Mis manos tiemblan, no puedo caminar tranquilamente, me observa, el están ahí, solo porque no contesté cuando ellos me llamaron. Ignoré su llamada y ahora lo pago caro, muy caro.
Hace dos semanas, había adquirido un nuevo teléfono, el mío se había dañado y necesitaba uno nuevo, se lo compré a un sujeto algo peculiar, se veía como un tipo decente, tenía el pelo castaño oscuro, algo alto, llevaba una chaqueta de cuero abierta acompañada de una camisa blanca y unos pantalones negros.
Noté que su actitud era muy preocupante, al venderme el teléfono estaba muy desesperado, como si solo se quería deshacer del teléfono para siempre. De haberme enterado antes, todo sería diferente. Me entregó todo lo que necesitaba el teléfono, sus accesorios esenciales, la caja estaba rasgada, rasguñada, eran rasguños de desesperación. Yo de imbécil creí que debió haber sido su perro o alguna mascota. Le entregué el dinero y cuando estaba a punto de irme, el sujeto me detuvo agarrándome bruscamente del brazo. “Hagas lo que hagas, no revises los mensajes… No lo hagas”. Lo miré y le pregunté “¿Qué hay en los mensajes?” el se me quedó mirando, su cara se lleno de preocupación “el terror que nunca te podrás imaginar, tienes que esperar, no los borres, o el se molestará, si los lees lo liberaras y el terror jamás ante visto se desatará”. Lo miré asustado y él se fue, no lo volví a ver, fue como si se hubiera desvanecido en el aire. Yo me devolví algo asustado a mi casa.
Por tres días tuve miedo de abrir la bandeja de entrada de mis mensajes, como dijo el sujeto, habían unos mensajes sin revisar. No tuve el valor de entrar en la bandeja de entrada, hasta el cuarto día, en donde estuve toda la tarde pensando qué pasaría si habría esos mensajes, me resultó difícil pensar en algo coherente porque era muy difícil que alguien sepa cuando lees tus mensajes, ya que eran mensajes de texto y esos no te avisan cuando llegan, o cuando los lee el receptor. Ya en la noche, me armé de valor, estaba decidido, iba a abrir esos mensajes, la intriga me mataba… Como hubiera deseado no abrirlos.
Abrí la bandeja de entrada, busqué los mensajes y no los encontré, revisé detalladamente la bandeja de entrada, no estaban los mensajes, tenía el símbolo de un nuevo mensaje, pero no había ningún mensaje. Salí de la bandeja de entrada y pasando por el menú de mensajes encontré una carpeta llamada “?”, si había un mensaje misterioso o algo por el estilo, debía estar en esa carpeta, mis manos temblaban, empecé a sudar, no estaba seguro de lo que iba hacer, pronto sabía que lo lamentaría, tenía el grande presentimiento de que lo iba lamentar horrible, y así fue. Cuando intenté abrir la carpeta, el teléfono se congeló, le salieron 10 rayas verticales rojas en la pantalla, como si se hubiera dañado. El teléfono se apago.
Una brisa fuerte entró a mi cuarto, sacudiendo las persianas que estaban cerca de las ventanas. Era una brisa fría como el invierno, fría como el miedo, un frío que lo podías sentir en todo tu cuerpo, que te consumía poco a poco. La luz se fue, se fue como si los bombillos hubieran explotado, todos al mismo tiempo, estaba inmóvil, el frío no me dejaba moverme y la oscuridad no me deja ver en absoluto, me quede ahí, sentado en el piso, esperando a que esta pesadilla se acabara, cuando creía que estaba pasando lo peor, escuché pisadas provenientes de la sala, pisadas fuertes, como si alguien pesado estuviera caminando en la sala. Yo, paralizado y asustado, no sabía qué hacer, no me daba tiendo de ocultarme, ni siquiera me podía mover, así que me quedé ahí, esperando a ver quién era el sujeto y el destino que me esperaba. Empecé a llorar de la desesperación, ese minuto que esperé a que ese “sujeto” entrara, yo sentí que pasaron horas. La manija de la puerta empezó a rechinar, la puerta se abrió lentamente hasta que de un golpe se abrió completamente, era una figura alta, como una sombra, lo único que resaltaba de “el” eran sus circulares ojos rojos, lo miré solo por 3 segundos hasta que se prendieron todas las luces y este se desvaneció rápidamente. La brisa fría dejó de acosarme.
