Mi Alter-ego

Se podría decir que ésta es mi primer historia, antes he escrito un par, pero ésta es la más larga. Espero les guste. Un saludo a todos.

 

-Vamos Alex, no dejes que te controle, él no tiene ningún poder sobre ti, el cuerpo es tuyo, tu mente es únicamente para ti.
-Pero mierda, es mucho más fuerte y grande que yo, no podré contra él, yo no puedo.
-¿Qué pasa? Ni siqueira existe realmente, tú le diste vida, incluso le diste nombre, encierralo, desaparécelo, tú eres dueño de tí
eres dueño de él, no éñ de tí. Habla con voz firme, dile que se vaya y te deje ser Alex.
Esas palabras fueron suficientes, el escenario de la batalla en mi cabeza no tenía nombre, no había sangre, no ruinas ni nada extravagante.
Incluso ahora no sé como fue que tomé la fuerza para encerrarlo, para desaparecerlo en lo más profundo de mi cabeza.
-Muy bien Alex, regresa, creo que fue suficiente por hoy, al fin lograste hacerle frente a Emmanuel.

Cuando abrí los ojos estaba sudado y con la respiración agitada, al parecer fue una violenta batalla.

-¡Joder! Al fin, después de tantos años, logré vencerlo, muchas gracias por éste apoyo.

-Vamos, los psicólogos sólo ayudamos un a guiar, quien hizo el trabajo fuiste tú, bienvenido a la vida Alex.

Me despedí de mi terapeuta, sabiendo que sería la última vez que lo vería, el trabajo de vencer a mi alter-ego había sido cumplido, de ahora en adelante sólo soy Alex.
Mientras caminaba por la calle ,me sentía como un hombre diferente, al fin tenía total control sobre lo que hacía, mis emociones y mos actos.
Lluegue a casa, con el único anhelo de ponerme a dormir, la terapia me había dejado agotado a más no poder, saludé a mi madre y le dije que me iría a dormir.
Subí las escaleras y llegue a mi cuarto, al fin, un cuarto sólo para mi, sólo para Alex.
Apagué las luces y sin pensarlo ni un minuto me lancé sobre la cama para soñar, soñar como lo necesitaba. No recuerdo mucho, sólo cerré los ojos.

-¿Hola? ¿Hay alguien aquí?- Al parecer estaba en una escuela, una escuela vacía-Joder como si no hubiera suficientes motivos para odiar estas instituciones.

Comencé a avanzar por el patio, realmente éste sitio no era para nada agradable, era de noche aparentemente porque no podía ver mayor cosa.
Seguí caminando hasta que llegué a lo que parecían unas canchas, unas abandonadas y tétricas canchas de basket ball, logré ver una sombra a lo lejos, intenté decirle algo.
Pero justo en ese instante… La alarma sonó.
-Maldita sea, realmete odio despertarme a la mitad de un sueño tan interesante. Pero tuve que resignarme, me levanté de la cama, bajé a la cocina y me preparé el desayuno.
Un aburrido día normal más, videojuegos, películas, todo una mierda sin importancia, nada interesante, me encantaría salir y hacer algo.
Pero algo curioso sucedió, cuando me di cuenta ya era de noche nuevamente, ¿en qué momento pasaron tan rápido las horas? En fin, decidí irme a dormir, me despedí de mi madre, subí a mi cuarto y..

¿Otra vez aquí? Un momento yo no, yo no recuerdo haber caminado hasta mi cama, bueno, en un sueño las cosas no son como en la realidad y la mayoría de las veces no recordamos lo que hicimos despiertos, o simplemente no tiene importancia.
Seguí avanzando por la escuela oscura de nuevo, sólo que ésta vez escuchana voces que venía de todas partes, pero de ningún lado.
Recordé entonces que en la ocasión pasada, en las canchas del sueño había una sombra, así que me dirigí a aquellas canchas, las voces se escuchaban más y más fuertes a medida que me acercaba al lugar.
Ahí estaba, podía verle desde lejos, aquella inquietante sombra que me llamaba la atención.

-¿Hola? ¿Necesitas algo?-Grité pero nadie me respondió, al irme acercando noté que la persona o lo que sea que fuese estaba de espaldas.

