Detrás del cuchillo

¿Porqué hice lo que hice?

Esa pregunta no le interesaba a mucha gente, les importaba mas quien era, se podría decir que soy un apostador, como todo apostador, juego mis cartas para ver si son superiores a las de mis adversarios, para ver si son capaces de adivinar mi próximo movimiento, quieren saber si mi apuesta es solo para blofear, o es una muestra de confianza, nunca apuesto demasiado, solo lo necesario, lo que apuesto lo hago por una razón, ¿Quién soy?, no la sabrán hasta saber el ¿Porqué?, lo hago porque es necesario, si quieres limpiar la lacra de la sociedad, hay que empezar por aquellas personas cuyo poder de encantamiento es capaz de mandar a los hombres mas honrados, al mas profundo abismo, me refiero a las prostitutas, día tras día cientos de mujeres engatuzan a los hombres y los corrompen, pero porque solo a ellas, porque solo matar a cinco y no a todas, ellas son las que mas deben pagar, durmiendo y seduciendo a gente honrada y convertirlos en hombres de crimen, asesinos, violadores, pedófilos, estafadores y demás, aprendí que para curar el mal, hace falta un mal peor, ellas cinco cometieron el pecado original, ellas cinco fueron las mas pecadoras, además empezaba a perder sentido seguir matando, pues Abberlinne perdía mas y mas la cabeza, dejó de ser un jugador a ser solo un aficionado, cuál es el sentido de apostar y ser buen jugador, cuando no hay nadie capaz de hacerte frente, cuando nadie pone tus habilidades al máximo, Abberlinne nunca estuvo cerca de atraparme, solo rasgó la capa de mi ser, tal vez sino hubiera empezado a obsecionarse y hubiera sido capaz de mantener la cabeza fría, hubiera podido ser capaz de encontrarme, de seguir jugando, pero falló, aún así quise dejarle un regalo de mi parte, mostrarle mi última obra maestra, es increible todo lo que puedes hacerle a una prostituta, arrancarle los senos, las orejas y demás extremidades y órganos, es hermoso, la precisión del cuerpo humano, como todo ese conjunto se unen al final para crear una gran obra maestra, la cual solo necesito unos retoques para convertirla en mi obra maestra, además que mejor forma de ganar que hacerlo con estilo, al igual que un buen pintor que mueve su pincel sobre un pedazo de tela, yo muevo mi cuchillo sobre el cuerpo de las víctimas, lo paseo, lo encajo, cortó y modificó algunos pedazos innecesarios, soy como Miguel Ángel o Da Vinci, solo que yo correspondó a otro tipo de arte, una en la cual se juega el todo por el todo, donde o lo haces bien o lo haces mal, pero hay algo en la que los dos concuerdan, que la gente recordará que tan buen artista eres y a su vez si jugaste bien tu juego y escapaste o fallaste y te atraparon, no necesito que la gente conozca mi identidad para ser recordado, solo necesito saber que guardé esa semilla de miedo en sus corazones la cual prevalecerá miles y miles de años después de mi fallecimiento, y si alguien llegasé a pensar que no me tiene miedo, será mejor que piense en como sería que yo me encontrará con el en un callejón oscuro, que encajara mi cuchillo una vez pero no lo suficiente para matar, como te vas arrastrando luchando por escapar mientras yo lentamente te persigo, intentas defenderte pero te esquivo y te lo encajo en tu vaso, la sangre empieza a salir a chorros como una fuente en un parque, gritas por ayuda, pero mi mano te cubre la boca, meto mi mano saco tu lengua y lentamente te la arrancó, disfrutando como mi cuchillo corta cada fibra de tu lengua y tu me miras aterrado mientras te cubres las heridas, acabo de arrancarla y la guardo como un recuerdo, empiezas a morir, pero yo lo sé y para provechar lo que te queda de vida, entierro mi cuchillo en tus ojos y los arrancó, inmediatamente entierro tu cuchillo en tu abdomén y te hago un corte hacía arriba descubriendo tu pecho, te arrancó los riñones y el corazón uno lo mandó a la policía y el otro lo guardó para mi posterior almuerzo, dejó tu cuerpo abandonado en un callejón sucio sin nombre, esperando hasta que alguien descubra tu cadáver destazado, yo mientras tanto abandonó la escena y me mezcló entre la multitud, es decir no me podrías identificar en la calle, porque soy como tu, un tipo cualquiera, con familiares, trabajo, realmente no hay nada que nos haga diferentes, ya que tú también podrías llegar a matar, yo lo hice por aburrimiento y para limpiar a la escoría de la sociedad ya que estamos, pero tú cual es tu motivación, tal vez algún familiar o persona importante, imagínate que alguien te la arrebatara, que alguien destruyera tu vida, que alguien agarre a esa persona o personas y juege con ella que disfrute hacerle lo que quiera, mientras tú no puedes hacer nada mas que mirar, observar como esa persona sufre bajo la mano de un monstruo, ya sea un violador, un asesino, lo que sea, imagina como grita tu nombre, como llora por que tu intervengas y ayudes, como se retuerce de dolor, y en eso muere, pero no solo muere, la quita su diginidad eliminando todo rastro de su identidad cortándole la cara, arrancándole los ojos y orejas, cortarle los labios y lengua. Sientes eso, se llama ira, quieres vengarte, quieres que sufra por haberte quitado lo que mas amabas, ahí si que serías capaz de matar, de convertirte en un jugador como yo. Vez como no somos diferentes, solo falta el motivo y emoción adecuados y serías capaz de cometer los mismos crímenes que yo, dicen que este es el siglo de la revolución industrial, pues yo he revolucionado en el arte, el arte de matar, así que dime, te gustaría unirte a mi revolución asesina.

Atentamente: Jack el destripador

Creación propia

Marío

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1 comentario

Ooooh, no me esperaba ese final, con todo eso de un típico asesino común pensé que era uno más del montón, pero si relacionas las prostitutas asesinadas, su forma de matar, «apuestas» y manera de ver a la sociedad ¡Todo encaja!. 10/10

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