Memoria Escarlata

«Estaba recostada cuando abrí los ojos, no lograba ver mas allá de la palma de mi mano…

Ella suspira, un guardia se acerca, «-Todo va bien-» le digo, este se regresa a donde estaba y nos deja solos en ese lugar, ella me miro por medio del frió cristal que nos separaba y puso una mano en el, yo imite su movimiento y ella suspiro.

-Que curioso, nunca nos imagine en esta situación -Dijo ella sonriendo tranquilamente.

-Continua cuando puedas -Le dije tratando de no forzarla, Laia me miro y ensancho su bella sonrisa, su cara mostraba en sus facciones blancas y tersas el cansancio de los últimos días se reflejaba, su hermoso cabello rulo y largo le caía hasta media espalda, sus ojos se veían ojerosos, y estaba tan delgada que nadie hubiera sospechado lo que llevaba hasta hace horas.

-Estoy bien, puedo seguir -Tosió y necesito un momento para recuperarse, inclusive demacrada y con hematomas en la piel era hermosa, se compuso y creo una sonrisa leve y casi invisible, suspiro y quito la mano del vidrio.

…camine por la gran habitación en la que estaba pero no recordaba mucho, y sentía un dolor punzante en la cabeza, cuando lleve mi mano hacia ella sentí algo húmedo y al ponerla frente a mi note que era sangre, sin embargo esto no me preocupo mucho, dance en la oscuridad de la habitación jugando con lo extraña que me sentía, ladee la cabeza y me acerque a lo que parecía una ventana que estaba bloqueada por una cobija muy gruesa, me aferre a ella y la jale, cuando esta cedió, la luz del sol poniente me cegó un segundo, y luego tratando de que mis ojos se acostumbraran a la luz, mire por la ventana, estaba en el segundo piso y el verde del campo se extendía frente a mi,y comencé a recordar…

Me miro y llevo sus manos a su cara sonriente.

-Continua cuando puedas- le dije y suspiro con dificultad para después retomar el hilo de su historia.

…Hace tres años comencé a salir con Xavier, tu sabes como es el, el chico alto, delgado como una hoja, de piel blanca y muy estudioso, yo siempre fui la incorregible del salón, esa hierba mala e incomprendida que nadie quería en su jardín, era esa chica que aunque todos vieran que era la locura con piernas igual me sentía sola y perdida, hasta que lo conocí a el, comenzamos como toda pareja, todo fue normal, de hecho el me pretendía pero yo no me lo tomaba enserio, por fin después de tiempo acepte ser su novia, aunque si lo tomaba de la mano y salia con el no sentía ese cariño que se supone debía sentir, hasta diciembre, habíamos tenido una discusión tres días antes, y ese día llovió, ya era tarde y alguien toco la puerta de mi casa, tome una sombrilla y salí bajo la lluvia para ver quien era quien tocaba a esas horas, ahí bajo la lluvia empapado hasta el tuétano estaba Xavier con una hermosa caja musical, con una sonrisa de oreja a oreja, yo no pude evitar sentir cierta ternura por el, después de eso nos fuimos acercando mucho mas, y ya sin remedio aparente, me fui enamorando de el por el simple hecho de que busco como loco aquella caja musical que tanto yo quería, que me buscara empapado, solo para dármela en navidad, durante ese primer año todo era uno de esos cuentos que contaba ese grupo que me fascina…

Me miro con sus ojos penetrantes y entendí que se refería claramente a «La Oreja de Van Gogh», se retiro el pelo de la cara poniendo el mechón tras su oreja y canto –Esta mancha en mi vestido, no es de una copa de vino, me eh cortado el alma con tu amor– haciendo referencia a la maqueta de la canción «Vestido Azul» Laia y yo somos grandes fanáticos de esa banda y por eso nos comenzamos a hablar, casualmente esa canción habla del suicidio cuando el chico deja a la chica, esta siente tanto vació que se le hace mas fácil el suicidio, una hermosa melodía con un grito escondido, un grito escondido esa era la clave.

… Salíamos mas seguido y realmente me enamore de el, pero cuando yo termine como loca por el, el comenzó a cambiar, discutíamos con demasiada frecuencia y todo el amor que desarrolle en ese año y medio comenzo a pudrirme, asi que por mi propio bien intente escapar de el…

-¿Que paso entonces?- Le pregunte mirándola.

-Estaba embarazada.

