Problemas al Cuadrado

Algunas cosas… es mejor mantenerlas ocultas y no sacarlas a la luz… porque lo acostumbrado a la oscuridad… puede reaccionar mal cuando el brillo lo toca…

 

Yo vivo con mi padre y mi hermano en una gran mansión, mi padre es un empresario famoso de las empresas Thomsson, en Inglaterra, su nombre es Dimitri Thomsson, es un hombre bien parecido, ahora que lo pienso no se de quien habré salido, porque a el no me parezco en nada, mi madre falleció cuando éramos pequeños, por causas que desconozco, si no fuera por las fotos no recordaría como era. Mi hermano y yo somos gemelos, su nombre, Alex Thomsson, el es el típico ángel que complace a todos, y yo soy su contraparte, el dice que soy un intento de chico oscuro, pero no lo intento, lo soy, mi nombre es Axel Thomsson, por ende, ambos tenemos dieciséis años, cabello rubio y ojos azules, siempre vestimos de manera distinta y que recuerde jamás hemos estado de acuerdo en algo.

 

Ahora que ya conocen a mi familia, empezare mi relato;

Es un día a principios de Noviembre, nuestro padre nos había citado en su oficina para darnos una noticia, su oficina es grande y tiene una gran ventana al fondo y otras dos a los lados, frente de la gran ventana esta su escritorio, con una silla dándonos la espalda, seguro mira al jardinero afuera regando las plantas, de pronto empezó a hablar.

 

—Supongo que no saben porque están aquí. —Nos dice con voz tenue para continuar hablando— Están aquí porque quiero darles la noticia de que nuestra familia aumentará, en lugar de tres ahora seremos cinco. —Eso en definitiva me asombro, ¿Se pensaba casar acaso? O ¿Nos compraría algunas mascotas?

 

—¿En serio, padre? ¿Quiénes serán? —Pregunta Alex con interés, mientras yo miro por una ventana sin mostrarme interesado.

 

—Sus nombres son Kurushimi y Kanashimi, originarios de Japón. —Le contesta girándose y mirándome con esos ojos de águila acusadora, yo entrecierro la mirada en forma de reto mientras su voz empezaba a sonar nuevamente— Quizás encuentres al fin alguien que comprenda tu temperamento de tirano. —Su voz tan tranquila me hace estallar de la molestia por dentro, pero por fuera simplemente sonreí.

 

—Y ¿Qué son aquellos a los que haces llamar tan extraño? ¿Una especie de perros? ¿Peces de pelea? —Pregunte con molestia, quizás si, tenia un poco de mal carácter, a mi parecer el no es el mas santo del mundo, así que no me puede decir nada a mi.

 

—Para tu información, son dos chicos que han tenido el honor de pertenecer a esta familia, cosa que tu no aprecias. —Me contesta, como siempre, tan tranquilo, eso me saca de mis casillas.

 

—Dime padre, ¿Por qué vendrán de tan lejos? ¿Tienen algo en especial? ¿Cuándo llegaran? —Preguntaba, pregunta tras pregunta, sus preguntas tan sofocantes que usualmente utiliza, y con un tono de inocencia incomparable, cualquiera diría que siento celos de el, pero es lo ultimo que siento.

 

—Vendrán de muy lejos porque son soberanos de una extraña familia, pero desgraciadamente no tienen recursos para sobrevivir y son huérfanos y no tienen familiares que les den apoyo, llegaran mañana por la mañana, a las ocho de la mañana ira el mayordomo a recogerlos y los traerá aquí, llegaran a las nueve en punto de la mañana, hora del desayuno, las demás preguntas dejare que ellos las respondan. —Contesta mi padre, dejándonos mas intriga de la que ya teníamos, ¿Tan importantes son esos mocosos como para entrar a nuestra familia? ¿Por qué llegarían cuando el esta fuera trabajando? Son preguntas que nunca tendrán respuesta.

 

—¿Por qué llegaran cuando estés tu fuera trabajando? —Pregunto sin tomarle mucha importancia, solo se me llegaba a hacer extraño aquel hecho.

 

—Por que así se ha decidido, no se hable mas del tema, pueden retirarse. —Nos dice calmado, pareció que me silenció, ya me las pagaría algún día, decir aquello fue mi luz verde, salí seguido de mi hermano con rumbo a nuestra habitación, que mal suena aquello, nuestra, puaj, supongo que no habrá mas que hacer.

