Miedo. Eso es lo que nos mueve día a día, el miedo a morir en nuestro sueño, a bañarse y resbalarse con el jabón, a salir y que un ladrón nos apuñale, a morir solos, a morir en situaciones infrahumanas.
Todo esto es meramente un tentempié en comparación con lo que viví.
Fue hace ya más de 6 años, 5 meses y 8 días. Hacia una semana había cumplido mis 17 años y mis expectativas de vida seguían bajas, típico de adolescente supongo. Mis días eran el círculo vicioso de una rutina monótona, comenzaba a la mañana muy temprano leyendo los obituarios del diario mientras desayunaba café y medialunas, luego a la computadora hasta casi la hora de cenar y, al final como casi un deseo dudoso de la continuidad de mi rutina, la cama. Todo normal, todo común y corriente hasta aquella fatídica noche de invierno, el primer día de la estación para ser exactos. Me levante mas tarde de lo usual y no desayune ni almorcé, solo fui derecho a la computadora, casi como si los movimientos los tuviese cantados me encontré a mi mismo divagando en el buscador, sin saberlo puse la palabra “penumbra”, la misma mostró miles de millones de resultados como es lo usual en un buscador tan famoso. Me extrañe cuando vi esa palabra dentro de una pagina que solía frecuentar, una visión de una vida que nunca tuve, un sitio tan atestado de sonrisas y abrazos que provocaba al espectador arcadas instantáneas, pero a mi me agradaba… tal vez por que las imágenes de animales cachorros o videos agradables me provocaban sentimientos encontrados con mi infeliz niño interior.
Me metí sin dudarlo pero solo llegue a la pagina principal, “extraño”, me dije mientras hacia clic en el ultimo video subido, “Minnie and the Mechanic” se titulaba.
El inicio del video era una presentación como de programa para niños, había una cortina verde escandalosa de fondo y algún par de treitañeros con ropas ceñidas de colores fuertes haciendo morisquetas al publico, la música se oía muy pero muy por lo bajo así que le subí al máximo los parlantes, pero el sonido no cambiaba. De pronto los dos tipos dejaron de bailar y sonreír súbitamente quedándose parados en el medio del precario escenario, uno de ellos grita algo muy alegre pero quieto, pero era tan bajo el volumen del video que no descifre lo que decía. La cámara paso en un flash por el escaso publico mostrando a toda una pila de niños gritando eufóricos de emoción por estar ahí, luego otro de los tipos fue a sentarse al piso del escenario con un micrófono demasiado grande como para caber en su mano y grita “me oyen!?” en un ingles australiano. Vaya que lo oí, tuve que bajarle al parlante lo más que pude para que no me reventaran los tímpanos. El tipo siguió hablando:
– Hoy chicos es un día muy especial, ¿saben por qué?.
– ¿¡Por que!?. – respondían los niños.
– Por que hoy nos llega la visita de Minnie!. – todos comenzaron a gritar hasta que apareció una chica rubia, muy desarrollada de delante y atrás con un vestidito tan apretado que si apenas se agachaba podría quedarse desnuda. – Bienvenida Minnie, ¿hoy qué nos vas a enseñar?.
– Una lección muy importante, – atino a decir ahogándose en las vueltas de su ropa brillosa. – presten atención chicos y díganme cuando vean al mecánico, ya que les tiene una sorpresa!.
Ella soltó el micrófono en el piso, haciendo que se estrellara, los otros dos tipos habían desaparecido. Minnie se desplazo por el escenario caminando muy provocativamente hasta que se detuvo mirando hacia la izquierda, se quedo ahí unos segundos con cara de preocupación cuando continúo con su paseo.
– ¡Ahí esta, ahí esta!.
Los niños gritaron cuando un hombre grande, de unos 50 años vestido con un overol azul opaco con nada debajo y una caja de herramientas se planto justo detrás de la chica.
– Buen día señorita Minnie, veo que me busca. – anuncio con una voz grave y rasposa.
