Nunca creí en fantasmas ni en fuerzas paranormales. Nunca creí en Dios ni en otras divinidades. Fui durante mi adolescencia una persona sumamente cerrada, no creía en lo desconocido, no me abría a ello; había perdido la capacidad de sorprenderme.
Fue un grave error, lo es para cualquiera, debemos comprender que no estamos totalmente solos y aceptar que no todo puede explicarse, que no siempre se puede obtener una manera racional de entender las cosas. Pero lamentablemente, yo lo comprendí demasiado tarde.
Estaba en 4to grado de secundaria, el grado en que se agrega a la lista de materias la Filosofía, al menos en el lugar en el que yo vivo; y en una de las clases surgió el tema de los juegos espiritistas, el juego de la copa, para ser más específica.
Todos mis compañeros tenían su opinión, ese era un tema siempre bienvenido para el debate. A la mayoría de las personas les gusta hablar acerca de ello.
En nuestro caso, lo que discutíamos era sobre el motivo por el cual la copa se movía sola.
Hallamos dos explicaciones posibles: una era la de los espíritus, de que al ser invocados, ellos eran quienes hacían que la copa se moviera; y la otra, era sobre la energía, se explicaba que eran las mismas personas quienes movían la copa al combinar y canalizar su energía.
Yo creía en la segunda, obviamente. El juego de la copa, la Ouija y otros, siempre me parecieron algo tontos, sin sentido, por eso siempre me rehusaba a jugarlos. Nada de eso tenía sentido para mí ni me importaba.
Luego de pasar unos días desde la clase en la que hablamos sobre el tema, mis compañeros querían jugar y me invitaron; yo les dije que no. Pero una tarde en la que estaba sumamente aburrida, al igual que mi amiga (quien siempre jugaba), me invitó a ir a su casa y jugar, junto a su madre. Como yo no tenía nada que hacer, accedí, aprovechando la oportunidad de comprobar que nada sucedería. “Quizás sea divertido”, dije para mí misma.
Al llegar a la casa, hicimos lo que se supone que no puede hacerse en esa clase de juegos. Jugamos sobre la mesa de la cocina. Eso era peligroso, había leído lo suficiente como para saber que no debe jugarse en lugares que contengan objetos que pudieran dañarnos. En un principio era todo risas, la copa no se movía ni un poco. Yo estaba restregándole en la cara a mi amiga y a su madre que tenía razón, que nada sucedía ni nada iba a suceder. Pero su madre dijo que no funcionaba porque yo no me lo tomaba en serio, dijo que tenía que concentrarme.
Hice todo mi esfuerzo para dejar de reírme de lo tonta que me vería jugando a esto. Logré concentrarme por fin, logré entrar en el juego, estar a la altura de mis compañeras.
La copa seguía sin moverse.
En ese momento estaba totalmente convencida de que todo era mentira. La gente vivía contando sus vivencias y ahora acababa de descubrir que nada era cierto.
El sol estaba cayendo ya, debía irme o mis padres saldrían a buscarme, así que les dije a mi amiga y a su madre que me iba a casa; ellas dijeron que primero tendría que pedir permiso para salir del juego o algo malo pasaría. Bueno, técnicamente ésa era otra tontería más, pero ya que las veía tan serias sobre lo que me decían, accedí.
Le pregunté a la estúpida copa (que no se había movido ni un milímetro en toda la tarde) si me dejaba salir del juego. Pasó un largo minuto, de verdad creí que eso era inútil, no había ningún espíritu a quien hacerle preguntas.
Pero cuando estaba a punto de sacar mi dedo, perpleja, noté cómo la copa se movía hacia el cartelito con la palabra “NO”.
Ellas me estaban jugando una broma.
—¿Quién movió la copa? —pregunté, intentando sonar un poco molesta. No funcionó.
—Nosotras no fuimos —me respondió la madre de mi amiga con una voz que intentaba mostrar algo de paciencia—. No puedes salir del juego, no tienes permiso.
—Lo siento, pero no quiero que mis padres me castiguen, así que me largo. —Y sin decir más, quité mi dedo de la copa y me dirigí hacia la puerta.
El sol ya se había puesto, era muy tarde, no había brisa y los árboles parecían inmóviles bajo el manto oscuro de la noche; pero cuando apoyé mi mano sobre el pestillo de la puerta, ésta estaba cerrada por fuera.
”Genial, quizás mis padres dejen algo de mi cuando llegue a casa”.
