Los que viven en la oscuridad

¿Alguna vez te has sentido observado por la noche? Aquel sentimiento de perturbación y paranoia, el no conseguir dormir, el querer esconder cada parte de nuestro cuerpo debajo de la sábana, creyendo que así lograremos conseguir descansar.
La oscuridad cubre totalmente tu habitación, y el silencio lo hace más terrorífico. Generalmente, no te intentarán hacer nada, se mantendrás ocultos en las tinieblas, silenciosos, observando cada movimiento, contando cada respiración, disfrutando de nuestra paranoia. Si es que logramos dormir, vigilaran cada sueño, cada pensamiento, buscando lograr introducirse en el para crear una pesadilla. Pero todo acaba con el amanecer.
Preocúpate cuando logres ver a uno de ellos… No lo llames ni preguntes quien es. No le preguntes que quiere, pues lo único que buscan es descanso. El miedo te paralizará, pero no grites ni intentes huir, pues se enfadará. Por más horrorosa que sea su apariencia, no demuestres miedo, no lo mires a los ojos, pero tampoco apartes la mirada de el, pues serás devorado por esa boca que maldice al dios que les dio la espalda. No les preguntes el porqué están ahí, porque de su boca saldrá cada sufrimiento, cada traición, cada dolor que ha sufrido la humanidad desde su origen.
De tu boca sólo puede salir una oración: «¿Cómo puedo ayudarles?». Te contará con detalle cada una de sus penas y pecados. Dedícate a escucharlo con atención y sin demostrar sentimiento alguno, pues es lo único que quieren. Si te pide un encargo en especial, prométele cumplirlo lo más rápido posible, o te seguirá hasta tu último respiro.
Si te atreves a romper alguna de éstas reglas, estarás condenado a un destino parecido al suyo, y a vagar hasta el fin del tiempo y el espacio, maldiciendo a todos aquellos que encontraron paz después de su muerte.

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