 

Nuestra habitación parecía estar partida a la mitad, a un lado están cosas satánicas y diabólicas, mientras por el otro estaba lleno de cosas científicas y estupideces de ese tipo y en la cabecera de su cama un cuadro de ‘‘Jesús’’ mientras que en mi cabecera estaba un pentágono satánico; no es difícil saber que lado le pertenecía a cada quien.

 

—Axel, ¿Cómo crees que sean Kurushimi y Kanashimi? Por los nombres se nota que son hermanos, ¿A que si? —Me pregunta mientras yo lo ignoro, era temprano aun y tenia sueño, ¿Cómo se ponía a preguntarme tanto?

 

—No se, ni me interesa, dijo nuestro padre que dejáramos el tema, además de que tengo un mal presentimiento. —Contesto echándome en mi cama, no paso mucho tiempo hasta quedarme dormido, una siesta no me vendría mal.

 

Paso el tiempo, y sin notarlo anocheció, nadie había mencionado a aquellos desde la mañana y eso me parecía muy bien, desde que los menciono no me gusto para nada la idea, y no es que fuese pesimista ni nada de eso, pero era algo extraño la verdad. Nos fuimos a dormir y pronto amaneció. Henry no estaba, seguro ya se había ido a recogerlos, me duche y baje a la cocina, no sin antes mirar el reloj; nueve en punto, seguramente habían llegado ya. Al bajar escuche voces desde el salón, pero este estaba cerrado, me acerque para escuchar mas claramente.

 

—No se como estas tan tranquilo, me matan los nervios. —Dice una voz desconocida para mi, era una voz un poco nerviosa y varonil.

 

—Es muy fácil que yo este tranquilo, nada nos va a pasar, por lo menos a ti, si llega algún inconveniente te juro que yo te protegeré… Se que todo saldrá bien, deberías intentar respirar, no falta mucho para que nos vengan a llamar y tu estas casi muriendo de nervios. —Contesta otra voz mas fría y seca que la anterior.— Viene alguien, tranquilízate. —Dice en un susurro para que solo su acompañante escuche, pero yo también llegué a escuchar.

 

—Por supuesto. —Aquella voz nerviosa se volvió fría y seca, pero un poco mas infantil que la otra. Yo aterrado decido irme al comedor.

 

—¡Hola! ¿Cómo amaneciste? —Me saluda Alex el cual ya estaba en la mesa esperando, mi mente se lleno de preguntas de los chicos con nombres raros, ¡Me iba a volver loco!

 

—Hola, yo amanecí acostado, ¿Y tu? ¿Sentado en esa silla acaso? —Lo acepto, soné algo cortante, pero tengo sueño y mi mente esta en otro mundo, me alegra que el se lo allá tomado de juego, si le decía a mi padre que le hable de tal manera no era nada bueno para mi.

 

—Estas loco, claro que también amanecí acostado, ni que me hubiera dormido en la silla. —Me dice entre risas, a veces me alegra que sea un tonto.

 

—Aja, claro. —Fue lo único que le dije para sentarme, luego de algunos minutos llegaron aquellos extraños chicos.

 

¿Extraños dije yo? Mas extraños me parecen al ver como son, igual que Alex y yo ellos son gemelos, al parecer tienen dieciséis años también, ellos, a diferencia de nosotros, tienen el cabello negro y en su mirada reina la noche, cuatro ojos negros profundos y fríos, dicen que los ojos son la ventana del alma, pero no se si yo no la veo o si no tienen, llevan guantes, el de la derecha en la izquierda y viceversa, sus peinados van hacia fuera, el de la derecha hacia la derecha y el de la izquierda hacia la izquierda, visten todo de negro y llegaban a parecer chicos oscuros, supongo que mi padre tuvo razón, quizás encontraba quien me hiciera compañía.

 

—Me esta a punto de entrar un ataque nervioso, Kurushimi. —Escucho susurrar al de la izquierda, pero su voz seguía siendo fría y seca.

 

—Te dije que te protegería. ¿No es así? —Contesta el otro, yendo hasta mi lado, pensé que me diría algo pero no hizo mas que sentarse en la silla a mi lado y Kanashimi no tardo mucho para seguirlo.

 

—¡Hola chicos! —Grita mi hermano a todo pulmón, se notaba que estaba emocionado, pero me hizo taparme los oídos por el tremendo grito.