Esa noche recuerdo haber dormido en el piso, no tenía las fuerzas como para levantarme. Al día siguiente, todo está en orden, siento el tranquilo orden de mi casa, ya el evento pasado, paso a ser una terrible pesadilla. Agarro mi teléfono, el cual estaba en el piso, lo reviso y para mi sorpresa, estaba encendido, funcionando normalmente, en cuestión de segundos, llegó un mensaje. Solo lo podías leer, no tenías otra opción, así que lo abrí, el numero el cual lo mando decía “Numero desconocido”, el mensaje decía “contesta”, el mensaje se auto borró, no pude hacer nada para evitarlo, solo se borró. En eso, llama ese número desconocido, llamó 3 veces ese día, cada uno con una diferencia de 1 hora, yo nunca le contestaba a extraños, así que ninguna de las 3 llamadas las contesté. Ahora me pregunto qué hubiera pasado si hubiera contestado el llamado.
La noche llegó, esta vez no hubo nada extraño, pude dormir tranquilo, lo extraño y macabro vino al día siguiente, en mi puerta, se encontraba escrito con sangre “contesta…” empecé a temblar, mi corazón estaba latiendo rápidamente, me encontraba desesperado, asustado, no sabía que pensar. Después paso lo que no quería que pasara, el número desconocido empezó a llamar otra vez. Tenían demasiado miedo como para agarrar y contestar a su llamado, llamó tres veces, las primeras dos no las contesté, pero sabía que si quería que no me pasara nada malo, tenía que contestarle al “número desconocido”. Sonó el tercer llamado, yo con valor agarré el teléfono y contesté, se escuchaba a alguien respirando con dificultad, le dije “¿Hola? ¿¡Hola!? ¡¿Qué quieres de mí?! ¡Responde!” la persona con la que estaba hablando, se escuchó una risa baja y lenta, que se unía con su respiración. El colgó, me empezaron a salir unas lágrimas de desesperación, de tristeza, me insultaba mi mismo por mi curiosidad, por intentar leer el mensaje. “Ahora el me matará” pensaba.
Ya en la noche me logré calmar un poco, lo que me mantenía preocupado era lo que me esperaba mañana, que mensajes dejará o que me hará. Después de tanto pensar, decidí dormirme de una vez, me torturaba a mi mismo prolongando el destino que me podría estar esperando. Al día siguiente, no encontré nada extraño, nada que debería resaltar, revisé detalladamente mi casa, pero no había nada, hasta que decidí revisar mi teléfono, un mensaje, lo abrí, este decía “Llamada perdida.”. Al terminar e ver el mensaje, me di la vuelta para dirigirme a mi cuarto, pero al darme la vuelta, el estaba ahí en enfrente mío, viendo con sus ojos rojos que quemaban la vista, escuché un chillido que casi hace que mis tímpanos explotaran. Caí al suelo, el se acercaba a mí, poco a poco, cuando estaba lo suficientemente cerca de mí, me agarró bruscamente, mis ojos se cerraron automáticamente. Cuando logro abrirlos otra vez, me encontraba en mi cuarto, me dolía todo el cuerpo, cuando veo la razón, grito despavoridamente, Tenia todo el cuerpo con cortes, unos más profundos que otros, en el techo, se encontraba escrito con mi propia sangre “Llamada perdida”.
Llevo en mi cuarto por una semana, sin comida, solo agua, y ya se me está acabando, muero ahogado de agonía, el está ahí afuera, no puedo salir, ya no tengo nada que perder, intentaré pelear contra él. Sé que moriré, pero prefiero morir de esa forma que morir encerrado en mi propio cuarto.
Esto es una prueba, un juego siniestro y inhumano, a él le parece divertido ver como sufren los demás, ahora está libre, cuando termine conmigo, de seguro buscara a otra víctima.
Piénsalo dos veces antes de no contestarle a un “Numero desconocido”.
4 comentarios
jajaja si le hubieras agregado que el tipo que le vendio el celular tenia una cicatriz en diagonal entre los ojos, hubieras descrito perfectamente a Squall Leonhart del Final Fantasy VIII
-___-» no me gusto mucho.
eh pues… rara, no tiene demaciado sentido
Otra historia con moraleja que para dejar el mensaje el protagonista debe pasar por un infierno, y el mensaje en sí es bastante pequeño, como lo es «no contestarle a extraños». De hecho es un mal consejo y muy infundado. No necesariamente será algo malo si te llama un número desconocido.