El horror se vive y existe en el presente, como lo hago escribiendo ahora mismo.
Ya no estoy cuerdo, pero eso es algo que ya no importa. Viene por mi ahora.
Mi turno llegó, solo hay que esperar unos segundos.
El horror es una cosa, hasta eso… increíble.
Una persona, no puede imaginar el nivel de desesperación y comicamente, de esperanzas que crea en menos de un segundo.
Ahora, el único sentimiento que guardo es el de la curiosidad, por saber como acabará mi cuerpo.
Puede que acabe como aquellos esclavos negros que están frente a mi, colgados por cadenas a la pared. Minuciosamente despojados de su piel, otros con aberturas o signos de torturas.
Torturados, sabrá el destino por que.
O puede, que acabe como uno de ELLOS.
Gracias a Dios que encontré este lápiz y papel, puedo desahogar algunas penas.
Una excelente distracción en mi espera y juicio.
Ya llegó. ¡Por fin llegó!
Se que lo disfruta, y pronto sabré el por que y como suministrar el terror.
Le daré gracias y gusto oponiendo resistencia a esas afiladas pinzas.
Alabando sus tentáculos con un grito desgarrados.
El conocimiento ante mi.
Me entrego al horror.
Los diversos modos de llegar al horror, impuestos desde el inicio de la conciencia.
Por fin revelados.