 

—¡No grites! ¡Los dejaras sordos igual que a mi! —Le conteste dándole un golpe en la cabeza.

 

—Hola, y tu, no deberías golpear a tu hermano, menos si este es tu gemelo, porque se dice que los gemelos son un alma en dos cuerpos diferentes. —Dicen al unísono, su voz era fría y tenebrosa. ¿Un alma en dos cuerpos diferentes? ¿Qué significaba aquello? Mi hermano y yo no nos parecemos en nada de gustos, si no fuera nuestro parecido físico ni parecería que nos conocemos, ¿Acaso era alguna pista? Y si así fuera, ¿Pista de que? ¿Por qué me hago estas preguntas? ¿Qué demonios pasa conmigo? Quedo claro, me iba a volver loco con estos dos.

 

—¿Un alma en dos cuerpos diferentes? ¿Qué demonios significa? No nos vengan con aquellas cursilerías, nosotros no nos parecemos en nada mas que el físico. —Me atreví a decir, con molestia, pero me arrepentí al instante cuando sus ojos negros se posaron en mi, para luego mirarse mutuamente y volverme a mirar. Lo acepto, me empezaban a poner nervioso.

 

—No deberías ser tan grosero Axel, seguro ellos saben de que hablan, tu y yo sabemos que no nos gustan las mismas cosas ni nos agradan las mismas personas, y yo solo intente ser amable. —Mi hermano se puso serio, como me fastidia que lo haga, simplemente lo ignore y me dispuse a comer lo que había en mi plato.

 

Terminamos de comer y fuimos al salón, según Alex para conocernos mejor, en lo que a mi concierne esos chicos son de lo mas extraños y no quiero tener nada que ver con lo que sea que planeen, pero me parecen extraños, quizás me pueda hacer amigo de ellos e invitarlos a formar parte de mi grupo, talvez hagamos un rito satánico o juguemos con la Ouija, por ahora no lo se, ¿Pero de que hablo? Se supone que soy un chico oscuro, ¿Porque me aterran tanto?

 

—Y cuéntennos, ¿Qué hay de su vida? —Pregunta Alex mientras se sentaba en un sofá frente a los otros dos, yo estoy a su lado y ellos en otro sofá frente a nosotros, Kurushimi a la derecha y Kanashimi a la izquierda.

 

—¿Nuestra vida? —Preguntan al unísono confundidos mirándose mutuamente, díganme loco, pero parecía que planean que decir en sus miradas.

 

—Si, su vida. —Re afirme yo mirándolos como si fuese un interrogatorio.

 

—Pues, —Comienza a decir Kurushimi.— Nosotros nacimos en Japón, pero en el hospital que estábamos un incendio hecho por algo desconocido lleno de pánico aquel lugar, toda la gente murió exceptuándonos, según los policías y bomberos, no saben porque no resultamos heridos. —Dice serenamente, como si hablara de lo mas normal de el mundo.

 

—Hermano, por favor, no hables de eso. —Le pidió Kanashimi y noto que en su mirada, en lo que antes no había nada, ahora esta llena de dolor.— Dejemos ese tema, mejor háblennos de ustedes. —Nos dio la palabra y acto seguido su mirada regreso a ser vacía.

 

—Bueno, mi abuelo paterno se enamoro de mi abuela materna y juntos hicieron a nuestro padre, mi abuelo materno se enamoro de mi abuela materna y juntos hicieron a nuestra madre. —Empieza a explicar el idiota de mi hermano, levantando un dedo por cada persona que nombra, a lo que le di un golpe.

 

—No les hables de nuestro árbol genealógico, nosotros no tenemos madre y nuestro padre es un señor que nunca tiene tiempo para nosotros. —Dije con molestia y note como desde que golpee a Alex ellos se miran fijamente a los ojos, ¿De nuevo se comunican telepáticamente? No lo se, pero su mirada demuestran total desaprobación.

 

—¿Pasa algo? —Les pregunta Alex, claro que pasa algo, ¿Acaso estaba ciego?

 

—No, nada. —Contestan al unísono.— Ustedes, no se llevan muy bien. —Afirma Kurushimi en tono frió.

 

—¿Verdad? —Pregunta Kanashimi terminando lo que dijo Kurushimi.

 

—Por supuesto que si nos llevamos bien. —Dice Alex con decisión.

