Respeta a tus mayores…

Como todos los días venía de la escuela, cansado de cargar mi pesada mochila, repleta de libros, además de soportar el calor de éstas épocas. Llegué a mi casa, pero no había nadie, mejor para mí, así ya no tenía que ocuparme de hacer nada, así que prendí mi computadora y me puse a ver vídeos graciosos, después de un rato me cansé y decidí salir, aunque tuviera órdenes estrictas de mis padres de no salir afuera, desobedecí.

Salí a dar una vuelta con mi bicicleta al parque de enfrente, pues ese día estaba un poco solitario, perfecto, nadie me molestaría y podía estar ahí todo el día sin que nadie me dijera que hacer. Estaba paseando cerca de la casa de mi amigo Luis, y me encuentro con él. ‘‘Vamos a hacer algo divertido‘‘ me dijo. Yo obiamente le respondí que sí, aunque no sabía muy bien a que se refería, igual, no me importó.

Volvimos al parque, pero ahí había sentado en las bancas, un hombre de avanzada edad, aparentemente rezando, o tal vez dormido. A mi amigo Luis se le puso un gran sonrisa, de oreja a oreja. ‘‘Tengo una idea‘‘ me dijo, se agachó y levantó una piedra que estaba en el suelo. ‘‘Te atreves a tirársela?‘‘ me dijo. Si bien a mí no me importaba mucho hacerlo, creía que era demasiado lejos. ‘‘Anda, el viejo ni cuenta se dará‘‘. Me decidí a hacerlo, entonces, la tiré. Al viejo le cayó en la cabeza, y aparentemente se cortó y cayó al suelo del dolor. Luis no paraba de reirse como loco en el suelo. A mi me dió un poco de lástima, aunque no quería quedar como llorón ante Luis, así que me reí disimuladamente.

El viejo se levantó lentamente, aparentemente enojado. Me miró a mí y creí que iba a acusarme, pero sólo dijo entre una sonrisa maniaca ‘‘No deberías hacerle eso a tus mayores, acaso no los respetas?‘‘. Me quedé callado unos momentos mientras el viejo me miraba, y Luis no podía contenerse la risa. Yo me sentía apenado, pero dije ‘‘Puedo hacer eso y más, anciano asqueroso‘‘. A este punto ya no me importaba que hiciera el anciano, aunque tenía un poco de miedo. El viejo sólo me vió con esa sonrisa burlona y me dijo ‘‘Respeta a tus mayores…‘‘. Me voltee y me fuí, el anciano no dijo nada más, ni siquiera oí a Luis caminar.

Llegué a mi casa sin voltear atrás, para mantener mi orgullo. Estaba en la puerta, oí un carro aproximarse y eran mis padres. ‘‘Qué haces aquí afuera? Te dijimos que no podías salir‘‘ me dijo mi madre. ‘‘Está bien, igual ya estoy aquí, adentro está muy aburrido‘‘. Me metí en MSN y Luis estaba desconectado. ‘‘Qué raro, Luis siempre se conecta‘‘ dije en mi imaginación, aunque no le dí importancia y fuí a cenar. Después de cenar fuí a lavarme y dormir, nunca había tenido una mejor noche para dormir.

Desperté tirado en el lavadero de la cocina, con mi mano sosteniendo un cuchillo ensangrientado, igual que mi camisa. Tocaron el timbre y fuí a atender. Por alguna razón no me lavé la mano, ni siquiera me interesó. Era mi tía, venía a visitar a mis padres. ‘‘asa tía, están en su cuarto‘‘ Le dije, mientras la llevaba a la habitación. Abrí la puerta y ahí estaban mis padres, ensangientados, destripados y acostados sobre la cama. Mi tía dió un grito desgarrador mientras yo le acomodaba la mano a mi madre. ‘‘Qué ocurrió aquí ?!‘‘ gritaba mi tía. ‘‘Qué tiene?, el anciano me dijo que estaba bien, por qué respetar a Luis que sólo es por meses mayor que yo? Por qué respetar a mis padres? Por cierto, que edada tienes, tía?‘‘.

Creación propia

Raúl Osuna