-¡Oye! ¿Estás perdido? ¿Puedo ayudarte?-Y fue entonces cuando comenzó a desaparecer el mundo que nos rodeaba, como si estuviésemos él y yo en un fondo blanco, inclusive las voces se fueron.
Noté que estaba por voltear a verme, pero incluso él empezaba a desaparecer y volverse blanco. ¡maldita sea! Me desperté de nuevo.
Estuve todo el día buscando excusas para volver a dormir, cerraba los ojos pero nada sucedía, mi sueño no aparecía. Me sentía desesperado, eran ya dos veces que soñaba lo mismo y no entendía el motivo. Intenté pedir ayuda, busqué significados en sueños incluso, pero nada parecido a lo que soñé, sólo me quedaba esperar a la noche para averiguar que sucedía.
Miraba de reojo el relój, las horas pasaban lentamente y era desesperante.
¿Las 11 de la noche? ¿Qué carajos? Otra vez el tiempo había pasado volando sin que me diese cuenta, pero aún más extraño, hace apenas unos momentos estaba desesperado por que fuese de noche, pero esto es algo que yo no entiendo.
Traté de no darle más vueltas al sunto y me dispuse a dormir, sin despedirme de nadie, sólo apagué las luces, cerré los ojos y…
Nuevamente en éste mundo del sueño, donde parece ser que se suprimen parte de mis últimos minutos antes de dormir.
Como ya había sucedido anteriormente, esta vez había cambiado algo en el escenario, seguía en la misma escuela, pero ahora ya no escuchaba voces, y estaba un poco menos oscuro.
No perderé el tiempo e iré directo a las canchas a ver a dicha sombra.

-¿Qué pasa? ¿Por qué no puedo moverme?-Sentía que mi cuerpo estaba rígido, y muy pesado, no podía mover las piernas, ni los brazos, sólo los ojos.
-¡Ayuda! ¡Auxilio!-Grité pero nadie respondía.
Entonces pude divisar como una oscuridad más pesada y más fuerte se me apróximaba. Por alguna razón sentí un pánico horrible. Es algo parecido a lo que sientes cuando tu instinto de supervivencia se activa, no entiendes como, pero sabes que debes moverte o algo malo podría pasar.
Mientras la oscuridad se me acercaba, podía ver algo, entre aquella tenebrosa e infinita negrura, era algo, más bien alguien, se acercaba a la par de la oscuridad.

-¡Eres tú de nuevo!-La silueta que había visto en los sueños anteriores, sólo que ahora ella venía por mí. Como si supiese del miedo que tenía, como si supiera que no podía moverme, la persona sonrió, era la primera vez que podía ver algo además de solo su silueta. Pero no era una sonrisa normal, era macabra, no era humana.
¡Maldita sea debo moverme! Intenté calmarme como pude, cerré los ojos esperando despertar y de alguna manera funcionó. Abrí nuevamente los ojos y estaba en mi cuarto, aún era de noche porque
aún no había luz del sol.

-Menos mal, iré por un vaso de agua, y prefiero no saber que era esa sombra.-No podía ser cierto, intenté levantarme y mis piernas no respondían, igual que en ese maldito sueño, sólo mis ojos podían moverse, así que decidí observar la habitación en lo límitada que era mi visión en la posición en la que me encontraba.
Me lastimé algo los ojos, pero logré poner la mirada sobre el marco de la puerta, si hubiese podido gritar lo habría hecho, porque no pude creerlo y me sentí tan desprotegido. Pero ahí estaba esa maldita cosa, la silueta de mis sueños y detrás de ella la misma oscuridad infinita.

-¡Tie-tie-tienes mi-mi-miedo?-Esa cosa me habló, pero al parecer le costó mucho hacerlo, joder, esa cosa maldita me habló.

-¿Quién eres tú?-Le dije en mi mente esperando que me entendiese. Simplemente volvió a sonreír como lo había hecho, así que quiero pensar que me entendió.
Pero no dijo nada, sólo me observaba sin observarme, ya que no podía verle los ojos, entonces, sin previo aviso, cambió su posición y se hecho a correr rumbo a mi cama como si me fuese a atacar.

-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!-Grité desesperadamente y desperté, realmente desperté, podía moverme estaba sudando, estaba agitado y mi madre subió a verme, porque estuve un rato largo gritando dormido.

