El trigal.

Me encaminaba al lugar que habíamos acordado, el trigal sin segar que quedaba cerca de la casa de los Stain. Aún así, aunque la noche cálida de verano era silenciosa, no estaríamos suficientemente cerca para que la pareja de ancianos nos oyeran.
Había acordado unos días antes encontrarme allí Él, a quién conocía desde que era una niña. Estaba nerviosa y esperaba con ansias y temor que apareciera.
-Todo está bien, no es nada-me repetía una y otra vez en mi cabeza y a veces lo susurraba en voz baja.
No era para tanto, era medianoche y todos dormían. Nadie sabría nada, era algo muy normal, ¿verdad?
Caminaba en silencio con la linterna en la mano y haciendo un esfuerzo bastante malo por cruzar los brazos para protegerme del frío. A pesar de que era una noche de verano, me estaba congelando. Tenía los pies y las manos heladas como si fuera invierno y eso sólo me causó más nerviosismo, aunque por lo que había estudiado y leído en la biblioteca y en clase sabía que debía ser por los mismos nervios que me congelaba, tal y como había vomitado de ansiedad al volver a casa tras la primera noche que nos encontramos en el campo de trigo para algo mucho menor.
Podía contener el pánico y evitar reacciones físicas, lo había logrado tomando calmantes. Básicamente, había dejado de dormir por un par de días, había tomado un montón de calmantes y luego cafeína. Se suponía que esta mezcla no lograría hacerme sentir mejor. Sin embargo, por alguna razón, me calmó mucho. ¿Por qué me asustaba tanto? Habíamos hecho cosas parecidas antes. Hoy era el final de todo, hoy íbamos a terminar lo que habíamos empezado con tanta lentitud. Para mí fue lentitud, cuatro semanas me parecía una eternidad. Rogaba por acabar con aquello de una vez pero Él me decía que no.
Él me decía que debíamos hacer todo con lentitud. Él me decía que me calmara. Él me sobaba el cabello hasta quedarme dormida en medio del campo de trigo al amanecer y luego me despertaba a eso de las cinco de la mañana para llevarme en brazos medio inconsciente a mi cama.
No comprendía por qué era tan bueno conmigo, no estaba acostumbrada a que alguien me dijera que era bonita, que me apreciaba y que me quería. Lo que sucedería me parecía normal pero aterrador. Aún así no comprendía muchas cosas. Me dijo que me mantuviera calmada, que Él se encargaría y que todo estaría bien. Que lo comprendería luego.
Le dije a Casey que me encontrara allí, media hora después de la hora en la que yo me encontraría en ese punto con Él. Nos daría tiempo de preparar todo y de hacer lo que debíamos hacer antes de que ella llegara. Es tan hermosa.
Ella tiene ojos cafés pero siempre se los pinta para darles más luminosidad, como lo llama ella. Su cabello es de un castaño muy claro que a ella no le gusta mucho pero a mí me parece hermoso.
Él no es mi único mejor amigo, Ryan irá también con nosotros. Él me dijo que no debo decirle, que lo dejaremos como una sorpresa y a Ryan le encantará.  Supongo que debería gustarle, he oído que habla sobre eso con sus amigos. Es un adolescente, es totalmente normal que le llame tanto la atención. No sé si sospecha mi sorpresa.
Lo conocí a Él cuando estaba en preescolar. Ryan y Casey también iban conmigo a ese mismo preescolar. Aunque yo nunca encajé con ellos. No jugaba tanto con los otros niños como lo hacían los demás. En cambio, me quedaba en la caja de arena con Él y hacíamos castillos y fuertes para pequeños muñecos de ramitas que estaban solitarias y desperdiciadas en el piso del patio.
Siempre fue tan bueno conmigo. Él siempre me quiso.
Mis padres, en cambio, siempre estaban ocupados así que pasaba mucho tiempo sola. Él me hacía compañía y jugábamos en el patio trasero de mi casa. Yo tenía un perro llamado Rufus pero era muy descortés con Él, así que decidí dárselo a mis vecinos y vivió feliz hasta que fue muy viejo y murió. Yo creía que Él estaría feliz porque Rufus ya nunca le ladraría ni intentaría morderlo sin éxito en alguna otra ocasión. Él se puso triste cuando Rufus murió. Dijo que Rufus era un poco temperamental pero no merecía eso.
Él entraba en mi habitación por las noches y me contaba una historia porque mis padres estaban tan ocupados que nunca me leían un cuento ni me daban un beso de buenas noches. Él me leía un cuento sobre una princesa atrapada en una torre con un largo y hermoso cabello, y un príncipe que la rescataba. Luego me daba un beso en la frente y me decía que durmiera, que Él volvería y que me quería mucho.
Al fin había llegado al lugar acordado, allí estaba Ryan. Me preguntó para qué lo traje y seguí las instrucciones de  Él. Comencé a quitar todo lo que me desnaturalizaba, esa fastidiosa tela que me cubría. Hizo lo mismo y para un rato después ya había pasado la primera parte. Puse, según sus indicaciones, los fluidos vírgenes en una de las hojas del libro que me dio. Recité las palabras y noté como Ryan no se veía como sí mismo, como Él me contó que pasaría. Ahora Él estaba allí conmigo. Se me acercó y me pidió que lo hiciera de nuevo, porque Casey ya venía. Cuando ella llegó la acerqué a mí, recité las palabras de nuevo y la senté en el piso.
-¿Ahora?-pregunté.
Él asintió.
Recité una tercera vez las palabras. Unas palabras nuevas. Luego otras. Por último, tomé el sable en mis manos, ya sabía bien lo que me había pedido. Era normal, Él me lo enseñó.

Creación propia, viene de mi experiencia personal mezclada de mucha irrealidad, violencia y satanismo.

thevirginsuicide

Please wait...

2 comentarios

¿Quieres dejar un comentario?

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.