Habitacion 121

Durante una noche lluviosa un hombre se ve en la necesidad de hospedarse en un hotel. Quedaba en el camino y pese a su mal aspecto, un motor dañado no podría llevar a nadie muy lejos. El era un joven empresario que después de una muy larga reunión y un poco de mala suerte solo necesitaba dormir un poco. Al entrar el lugar no impresionaba a nadie pero cumplía fácilmente su finalidad. El encargado del lugar le saludo amablemente,  era un hombre delgado con una cicatriz muy grande sobre su labio. Él le devolvió el saludo y pidió una habitación, después de pagar recibió una llave ligeramente cubierta por oxido con el numero 121 grabado. Sonrió un poco al pensar que los escalones del hotel aun eran de madera ¿Cómo es que aun existían? Rechinaban demasiado al pisarlos lo cual lo puso nervioso. Al llegar a su habitación lo primero que noto fue el polvo acumulado y como la luz del baño no funcionaba, aun así dentro se escuchaba como caía una gota a la vez sin parar. Pensó en llamar al encargado pero el agotamiento lo derroto fácilmente. Después de una muy agradable noche de sueño despertó, y al abrir las ventanas un rayo de luz lunar golpeo directamente su rostro. ¿Tan poco tiempo dormí? Camino hacia el reloj para ver la hora, solamente pasaron 15 minutos desde el momento que cerró los ojos. No pudo evitar pensar que algo estaba mal. Salió de su habitación para buscar otro reloj, después de caminar unos minutos en busca del elusivo reloj se vio perdido en el corredor. Desconcertado decidió regresar a su habitación, lo que lo dejo perplejo es que al darse vuelta justamente detrás se encontraba la puerta que hace unos minutos el abandono.

Extrañado entro y se recostó suavemente. Noto que ahora ya no había ningún rastro de polvo o suciedad y esa molesta gotera había cesado. Decidió intentar dormir una vez más, pero al pasar unos minutos una luz lo despertó, era la luz del baño. Demasiado fuerte como para ignorarla. Molesto se levantó con la intención de apagarla, pero al entrar se topó con una mujer. Vestía el uniforme de una empleada del hotel. El la tomo por el hombro y le dijo “Disculpe no necesito que limpie nada” La mujer se dio la vuelta rápidamente y el callo de espalda. No tenía ojos pero unos destellos amarillos se veían al fondo, una larga lengua cubierta de sangre caía de su boca y su piel se sostenía con dificultad. Ella sonrió lentamente y respondió “Lamento molestarle” El escapo a toda velocidad de la habitación mientras una risa frenética se escuchaba al fondo. Desesperado grito por ayuda pero nadie acudió. Con mucha fuerza tocaba las puertas mientras gritaba pero nadie salía. Detrás de la última puerta una voz decía levemente “Ella no nos deja salir” Vio como un cuerpo se arrastraba de su habitación y detrás de ese cabello oscuro dos destellos amarillos se podían ver.  Corrió lo más rápido que pudo intentando escapar, pero ese cuerpo aun lo seguía, lentamente.  Al pasar unos minutos vio una luz, provenía de una habitación al fondo del pasillo. Era la habitación del encargado del hotel. Entro y cerró la puerta pero adentro no se encontraba nadie. Escucho como ella se alejaba ruidosamente, casi molesta. Dentro de la habitación solo había un televisor viejo, una cama, un estante con libros y un baúl. Se acercó al baúl y lo abrió, adentro habían recortes de periódico. Leyó cuidadosamente y noto la historia de un asesinato en un hotel. Una empleada aparentemente ciega fue violada y asesinada en su habitación, sus gritos fueron ignorados por los otros empleados y residentes. Su cuerpo jamás se encontró así como también al culpable. Se podía ver al final una fotografía de ella con su hijo felizmente parados frente al hotel. Un niño sonriente con una cicatriz en su labio. Soltó todos los recortes y salió corriendo de allí.

Afortunadamente sin necesidad de buscar, encontró las escaleras. Las bajo rápidamente y corrió hacia la entrada del hotel mientras lágrimas de desesperación y miedo caían al suelo. Al llegar a la puerta intento salir pero simplemente no pudo, de esa manera después de mucho intentar logro abrir la puerta de un golpe. Recordó como dejo las llaves del automóvil así como su teléfono en la habitación pero al ver lo que había del otro lado de la puerta ya de nada serviría pensar en eso. Detrás de la puerta se encontraba un largo corredor y al final de este una mujer sonriente. Callo de rodillas y finalmente admitió que todo estaba perdido.

Al pasar los días de un auto se bajaron una feliz pareja, al parecer recién casados. Al entrar al hotel, entre besos y abrazos pidieron una habitación. El encargado sonriente se asomó al mostrador, los saludo y amablemente les entrego una llave con el número 121 grabado.

Creacion Propia

Richard

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4 comentarios

Eem, crei que se explicaba solo que la mujer en cuestion fue asesinada. Y era la mujer misma quien atormentaba a los que se hospedaran en el hotel. No se como hacerlo mas simple.

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