 

—Por supuesto que no nos llevamos bien. —Dije yo al mismo tiempo que Alex en el mismo tono, para luego mirarnos en forma de reto.

 

—Aja, se nota. —Contesto con ironía Kanashimi.

 

—¿Tienes algún problema, niño? —Le cuestione parándome de mi asiento, en realidad me molesto. Levanto un puño para estampárselo en la cara, pero solo se escucho un choque de piel contra piel y un grito de dolor mío. Kurushimi me tomo el puño y lo apretó con una fuerza sobrehumana sin hacer esfuerzo alguno.

 

—Le tocas un solo cabello y te quedas sin manos. —Me advierte amenazante soltándome y sentándose nuevamente.

 

—Axel, ¿estas bien? —Me pregunta preocupado al ver que no podía ni hablar del dolor.— ¡¿Qué le hiciste?! —Le grito a Kurushimi el cual se mantiene calmado ante los gritos de mi hermano, por un instante sentí que me partiría la mano.

 

—Nada, permanente. —Contesta mientras ambos se paran y se van.

 

—Maldito mal nacido… —Lo maldigo por lo bajo viendo como salían.

 

Así paso el tiempo, por lo menos medio año, mientras Alex se hizo buen amigo de ellos, yo seguí sospechando que ellos no eran humanos comunes y corrientes, hasta aquel día que todas mis sospechas me hicieron ver que siempre tuve la razón, entre en su cuarto despacio, ambos siguen dormidos y yo me oculto en el armario, mire por las rendijas de este, espere pacientemente hasta que su despertador sonó, seis a.m., media hora mas temprano que el nuestro.

 

—Cinco minutos mas. —Dice Kanashimi en un quejido intentando callar al despertador.

 

—Que cinco minutos mas ni que ocho cuartos, despierta. —Le responde Kurushimi, ya se había levantado y se esta cambiando.

 

—Pero… —Intenta excusarse pero Kurushimi ya le había vertido un vaso de agua encima.

 

—Sin pero’s, levántate. —Contesta Kurushimi y el cual se quito la camisa, su piel es pálida como la nieve, su espalda y brazos están bien formados y en la espalda tiene un par de alas negras y en la mano con guante, en el dorso, lleva media estrella de seis picos, Kanashimi tiene en la mano en la cual lleva el guante la otra mitad de aquella estrella, también se quita la camisa y esta exactamente igual que Kurushimi, llegaba a dar miedo aquello.

 

—Demonios. —Suspira Kanashimi con cansancio.

 

—¿Ahora que? —Pregunta Kurushimi mientras se ponía su típica vestimenta.

 

—De nuevo tendremos que incendiar esta casa, matar a los habitantes e irnos, ¿no es así? —Le pregunta aburrido, como si no fuera nada de otro mundo, pero, ¡¿planeaban quemar mi casa y matarnos?!, eso era algo que no iba a permitir.

 

—Conoces la respuesta, es lo que hacemos, la verdad, se parece a aquel dicho “Cría cuervos y te sacaran los ojos.” —Responde con tranquilidad lanzándole la ropa en la cara y sale de la habitación cerrando la puerta.

 

—Ya voy, ya voy. —Dice cambiándose con rapidez y saliendo también.

 

—Esto no es posible, nos mataran, tengo que impedirlo, pero, ¿Como? —Me pregunto desesperado por una respuesta, no sabia que hacer ni mucho menos como reaccionar, ¿Qué era lo que iba a hacer?, ¿Cuándo?, ¿Quién me creerá? Rayos, tengo que pensar en algo y rápido.

 

—¿Cómo piensas impedir algo, estando muerto? —Me pregunta una voz frívola detrás de mi, me giro y veo a Kurushimi y a Kanashimi sombríos cerrando con llave la puerta, lo que hizo que me diera un escalofrío tremendo.

 

—Creímos haberte dejado fuera de combate desde hace un rato. —Habla Kanashimi con voz seca.

 

—Déjenme en paz. —Les ordene empuñando las manos, tenia que mostrarme fuerte.

 

—Pronto estarás en paz, amigo mío. En el cielo. —Me susurra Kurushimi al oído socarronamente con una sonrisa que hacia juego.

 

—¡Aléjate de..! —Fue lo único que atine a decir, su mano opaca mis palabras, intento golpearlo pero no se como ni cuando me ato las manos y los pies.