– Oh si, vea que necesito ayuda con…
Las luces se apagaron de repente y la música alegre de fondo ya no sonaba, solo se escuchaban los repetitivos gritos de los infantes asustados temiendo lo peor. Me acerque al monitor pensando lo cruel que era esta broma para chicos tan pequeños, pero por lo raro que iba el espectáculo hasta ahora, no me extrañaba en lo más mínimo.
Le volví a subir el volumen al parlante creyendo escuchar algo luego de que los breves alaridos cesaran. A paso extremadamente lento la luz comenzó a surgir de nuevo, la cortina del escenario ahora estaba tirada sobre él cubriendo un bulto escaso. Alguien quien no fue mostrado en cámara tiro de a poco de la desgarrada cortina, revelando una cara sonriente femenina… reshumando sangre por todos los poros. De un sopetón destaparon a Minnie, mostrando su desnudo cuerpo inerte, el cual tenia un destornillador clavado en el pecho, varios clavos incrustados en sus dedos haciendo que se fijaran a la madera del piso y sus piernas totalmente abiertas mostrando un sexo profanado el cual había expulsado una llave inglesa toda ensangrentada y bañada en fluidos masculinos, casi como si alguien la hubiese violado con la herramienta y físicamente.
Estaba tan asqueado y asustado, quería vomitar, quería gritar y salir corriendo, pero no podía, mi rostro seguía clavado en las morbosas imágenes, como un pervertido.
Se escucharon pasos acercándose tranquilamente:
– ¿Aprendieron su lección niños?… la penumbra es un lugar muy malo, saben porque?. Por que yo habito ahí.
La cámara se dirigió al público, donde ahora solo había maniquíes rotos y algunos sin cabezas o extremidades y sin ropa. El Mecánico rió y apareció de un golpe frente a la cámara sonriendo de oreja a oreja. Yo resbale de la silla pero evite caerme.
– ¿Aprendiste tu lección?… ¿acaso crees que tu vida es mala?, entonces no conoces la penumbra.
La pantalla se apago y yo termine de caer de la silla. Me quede un buen rato respirando pesadamente e intentando entender lo que había visto. Volví a la computadora, pero resulto que la fuente había hecho un corto y término quemando el pc, mejor para mí supongo.
Salí de mi cuarto a buscar a mi madre que se supone que a esa hora estaría en la cocina haciendo la… ¿cena?, ¿5 horas habían pasado ya?.
– ¡Mamá!. – grite pero nadie respondió.
La casa estaba en sepulcral silencio, la busque a ella y a mi hermano menor, pero todo termino en volver a la cocina en vano. El periódico estaba sobre la mesa extrañamente abierta en la sección de los obituarios, raro, por que ese día no la había leído y nadie más en esta casa lo hace. Leí las primeras dedicatorias:
“A Michelle y Nicholas Smith, quienes sufrieron el brutal ataque que les provoco la muerte hace un año. Los recuerda su hijo y hermano, James Smith. Los amo y lo siento.”
Tire el periódico, cayendo desmayado.
– Jamie, Jamie despierta.
– ¿Mamá?.
Abrí los ojos con un destello de luz forzándolos a cerrarlos, la voz calma de mi madre me quito de a poco el susto de mi sueño.
– Mamá, tuve un sueño muy…
– Jamie, sabes que no soy tu madre. Ella murió hace mucho.
– ¿¡Que!?.
Me levante casi al borde del ataque y una mujer vestida de enfermera me tiro con fuerza hacia la cama y me ato con unas correas de cuero.
No era un video, no era solo un video… era verdad, la penumbra era el… yo lo vi, vi la penumbra y fue tras mi familia pero me culparon a mi. Ahora él me busca. Lo veo en cada esquina oscura por el rabillo de mi ojo, huelo el olor a metal y escucho el sonido de sus pasos mientras lleva su caja de herramientas.
Pronto acabara conmigo y este último testimonio jamás deberá ser leído, pues quien lo haga recibirá el mismo castigo. No importa cuando, ni en que forma se presente, el estará esperando, analizando tu punto débil y atacara.
¿Aprendiste tu lección?
2 comentarios
Creo que ya está gul xD
La lección. Es no mirar porno