El »te ofrezco»

A mediados de los 80, aquí en Lima, Perú, se volvió muy popular un juego entre niños que cursaban la primaria.

En esa época donde la gente vestia la moda de las zapatillas Nike, Adidas, o Reebok, donde se escuchaba el Rock americano, y el español recién poniendose de moda en las discotecas, hubo una curiosa moda donde los niños jugaban un extraño juego conocido como el »Te Ofrezco».

Este juego duro muy poco tiempo, según cuentan, solo duro alrededor de un año y medio, cuando después incluyeron una norma en los colegios donde explicaban lo peligroso del juego, y que no se debia jugar más, aunque era una exageracion ya que a primera impresión era un juego simple e inocente. La historia que les voy a contar, fue, según dicen, el motivo por el cual se prohibio el juego de el »Te Ofrezco». Se cuentan, en la escuela Unión Latinoamericana 101, llegó la fiebre de ese juego en los grados 2do, 3ero, 4to, y 5to de primaria, una fiebre que se extendia tambien en otros colegios posteriores del Unión Latinoamericana 101.

El juego era simple, las reglas eran que una persona debía elegir a cualquier otra y decirle »Te Ofrezco» seguido de cualquier cosa que esa persona le pueda ofrecer a la otra. La otra persona debía responderle igual, »Te Ofrezco» seguido de otra cosa, pero lo importante es que la cosa que elegia debía ser de mayor valor que la cosa que el primer sujeto le ofrecía.

El juego terminaba cuando uno no tenía algo de más valor que ofrecer, y asi el que ganaba se llevaba todo lo que se le había ofrecido. En el salon de 3ro »B» de primaria, habían dos niños, Luis y Jean Carlos, ambos de 8 años. Estos niños eran muy competitivos, siempre les había gustado los juegos, como policias y ladrones, las escondidas, chapadas, entre otros, pero lo que más les gustaba era ganarlos.

Un día Luis alcanzó a Jean Carlos a la salida y le dijo:

-Te ofrezco mi lapicero, Jean Carlos.

-Ahh ese tonto juego, bueno esta bien, yo te ofrezco mi cuaderno- díjo Jean Carlos, mientras seguía caminando a su casa.

-Ese cuaderno no vale tanto como mi lapicero, mi lapicero es muy fino a compración de ese cuaderno tuyo- le díjo Luis intentando persuadir a Jean Carlos.

-Como quieras, te ofrezco mi computadora- díjo Jean Carlos entre risas- no podrás ofrecerme algo más valioso que mi computadora, es nueva, la más cara que encontramos en el centro comercial.

-Mmmm no es justo- díjo Luis, casi resignado pues sabía que ningún objeto que el tendria seria mas valioso que una computadora, inusual en ese época.

-Entonces he ganado, dame tu estupido lapicero Luis- díjo Jean Carlos, a quien realmente no le importaba el lapicero, solo ganar.

-Puedo conseguir algo mas valioso que tu computadora, solo dejame un día, mañana a la salida del colegio te lo mostrare ¿de acuerdo?- exclamó Luis.

-Como gustes, sera solo un retraso de mi victoria- díjo Jean Carlos, mientras giraba en la calle para llegar a su morada.

Al llegar a su casa, Luis no podia dejar de pensar en el juego que había comenzado con Jean Carlos. Estuvo pensando en el camino algo mas valioso que una computadora pero no se le pasaba por la mente algo que tendria tanto valor, y mucho menos algo que pueda conseguir.

Estaba realmente frustrado porque mañana le tendría que dar cara a Jean Carlos y aceptar su derrota, y más vergonzoso aún era el hecho de que el fue quien empezó el juego. Para Luis era muy importante la victoria, era algo que siempre buscaba, algo que siempre se preocupaba por obtener, sin importar que tuviera que hacer el solo queria ganar, y más aún cuando su rival era Jean Carlos, otra persona que tambien le gustaba ganar, he incluso tal vez más que a el. Fué entonces que Luis se decidió a hacer lo que se le habia ocurrido.

A la salida del día siguiente, entre el conglomerado de estudiantes, Luis jalo a Jean Carlos a los baños del colegio del primer piso, que estaban deshabitados por varias razones, una de ellas según cuentan era porque en esos baños se apareció un fantasma, pero esa ya es otra historia.

-Te ofrezco mi dedo anular- díjo Luis, ya decidido a ganar el juego de una vez y quizas no volver a jugarlo en bastante tiempo.

-¿Tu dedo anular? ¿estas bromeando verdad?- díjo Jean Carlos conteniendose la risa, sin creer que Luis se atreviera si quiera a cumplir si el ganaba.