 

—Lo peor que pudiste haber hecho fue meterte con nosotros. —Me dice mientras vierte en un pañuelo un liquido.

 

—Desde hace un tiempo le eché el ojo. —Me susurra al oído lamiéndome la oreja, a lo que me paso un escalofrío de asco.

 

—Quitale la mano de la boca. —Le pidió Kanashimi, por un instante creí que me soltarían, pero en cambio me puso el pañuelo en la nariz y boca y caí dormido.

 

—¿Q-que paso? —Me pregunto a mi mismo, tartamudeando debido a la confusión, no se donde estoy, pero siento que estoy atado, mis ojos no logran ver mas que paisajes borrosos y oscuros, no recuerdo que paso antes de todo esto, un recuerdo me llego como un golpe en la cabeza, todo era culpa de ese par, cuando los vea se van a enterar, por ahora tengo que buscar la salida de aquí.

 

—Valla, valla, nuestro querido invitado ha despertado. —Escucho decir a una voz burlesca, pero al mismo tiempo macabra.

 

—Ya era hora, estaba a punto de hacerle un electroshock. —Contesta otra voz, mas madura, luego escucho un choque eléctrico que me erizo el cabello.

 

—Déjenme ir o no les gustara el desenlacé. —Los amenazo, por mas que trato ver mas allá de lo que ven mis ojos, no llego a mas que un paisaje borroso, me siento tan impotente, quiero llorar de impotencia, pero no dejare que ese par de bestias miren mis lagrimas.

 

—El niño quiere jugar… —Dijo burlonamente la voz mas madura, al fin puedo ver, son Kurushimi y Kanashimi, Kurushimi se acerca a mi con un martillo y varios clavos de metal grandes, yo empiezo a tener miedo.

 

—Yo también quiero jugar. —Dice Kanashimi con el tono de un niño, toma un martillo y se acerca a mi.

 

—¿Q-Que piensan hacer? —Les pregunto, tengo tanto miedo que tartamudeo, trato de levantarme y salir corriendo pero noto que estoy atado en la cama de metal por brazos piernas y cuello.

 

—Nada… —Dice Kanashimi poniendo uno de los clavos en mi mano derecha.

 

—Que te mate… —Termina de decir Kurushimi totalmente sombrío, pone otro de los clavos en mi mano izquierda.

 

—Uno… Dos… ¡Tres! —Gritan al unísono haciéndome cerrar con fuerza mis ojos, sentí una dolorosa punzada en mis dos manos, lo que me ha hecho llorar del dolor y pegar un enorme grito de agonía y temblar de dolor y miedo, por sentir ese liquido tibio saliendo de mis heridas y goteando hasta el piso.

 

—Ah, el bebe empezó a llorar. —Dice Kanashimi acariciando mi mejilla húmeda por las lagrimas, yo trato de quitarme su mano cosa que me es imposible y siento el frió metal en mis pies.

 

—N-No… P-Por fa-favor… N-No… —Digo como puedo debido a mi enorme miedo y dolor.

 

—Se hombre, deja de llorar. —Dice Kurushimi y siento como doblan mis rodillas para que mis pies estén planos en la plataforma.

 

—Uno… Dos… ¡Tres! —Gritan de nuevo y siento otra pulsación peor en mis pies, lanzo como puedo un grito ahogado mientras mentalmente deseo que todo termine ya.

 

—Calma, todo terminara pronto… —Me dice Kurushimi sacando un quinto clavo.

 

—Quiero… proponerles… algo… —Les digo como puedo entre lagrimas y sollozos.

 

—¿Cuál es tu propuesta? —Me pregunta Kanashimi escuchándome con atención.

 

—Ma-matéenme a mi… Pero dejen a mi familia en paz… —Contesto con los ojos cerrados con fuerza. Por algún motivo esperando un no por respuesta.

 

—¿Serias capaz de dar tu vida, por un par de personas que jamás te apreciaron, que nunca se molestaron en prestarte atención, que siempre te tomaban a mal, que toda tu vida vivieron diciéndote que era lo que debías hacer? ¿Serias capaz de dar tu vida para parar ese incendio? —Pregunta Kurushimi quitándome el collar y dejándome mirar una pantalla con mi casa en llamas y con muchos cuerpos de bomberos tratando de apagarlo, cosa que era imposible. Y tras una ventana mi hermano y mi padre intentando salir con rostros de estar quemándose.