Necesitaba salir de allí, o me matarían, la ventana estaba abierta así que fui hasta ella; pero la maldita ventana se cerró con un estruendo en cuanto estuve cerca.
Bueno, si ya estaba un poco incómoda con lo de la puerta, con lo de la ventana estaba yendo camino al trauma. Me odié por jugar a ese juego estúpido y también a lo que no me dejaba salir de allí.
Me volteé hacia mis compañeras de juego:
—Quiero irme, quiero salir de aquí ahora mismo. —Mi voz ya no sonaba tan segura y tranquila como antes, estaba en pánico.
—Ya te lo hemos dicho, tienes que ser autorizada a salir.
—¿Y cuándo se le antojará a su “espíritu” dejarme ir? Me esperan en casa y debo marcharme, urgentemente. —Sonaba como una súplica mezclada con irritación y un miedo enorme.
—Regresa aquí y pon tu dedo de nuevo, luego pide permiso una vez más.
Lo hice, volví a sentarme en la mesa, volví a colocar mi dedo sobre la copa; pero al intentar pedir permiso nuevamente, la copa se rompió en mil pedazos.
Eso era malo.
Eso era muy, muy malo.
En ese momento, todos los cajones de la despensa se abrieron, lo que tanto había temido estaba sucediendo. Las tazas, los platos, los cubiertos, todo estaba siendo arrojado fuera de su lugar, siendo destruido. La mesa se quebró a la mitad y la habitación comenzó a agrietarse sobre nosotras. Gritaba y gritaba, pero nada parecía salir de mí más que lágrimas.
Finalmente la habitación se derrumbó. Lo último que visualicé fue a mi amiga abrazando a su madre por última vez, antes de ser aplastadas por el techo de su propia casa; y a mí, cayendo inconsciente al piso.
Un mes después me despertó la luz de una linterna en mi ojo. Estuve en coma durante treinta días, pero me sentía como si aún siguiera en un sueño.
Parecía ilesa, me sentía bien, hasta intenté pararme y caminar. No podía mover mis piernas, y luego observé horrorizada:
Yo ya no poseía piernas.
7 comentarios
Me gustó en cierto punto,pero en lo personal el final fue muy vacío y random,siento que te falto algo,el tema es algo muy cliché.
Es cortante y la última línea se lee raro. Definitivamente cliché.
Me parece que exageraste. Ella no creía en el juego, y le echaste una casa encima… Se nota que no lo pensaste muy a fondo. Si volvemos a la advertencia de la cocina, ya no tiene tanto sentido, ¿o sí? ¿Qué diferencia hacía que hubieran cuchillos si a fin de cuentas les iba a tirar la casa?
Es interesante, ultimamente los juegos clasicos de esta indole no se dejan de ver. Aunque no es un tanto original, y hasta un tanto predecible, me agrada que no se pierda esto.
Me pareció que el personaje principal no mantuvo como la compostura como parecía dar la descripción al principio, sino que se debilito rapidamente, y eso me hace pensar que se creía más de lo que era. Sin contar ello, el relato es algo tipico.
Para mi todo paso muy rapido , era mejor si ella iba a su casa y notara presencia extranas y que poco a poco se lo creyera como ejemplo , si algo se movia que pensara eso debe ser el viento , aquello de la mesa fue casualidad «susgestion» y que el fantasma , Oh demonio intentara mas , sorprenderla como escuchando voces , viendolo , oh lo tipico asesinando familiares como casi la creepypasta. Pues su amiga y la madre de ella? Murieron bueno si fuera madre y creo en eso y se los peligros no ariesgaria a ninas de 4to grado ah hacer esos tipos de juegos mas los ninos que se asustan por nada. Para tener esa fuerza no creo que fuera un simple fantasma creo que podria ser un demonio poderoso. Estubo bien. pero le farto mas detalles y accion hehe ^w^ -Demilonia <3
eres hermosaa!
¿Le cayó la casa arriba? Dejame ver si entendí ¡¿La casa?!.
Me parece que exageraste un poco :pokerface:
La historia cambia de rumbo de forma inesperada, pero de una forma que casi no tiene sentido, a lo mejor la protagonista creía que todo era una broma bien armada o alguna copa de la cocina si reaccionaba al juego, pero no lo notaban, un cuchillo pudo haber cortado a la chica(es exagerado derrumbar una casa solo por eso),támbien el espíritu toma poca presencia ya que lo único que hace es solo mover la copa a «no» y ya.
PD:Solo doy ideas e lo que pudo haber pasado, espero que no te molesten