…Lo note a las tres semanas de terminar mi relación con el, le dije y se mostró alegre, el Xavi de antes, pero sus padres al enterarse lo corrieron de la casa y el tuvo que vivir en un departamento que comenzó a rentar, yo iba con el todos los días e incluso los fines de semana me quedaba con el ahí y volvía los lunes a mi casa… pero se volvió violento estaba frustrado y estresado por su trabajo y no dejaba de repetírmelo, y que me odiaba, por mi culpa le ocurría todo eso, lo repetía mil veces, me golpeaba, y no me haré la victima yo también llegue a golpearlo para defenderme a mi y al hijo que llevaba en el vientre, cuando tenia ya los seis meses de embarazo, fui a  verlo a un apartamento que se compro cerca de un riachuelo, muy lejos de la civilización, mas no le dije a nadie…

-Necesito agua- Dijo Laia mirando al guardia -por favor- El guardia asintió y nos dejo a solas, ella me miro y me canto –Paloma blanca, pasaste tan cerca de mi ventana y revolviste todo con tus alas– Tosió y llego el guardia con un vaso de agua, ella apuro el contenido y la mire fijamente esa canción era «Paloma blanca» de «La Oreja de Van Gogh» habla sobre la muerte de un hijo a lo que yo le cante un poco rasposo –Y un ángel que los vio les regalo un minuto mas- haciendo referencia a «Un minuto mas» del mismo autor que habla de lo mismo, pero ese verso es el mas emotivo pues lo que sigue es un texto del padre despidiéndose de su hija «Adiós mi sol, adiós mi niña, adiós mi sol, adiós, adiós» ambos que hablábamos como decíamos «La misma lengua» se nos llenaron los ojos en lagrimas y ella continuo.

…Discutimos y no me dejo salir, me quede encerrada con el, y a la semana… La semana pasada comencé a tener dolores horrendos, en el estomago y le pedí que me llevara con un medico, el se negó y entonces ayer el dolor se hizo insoportable y perdí a mi hijo, solo recuerdo que estaba ahí parada pidiéndole que me lleve al hospital y luego sentí como se rompía algo, perdí el conocimiento y al despertar ese bultito pateador ya no estaba donde debía estar, el entro por la puerta y me dijo que era bueno que yo haya perdido al niño por que nunca hubiera sido una buena madre, me tacho de mil maneras en un concepto horrendo, y yo solo podía pensar, «¿Donde esta mi hermoso niño? ¿Donde están sus facciones? ¿Nunca lo conoceré?» caí de rodillas y me puse a llorar pensé en ese niño del hombre al que amaba, que ahora seguramente viajaba en el riachuelo, y que jamas conoceré, recordaba estos tres años aguantando a Xavier por que lo amaba, pero me quito a mi hijo en un ataque de necedad, era injusto por su culpa mi hijo no vivió, estos tres años se presentaron ante mi como cuchillas en mi vientre vació, mientras me arrastraba por la choza hasta la habitación de arriba donde el había puesto cobijas en las ventanas, sosteniéndolas con clavos para que no pidiera ayuda, y encontré mi caja musical, le di cuerda y la abrí llorando mirando al foto de mi ultrasonido, y la música invadió la habitación, llego Xavi gritando y yo solo quería ver el único recuerdo de lo que pudo ser todo, tan diferente, tan hermoso, mi hijo, me enoje tanto con Xavi y conmigo misma que gire y le grite que se callara, no me di cuenta que en la mano tenia el martillo con el que clavo las cobijas y le di en el brazo el se abalanzo contra mi gritándome loca, y se me cayo el martillo el me puso las manos en el cuello y me empezó a asfixiar, me levanto y logre coger el martillo con el que le di un golpe rotundo en la cabeza que crujió como un huevo contra el cemento, perdí el conocimiento… recordé todo eso mirando por la ventana y me gire para ver el charco de sangre donde Xavi aun vivo se retorcía y escupía sangre, me acerque a el y le retire el martillo de la cabeza y la sangre salio mas rápido que si volteara un cubo lleno de agua, gire su cara a la ventana y le dije «mira Xavi, el sol se duerme, al igual que nuestro amor y nuestro hijo, solo que tu tampoco despertaras» lo deje ahí y con el martillo en la mano baje y llame a la policía diciéndoles que había matado a mi novio…

La mire, desconcertado y un guardia llego y me aviso que mi tiempo se había acabado, Laia me miro tras el cristal que nos separaba y se despidió asintiendo con la cabeza, el guardia me tomo del brazo para mostrarme la salida y cuando estaba en la puerta escuche a Laia cantar «Que corto fue el amor… y que largo el olvido» «Inmortal» de «La Oreja de Van Gogh»

Experiencia propia (los nombres fueron cambiados para respetar al integridad de mi amiga)

Luna Walker BloomWood

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