…¿El piso? No había piso allí, ni armas. Solo ese monstruo y yo. Quise correr, me di la vuelta, y mis pies atascados en el barro hicieron que cayera de bruces, grité con todas mis fuerzas, había sangre en mis manos, la oscuridad se cernió sobre mí, sentí un par de pútridas y frías manos … Sigue leyendo Mientras agonizo (II)
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