Ojo por ojo…

Siempre me han gustado los animales, considero que son las criaturas más sinceras que pueden existir, nunca te traicionaran ni te harán daño intencionadamente, cosa que no puedo decir de los humanos por desgracia.

Hace un par de meses comencé a ver varios carteles de mascotas desaparecidas por mi barrio, y no pude evitar sentir mucha pena tanto por los animales como por sus dueños, que, como yo, harían cualquier cosa por sus queridos compañeros peludos… No me quiero ni imaginar lo que haría si a mis gatos les pasase algo, soy capaz de matar por ellos.

Los días siguieron su paso hasta que un día encontraron en un descampado a un perro de los que aparecían en los carteles, al pobre le habían reventado un ojo, cortado las orejas, la cola y tenía quemaduras de cigarrillos por todo el cuerpo además de las costillas y patas rotas… El pobre estaba tan mal que no hubo más remedio que poner fin a su dolor “poniéndolo a dormir”.

Me sentí furiosa… Que ocurrieran esas cosas en mi barrio me hizo sentir tal odio y rabia que decidí dar paseos por la noche armada con una llave inglesa de esas que son durísimas, a ver si encontraba alguna pista sobre quien podría ser el que le hacía eso a los animales… Hoy podían ser perros pero quien nos dice que mañana no podrían ser niños?

Al cabo de un rato mientras andaba oí a no muy lejos los chillidos lastimeros de un gato, rápidamente me acerque y vi a alguien que parecía estar sentado en el suelo de donde provenían los maullidos.

–          Ehh!! Puto cobarde ven aquí que voy a partir la cara! – Le grite al tiempo que eche a correr a por quien fuese.

De inmediato aquel cobarde huyo del sitio, con la mirada impotente tan solo pude ver como corría ya que tuve que hacerme cargo de un pequeño gatito encerrado en una jaula, tras sacarlo de ahí me lo lleve a casa donde como buenamente pude le cure las pocas heridas que tenia. Había sido de los afortunados, a saber a cuantos más les habría hecho lo mismo.

Pero eso no hizo más que aumentar mi rabia, con todas mis fuerzas desee que quien estaba haciendo eso con los animales sufriese el mismo daño que les estaba causando a ellos.

Tras dejar al pequeño dormido en una caja con una mantita, ya llamaría a la policía por la mañana, mis gatos se me acercaron restregándoseme por las piernas, al mirarlos vi que por un momento sus ojos adquirieron un brillo rojizo, aunque quizás solo fuesen imaginaciones mías debido a mi estado de nervios en aquel momento. Así que tras beberme un té decidí ir a la cama en compañía de mis gatos, que indudablemente sintieron mi rabia y mi dolor ya que se me acurrucaron mucho más que otras noches.

Ha pasado una semana desde aquello y esta mañana tomando mi desayuno mirando el telediario me he llevado una grata sorpresa.

Encontraron al responsable de las desapariciones de las mascotas de mi barrio muerto en su casa, en el garaje encontraron algunas jaulas vacías y otras con gatos y perros que pertenecían a mis vecinos además de un montón de DVDS y videos en su ordenador… Por lo visto grababa sus “hazañas”.

Al revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad de la casa, vieron algo sorprendente…

La imagen fija en blanco y negro hacia el salón de la casa muestra como el hombre estaba tumbado en el sofá, dormido con la televisión encendida, varios minutos después se ve como dos pequeñas sombras entran por la ventana abierta del salón y se van acercando por detrás y a medida que se acercan van aumentando de tamaño hasta alcanzar la altura de una persona normal, sin una forma definida hasta el momento que están casi encima del hombre que es cuando les salen unos brazos enormes y le cojen rápidamente, puede verse como se despierta de golpe y se retuerce para soltarse sin éxito incluso volteando el sofá. Tras unos instantes de forcejeo las sombras se lo llevan arrastrando fuera del salón, posiblemente hacia el garaje donde fue encontrado su cadáver. Tras esto hay que adelantar horas en la cinta hasta que casi amanece, entonces se ve esta vez como dos gatos entran en el salón, el que parece más pequeño corre hacia la ventana y salta hacia afuera saliendo de la escena, mientras el más grande mira fijamente hacia donde está la cámara y permanece fijo unos minutos hasta que finalmente se relame los bigotes y se va también por la ventana.

Lo curioso de todo esto es que al parecer fue torturado hasta la muerte de la misma forma y con los mismos métodos que usaba con los animales.

Un detalle del que me fije y realmente me sorprendió fue que el collar que llevasen fuese exactamente el mismo que tienes mis gatos.

Tras acabar mi desayuno les mire fijamente un momento y me miraron como leyéndome la mente, tan solo sonreí acariciándoles la cabeza y he decidido guardarles el secreto.

 

Creacion propia

Morweris Bathory

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6 comentarios

En verdad para ser sincera, no soy amante de los gatos ni animales en general, pero me gustó bastante bueno, uno cuando se mete en el cuento logra entender lo que el escritor desea transmitir al lector, me gusto bastante bueno ^^

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