 

—Si… —Respondí con decisión… ante aquello y por fuerzas sobrenaturales el incendio ceso y emergencias medicas entraron sacando a mi hermano en coma y a mi padre con dificultad respiratoria. Entendí que iba a pasar, por lo que cerré mis ojos con mucha fuerza esperando mi golpe final.

 

—Suerte en el cielo. —Me dijo Kanashimi, lo que me hizo abrir mis ojos, el tomaba un clavo en mi frente y Kurushimi se preparaba para darle con un martillo.

 

—Siempre los odie… —Les dije empezando a llorar, aun no pasaba nada y ya sentía mi vida escapando de mi cuerpo.

 

—Adiós. —Me susurro Kurushimi y se empezaron a desvanecer ambos, el dejo caer el martillo en mi frente clavando aquel pedazo de metal en mi frente y ambos se volvieron polvo y desaparecieron, igual yo desaparezco, aquella barra en la que yo estaba apareció en mi casa. Yo lloraba desconsoladamente mientras lentamente se van cerrando mis ojos, mi respiración empezó a ser entrecortada y dura yo sonreí cuando pensé que gracias a mi, mi familia iba a estar bien, mis ojos terminaron de cerrarse y mi respiración se detuvo, empecé a salir de mi cuerpo, mi alma se separo de mi cuerpo pálido, ensangrentado y ya sin vida, se sentía extraño ver mi cuerpo y no desde un espejo, empecé a seguir corriendo aquella ambulancia que lleva a mi padre y hermano.

 

Una vez allá, entre a su habitación en el hospital, sin necesidad de abrir la puerta, ya que la traspase, mi hermano llora desconsolado, había despertado ya y recibido la noticia de mi muerte, mi padre, no esta mejor que el, también llora disimuladamente, como queriendo esconder su dolor.

 

—¡Debí evitarlo! ¡El me lo advirtió! ¡Los gemelos de Japón no eran normales! ¡¡Por mi culpa mi hermano esta muerto!! —El grita entre llanto mas a si mismo que a los presentes, me sentí muy mal por el estado de mi hermano, se había salvado de su muerte y solo piensa en mi, puse una mano en su hombro y el extrañamente se calmo, a lo que yo sonreí, el se limpio las lagrimas.—Perdóname… —Susurra como si supiera que yo estaba ahí.

 

—No hay nada que perdonar. —Le respondo a sabiendas que desde algún modo el me escucha, en ese mismo momento entendí lo que habían querido decir los gemelos aquellos, los gemelos son un alma en dos cuerpos distintos, ya tomaba sentido, estando yo muerto el me sentía y me hablaba, lo mismo hacia yo.

 

—¿Alex? ¿Pasa algo? —Pregunta mi padre, quien ya solo le quedan marcas de lagrimas secas en el rostro, extrañado ante la tan rápida recuperación de Alex.

 

—No pasa nada… Axel ahora esta en mejores manos… —Respondió mirando por la ventana y por su ojo derecho se derramo una lagrima.—Aunque no lo veamos físicamente… siempre estará con nosotros… —Termino de hablar con una sonrisa dolida y derramando otra lagrima.

 

Yo sentí una enorme paz interior, la misma que quizás mi hermano también esta experimentando, vi como una luz blanca salía de mi cuerpo y me hacia mirar también por la ventana, y entendí que aunque ya no estuviera físicamente con ellos, siempre los estaría cuidando desde donde sea que yo estuviese, a quienes yo decía odiar, defendí con mi vida, eso es algo que nunca cambiaria, jamás…

 

Ser un gemelo no significa ser exactamente igual al otro, significa sentir y ver de la misma manera que el otro, no lo entendí hasta ese día, aun queda mucho por averiguar, pero por ahora me conformo con saber que mi familia estará bien de ahora en adelante, yo seré su ángel guardián, porque los ya fallecidos siempre se quedaran cerca de aquellas personas que amaron en vida…

Creación propia

Adriana

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6 comentarios

Dejando de lado que me parece que te inspiraste en la biblia con la «crucifixión» y «dar la vida para salvar a los otros» (nota aclaratoria: soy ateo, aunque eso no significa que sea un idiota irrespetuoso) es una historia muy buena y que -en cierto modo- tiene su moraleja. 5/5 y +1

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