Le dije que había tenido una pesadilla y que no se preocupara, que se fuera a dormir, que todo estaba bien. No pude haber dicho mentira más grande, estaba muerto de miedo y no dormí en
todo lo que restó de la madrugada. Tal vez estaba loco pero agradecí mucho no poder conciliar el sueño.
Era gracioso como cambiaron las cosas después de aquel sueño, hace un par de días deseaba que la noche llegara rápido, y ahora la noche es mi mayor temor, las horas pasaban tan rápido.
En un abrir y cerar de ojos ya era… De noche, ya es de noche otra vez. Había visto muchas películas sobre chicos que no querían dormir por miedo antes. Así que hice lo mismo que ellos.
Preparé café, el más cargado, bebía lo que fuese para estar despierto, pero las películas eso son, tarde o temprano el sueño me vencería por más cosas que me metiera para no hacerlo.
Estuve en la sala viendo televisón, pero no había nada bueno a esas horas, así que decidí ir a mi cuarto. Avancé por el comedor, giré y decidí subir las escaleras, lentamente, con algo de miedo.
Me sentía tan estúpido, ya estaba bastante mayor como para temerle a la noche.
Cuando subí vi la puerta de mi cuarto cerrada.

-Yo yo, yo recuerdo que estaba abierta.-Dije con algo de miedo pero no perdí la cabeza, me fui aproximando a la puerta, levante mi brazo lentamente y coloqué la mano sobre el picaporte.
La puerta rechinaba conforme la abría, como si fuese una vieja casa del terror, y al abrir la puerta, sonreí.
Sonreí, pero no de alegría, si no de nervios y miedo, sentí que iba a llorar. Ese no era mi cuarto ¡Era esa maldita escuela!-Entonces la puerta desapareció, las paredes que simulaban ser mi casa se desvanecieron y no tenía escape.
Y como ya era una pequeña costumbre, habían cosas diferentes. Las voces regresaron, y la escuela parecía aún más pequeña, y más iluminada, como si fuese un atardecer.
Podía ver la silueta en las canchas, y sentía que ella me miraba a mí. La sombra comenzó a caminar hacía mí, lentamente. Y como si mis piernas tuvieran vida propia yo caminé también.
Tenía que ver a la cosa que me provocaba tanto temor.

Se acercaba más y más, y podía notar su sonrisa aterradora, y comencé a verle más facciones del rostor, bueno, decir que tenía rostro y asegurarlo me calmaba, porque jamás había visto nada más que su sonrisa. Pude ver un nariz, un poco de los labios, cabello.

-Creo que al fin nos conocemos formalmente Alex-Dijo la sombra, sabía mi nombre y peor aún, al parecer ya me conocía desde antes.

-¿Quién eres tú?-Traté de decirlo con voz firme para que no notara mi temor.

-Soy alguien como tú, bueno, de hecho soy mejor que tú, soy esa parte que temes sacar, esa parte que te ayudaba cuando tenías problemas, quien no pierde el control de las cosas.
Digamos que he estado contigo desde que tuviste tu primer miedo, y yo te ayudé gustosamente a superarlos de alguna manera.

-No te entiendo-Le contesté a la sombra que empezaba a tener rasgos más distinguibles.

-Digamos que soy tu otro yo, ¿cómo me nombraste?… ¡Oh si! Emmanuel.-La sombra se acercó a mí y pude verlo.

-¡DIOS MÍO!-Grité, no podía creerlo, era exactamente igual a mí, el parecido era aterrador, la única diferencia eran sus ojos negros, negros como si estuviese carente de alma.

-No soy un mounstruo, poseo la misma alma que tú. -¿Pudo escucharme de nuevo?

-¡Claro que sí! ¡Soy tú! Tu mente es nuestra mente, tu cuerpo es de los dos, compartimos todo Alex. ¡Y aún así, quisiste borrarme! ¿No es cierto?

-Yo…

-¡Nada! No tengo deseos de escucharte. Pensé que estaríamos juntos toda la vida Alex. Pero tú, tú me querías asesinar.

-¿Asesinar? Pero si tú no eres real, eres producto de mi mente.

-¡Oh, te gustaría creer eso! ¿Cierto? Soy tan real como tú, o incluso más real. Yo soy la versión mejorada de tí, no tengo miedos, ni debilidades, soy perfecto.

-No creo que seas perfecto, de ser así tú serías el dueño de éste cuerpo, pero no, sólo eres un producto de mi mente. -Entonces Emmanuel río, como un mounstruo de ultratumba.