-No te rias que es en serio, estoy dispuesto a darte mi dedo anular, pero si no puedes darme algo más valioso, entonces ve preparando tu computadora para que me la lleve- díjo Luis con aires de triunfo.

-Espera idiota, tu me ofreces tu dedo, ¿pero como se que realmente estas dispuesto a darmelo?- preguntó Jean Carlos- tal vez no tenga algo más valioso que dar pero debes probar que estarias dispuesto a darme tu dedo, o sino yo ofreceria mi cabeza y no seria justo ¿verdad?.

Luis ya había pensado que Jean Carlos diría eso cuando estaba en su casa, por eso ya habia venido preparado para demostrarle hasta donde podia llegar. Luis sacó un cuchillo de su mochila y se extirpo el dedo rápidamente para no sentir dolor.

-Ya… esta- dijo Luis, mientras colocaba el dedo en una banca del baño y se cubria la mano con una venda.

El suelo estaba manchado de sangre ante la mirada incrédula de Jean Carlos, quien no respondió por unos segundos,

-No crei que fueras capaz Luis- díjo Jean Carlos, todavia sorprendido por el acto de Luis- se ve que realmente quieres ganar.

-Pierde de una vez… y dame tu computadora- exclamó Luis, realmente adolorido, después de todo, debe ser un tremendo dolor para un niño de 8 años cortarse el dedo.

-No lo hare, no pienso perder mi computadora, ni mucho menos este juego- respondió Jean Carlos decidido a seguir- te ofrezco dos de mis dedos.

En seguida Jean Carlos tomo el cuchillo y se arrebato dos dedos de la mano, el anular y el indicador. Igual que Luis se vendó la mano y prosiguio a decir:

-He ganado.

Luis, quien todavia no se recuperaba de su dolor, penso en acabar con todo esto de una vez. Pero el se quedaria sin un dedo, por nada, tal vez hubiera sido mejor acabarlo antes y solo perder un inservible lapicero, o tal vez mejor hubiera sido nunca retar a Jean Carlos, a quien se le conocia por su gran valentia en todo el tercer grado. Luis tomo el cuchillo y comenzó a cortar su mano. Sus gritos resonaron en todo el baño, se perdian afuera por la multitud de gente pero dentro del baño se escuchaban claramente, reflejando el dolor que Luis estaba afrontando.

Un charco de sangre adornaba el suelo del baño, miles de gotas salpicadas en los uniformes de Luis y Jean Carlos, realmente parecia una escena sacada de alguna pelicula de terror, pero estaba sucediendo de verdad.

-Te ofrezco mi mano- dijo Luis, sin poder contener las lagrimas de su rostro, temblando de miedo o dolor, sin poder saber que estaba sintiendo en ese momento- ayudame a vendarmela… por favor.

Jean Carlos lo penso dos veces, pero termino ayudando a Luis a vendarse su mano, no hiba a dejarlo desangrarse. Para cuando termino de vendarlo, Jean Carlos lo miró fijamente, entre la multitud de alaridos que se escuchaban de afuera, dijo:

-Te ofrezco mi pierna- dijo Jean Carlos.

-Estas loco, seras cojo durante toda tu vida- dijo Luis- tu querias ser un jugador de futbol ¿verdad? es mejor que admitas tu derrota antes de que cometas esa locura.

-¿Como voy a pretender ser un jugador de futbol si no se ganar de niño?- respondió Jean Carlos, quien no desviaba la mirada de Luis- dame el cuchillo.

-No, Jean Carlos… no.

-Dámelo.

El baño del colegio Unión Latinoamericana 101 se había vuelto un escenario de mutilación. Un río de sangre corría por el suelo, y los cuerpos mutilados de dos niños fueron encontrados esa misma noche. Las manos, piernas, trozos de piel, ojos, lengua y otras partes del cuerpo, se encontraron exparcidas en el suelo del baño. Ambos valientes niños habian llevado un inocente juego más allá de lo que deberia ser, acabando ellos mismos con sus propias vidas, solo por querer ganar. La noticia se corrió a todos los lugares, prohibiendo definitivamente el »Te ofrezco» y cualquier tipo de juegos parecidos en todas las escuelas de Perú.

Lo curioso de este caso es que se encontró un papel en el baño, manchado de sangre pero claramente se distinguia unas palabras escritas con lapicero: »Gané». Nunca se llego a descubrir cual de los dos niños escribio eso, y aunque uno hubiera ganado el juego, ambos terminaron perdiendo.

Mi Cerebro.

Escante

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10 comentarios

Azafata… si no la gana la empata :yaoming:, aunque nose porque simplemente no compararon las letras para saber quien gano ¬¬

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