Cuidado, te está vigilando…

Da una mirada a tus espaldas..sientes como si alguien, NO, no es alguien. Es más bien algo. Algo asecha tus espaldas. ¿Te digo qué es? En verdad no quieres saber…es algo que va más allá de cualquier pesadilla. Aún el hombre más valiente, le temería, porque eso es la pesadilla de todos nosotros. Y lo que lo hace más terrorífico, es que eso no es una pesadilla, es real, y cobró una víctima, que fue muy cercana a mí.

Era tan sólo un pequeñín de unos 8 años, mi vecinito. Sus padres siempre salían a fiestas y reuniones, por lo tanto lo dejaban a
solas en su casa, la cual estaba justo en la entrada de un bosque. Para no aburrirse, el pequeño iba a aventurarse al bosque.
Un día de esos, al rededor de las 8 pm salió a jugar…nunca más lo volvieron a ver.
Pero yo sé que le pasó, si, yo estuve ahí, presencié como esa horrorosa criatura le hacía lo peor que pudiese haber imaginado un humano.
Me sentí impotente de no poder hacer nada, mientras esa cosa lo tomaba de la cabellera. Lo tomó con tanta violencia como cuando alguien levanta una bolsa de supermercado muy pesada. Los gritos de aquel pobre niño aún retumban en mi mente. Gritaba por piedad de su captor, piedad que no planeaban darsela.
Mientras más gritaba y chillaba, más satisfecha parecía esa criatura. Me volvió una mirada, si es que a esa mueca se le podría llamar, ya que no poseía ojos, eran mas bien cicatrices que antes habían sido glóbos
oculares. Por último el niño le dio una mirada de tristeza, la mirada más triste que pude haber visto. La criatura no tuvo compasión. Sonrió. Me miró. Le dio un beso en la mejilla al niño. Hecho todo esto, tomo con la mano que le quedaba libre el cráneo del chico. lo aplastó hasta comprimirlo y hacer que estallase
en pedazos…pedazos ensangrentados de lo que alguna vez fueron los cabellos rizados del pequeño. Corrió el maldito, ayudado por la penumbra del bosque.

No lo volví a ver, pero se que esta ahí, en mi cuarto, en mi oficina, en la cocina, en todas partes. Y no sólo me vigila a mí, sino que vigila a todos, el es igual de omnipresente que La Muerte. Te vigila cuando duermes, cuando tu
divisas una sombra en la oscuridad de tu habitación y te consuelas pensando que es un bulto de ropa, pero no es así. Es eso que esta esperando hacerte lo mismo que el pequeñín. Descuida, tarde o temprano te hará lo mismo, llegará tu tiempo, puede que sea tu final justo cuando termines de leer esto. Yo sé que si es mi final este, cuando termine esta nota, moriré, a manos de eso. Esas blancas, frías y muertas manos…las mismas manos que te tomarán la espalda esta noche.
Duerme con un ojo abierto, adiós.

Creación propia

clades

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