-Cierto Alex, muy cierto, pero pienso corregir eso justo ahora, ahora que he recuperado fuerzas después de que casi me eliminas. Como podrás ver, me adueñé de tu mente. Y estuve meditando.
¿Cómo podría ser yo la personalidad principal? Más bien, la única. Y de no ser por tí, no lo habría descubierto. Tras casi matarme, pudiste controlar por un tiempo todos los aspectos.
La respuesta es sencilla Alex, para quitarte todos los defectos y ser tu yo perfecto. Debo matarte.

-No puedes matarme, ésta es mi mente y yo soy el dueño de ella. -Sin pensarlo me eché a correr, busqué un escondite por todas partes.

-No puedes esconderte, éste es mi mundo y lo conozco de pies a cabeza.
Estaba temblando de miedo, no podía dejar que me encontrara, tal vez si encuentro como despertar yo…-Aquí estás, ahora tu mente es casi mía.
Alex estaba muriendo de miedo, podía ver lo asustado que estaba, no se daba cuenta que le haría un favor, al matarlo su vida será mejor.

-Alex, no atrasemos más ésto, sabes que es para tu propio bien. -Emmanuel continuaba hablando, y yo solo quería un lugar para esconderme y descubrir que hacer.

Tras mucho dar vueltas encontré un viejo baño, se veía sucio y abandonado, pero supuse que era un buen lugar para esconderme por ahora.

Vi a Alex entrar en un baño, es curioso que escogiera ese lugar para esconderse, así que decidí acercarme lentamente.

-Vaya Alex, que casualidad más maravillosa que te escondieras en este baño, ¿lo recuerdas cierto?

-¿A qué te refieres?

-Aquí, hace ya muchos años te diste cuenta de que yo estaba en tu cabeza. Pequeño e inocente Alex, esta no es cualquier escuela, es nuestra primaria. ¿Recuerdas ese día?
Tú sólo te levantaste del salón para ir al baño, y cuando entraste habían unos chicos, de esos que ambos odiamos, de los que sienten la necesidad de molestar a los demás, y no te dejaban entrar.

-Lo recuerdo, yo sólo quería entrar al baño y ellos no me dejaban, me enfurecí y entonces…

-Entonces yo entré a la acción, deje de ser un observador, y entre los dos los golpeamos, hicimos que nos rogaran, que nos pidiesen perdón, ¿recuerdas cómo se sintió?

-Sí, me sentí poderoso, podía hacer que la gente me temiera… Pero comprendí que esa no era la manera de hacer las cosas.

-¿No te gustaría sentirte así todo el tiempo? ¿Ser poderoso? ¿Tener el control total de tu vida?

Entonces con mucho valor, salí del baño en donde estaba escondido.

-¡Por supuesto que no! El poder no es más que una fantasía.

-Cuanto lo siento, pero la decisión ya está tomada Alex.

No sé en que instante, ni siquiera lo vi, pero Emmanuel se había lanzado hacía mí y con sus manos comenzó a apretar mi cuello.

-Pa-Para, por favor detente, no quiero morir. -Emmanuel sonrió nuevamente.

-¿Y crees que yo sí? ¿Cómo crees que me sentí cuando trataste de deshacerte de mí? Ahora tú sentirás lo mismo.

Empezaba a perder fuerza, mi vista se nublaba y podía sentir como presionaba mi cuello, mi fin estaba cerca.

-De-de-Ten… Detente…-No pude más. Mis ojos se cerraron. Perdí la conciencia.

Abrí los ojos y estaba en la sala de mi casa, al parecer me había dormido ahí y lo de subir a mi cuarto fue parte del sueño.
Intenté levantarme pero, mis piernas no me respondían, y no sólo eso, no podía mover los ojos tampoco. Sin embargo algo controla mi cuerpo y se levanta, se observa las manos.
Escucho una sonora risa de satisfacción, una risa tenebrosa, la que ya había oído antes.
Entonces me di cuenta, mi cuerpo ya no era mío, mi existencia no era más que una voz en las cavernas lo que alguna vez mi mente.
Ahora soy un observador, un observador de lo que mi otro yo hace.

Mi mente

Pablo Salazar

Suelo subir videos a youtube desde hace ya casi 5 años. Ahora con mis 17 años decidí aventurarme a escribir historias, espero les gusten. Visiten mi canal si lo desean: https://www.youtube.com/channel/UCAoieJVkR2BDtBhARCeXFcg

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