?, a eso me refiero, Christopher… no puedo seguir así, ya no puedo, al principio creí que solo eran cosas tuyas… pero esto está llegando a un grado que no se puede tolerar, lo siento pero no puedo, tenemos que separarnos por el bien de los dos- exclamo volviendo a tomar su maleta y dirigiéndose a la entrada.

-Oh no… ¡no lo harás, no te irás a revolcar con ninguno de tus amantes!- exclame sintiendo la rabia inundarme, no podía simplemente imaginarla en brazos de alguien más, no… no podía y no lo haría.

Me acerque y tomando una estatuilla de bronce en forma de gato que estaba en la mesa de centro la alce atrás de ella.

-¡TE HE DICHO QUE ESPERES!- grite al tiempo que con todas mis fuerzas le asestaba un golpe en la cabeza con el objeto en mis manos tratando de detenerla.

Elisa volteo a verme con una cara de shock total, hilos de sangre comenzaron a teñir de rojo su castaño cabello algunos caían hacia la nuca y otros hacia su rostro, paso su mano temblorosa por la nariz y al ver sus dedos vio el liquido carmesí, luego volteando a verme fijamente comenzó a caer lentamente hasta que se desplomo por completo comenzando a formarse un  charco rojo a su alrededor, sus ojos aun fijos en mi.

Mi cuerpo tembló, la estatuilla se me cayó de las manos y el ruido ronco que produjo al chocar con el suelo pareció traerme a la realidad. Observe el cuerpo de mi esposa tirado de lado en el suelo con sus ojos opacos y su sangre derramada a su alrededor. Me hinque a su lado y comencé a llamarla.

-E…Elisa… amor… -comencé a moverla lentamente pero no se movía- Elisa esto no es gracioso, levántate, despierta… —la agite una y otra vez sin recibir ninguna reacción por su parte mientras sentía como su sangre salpicaba mi rostro y torso— despierta… DESPIERTAAAAAAAAAAA- el grito se escucho por toda la casa mientras que caía en una oscuridad profunda.

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El doctor observo de nuevo al joven frente a sí. Estaba en shock nuevamente, lo levantaron entre él y los guardias de seguridad y lo recostaron en la cama de nuevo donde quitándole la camisa de fuerza le pusieron las correas protectoras en muñecas y tobillos para fijarlo mientras que el joven seguía con la mirada perdida hacia el frente viendo un punto muerto en la nada.

-Je… je… jejeje- comenzó a reírse repentinamente –JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA-

-¿Joven Christopher?- pregunto el doctor tratando de volver a traerlo de vuelta.

-¿Christopher?- pregunto con una voz más aguda y algo afeminada deteniendo su risa momentáneamente y viéndolo con una gran sonrisa y un brillo particular en los ojos –Ese idiota ya volverá, siempre lo espero impaciente y ansiosa—

El Psiquiatra respiro muy profundamente temiendo de nuevo lo peor.

-¿Cómo se llama?- le pregunto al joven de cabello negro que lo miraba aun muy sonriente.

-Soy Elisa Nell…  la esposa de Chris- dijo sonriendo de un modo que rozaba en lo tierno y lo demente.

El doctor se dio la vuelta para dejar solo a su paciente, saliendo de la habitación sin dejar de escuchar risas detrás suyo aun después de cerrar la puerta,  de nuevo lo había perdido en la locura y de la que tal vez nunca lo podría sacar.

Madness

Hola a todos. Este creepy pasta originalmente era un Fic que escribí hace tiempo y que publique en la pagina a la que estoy inscrita. Sin embargo después de releerlo descubrí que podía entrar dentro del género “creepy” así que decidí modificarlo para que pudiera quedar aquí. Le corregí errores de ortografía y gramática, espero les guste. Es el segundo creepy que publico y que escribo, espero que me dejen sus comentarios.

shadownaoko

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2 comentarios

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