Los apartados

Nota: Este relato no fue real, a mi se me ocurrio hace tiempo, solo que no habia terminado de escribirla y esta en primera persona por que asi la empeze…

 

Caminar por aquel lugar era un poco escalofriante, y mas a las 6 de la mañana del horario de verano, pues aun estaba bastante oscuro. Todos los fines de semana saliamos a correr mi hermano Fabian y yo. Era un camino por donde a casi nadie le gustaba pasar, pero por eso pasabamos por ahi, ahi podiamos bromear de cualquier cosa y reirnos sin que la gente nos mirara raro.

«Los apartados» eran por lo que la gente no queria pasar por ahi. A veces alguna que otra persona que fuera nueva en el lugar pasaban por ahi por que no sabian siquiera que eran «los apartados». Era la gente que vivia del otro lado del rio, personas que no socializaban con los que viviamos de este lado. Al parecer vivian de las cosechas que tenian de ese lado, pues tenian grandes campos en los que sembrar, y con la ventaja de que esos grandes campos los apartaban de alguna otra vida moderna que hubiese de ese lado del rio. Eh escrito «moderna» por que ciertamente ellos no tenian ningun tipo de tecnologia que requiriera electricidad, por lo que no tenian luz electrica, television, computadoras, en fin, no tenian aparatos electricos.

Ellos tampoco solian hablar con personas, pues nunca cruzaban el rio, pues como eh dicho antes, no tenian necesidad de importar productos, pues tenian agua, cosechas, y animales como gallinas y vacas, lo suficiente para vivir apartados de la sociedad. Aunque habia un puente que ya estaba bastante viejo y tenia varias tablas podridas, se decia que ellos nunca habian cruzado para este lado, aunque habia una horrorosa leyenda que decia que una vez, unos hombres de nuestro lado habian cruzado el puente pensando que las granjas de «los apartados» estaban abandonadas, al llegar ahi fue cuando se dieron cuenta que habia personas, pero esas personas de repente habian salido furiosas de sus granjas y los habian rodeado. «Parecia que se los estuviesen comiendo, y eran mas de veinte hombres y mujeres, entre ellos niños, despues, cuando se apartaron, no habia rastro de aquellos hombres que habian cruzado, y los apartados actuaron como si nada hubiera pasado y comenzaron a vivir una vida que se podria decir normal, si se considera que antes de esto nunca se les habia visto fuera de sus casas.», Contaba un anciano que vivia en nuestro fraccionamiento que decia haber visto esa escena.

Segun contaba la leyenda, en aquellos años, entre 1992 y 1995, varias personas, algunas de ellas turistas, algunas otras solo personas atrevidas, se habian aventurado a cruzar el rio. Ninguna de esas personas habia vuelto a ser vista y las investigaciones habian sido practicamente nulas, pues en un pueblo tan pequeño con alrededores despoblados tan grandes -algunos muy boscosos- parecia que fuera normal que la gente se perdiera. Despues de estos acontecimientos, despues de unas quince personas desaparecidas, la gente nunca mas se habia atrevido a cruzar el rio, por mas temerario que fuera.

Todos los fines de semana que ibamos ahi transcurrian normalemente, a pesar de que sabiamos que al otro lado del rio estaban los apartados,  ellos no hacian notar su presencia en ningun momento, pues solo se les veia por un rato en las tardes recogiendo huevos, ordeñando vacas y juntando naranjas y manzanas.

Pero esa tarde sucedio algo diferente. Uno de los hombres del otro lado del rio comenzo a gritar algo extraño. Yo no me habia dado cuenta, pues me estaba riendo de un chiste que me habia contado Fabian, pero luego me di cuenta que el no me seguia y se habia quedado atras, mirando hacia donde habitaban los apartados.

-¿Que pasa?- pregunte con dificultad, pues casi no podia parar de reirme ante un buen chiste.

-Creo que esta intentando decir algo.- Me respondio Fabian confundido. -¿Alguna vez habian hablado con personas de este lado?- No respondi, pues la respuesta era obvia.

Retrocedi unos pasos, hacia donde el se habia quedado. Observe que al otro lado del rio se encontraba un hombre con una ropa bastante vieja. Estaba gritando algo indescifrable. Al principio pense que no alcanzaba a escuchar bien lo que decia, pero despues de unos segundos me di cuenta que el hombre estaba hablando lo que al parecer era otro dialecto. A pesar de que sus gritos sonaran casi desesperados, la expresion en el rostro del hombre con ropas viejas era neutra.

-Tal vez simplemente quiere que nos larguemos de aqui de una vez.- Dije con tono de broma, pero en mi interior yo estaba entre asustado y sorprendido.

-Bueno, vamonos Daniel.- Dijo mi hermano regresando por donde habiamos venido, pues seguir adelante supondria volver a pasar por ese mismo lugar y no queriamos volver a hacerlo, solo por si las dudas.

Al dia siguiente decidimos olvidar lo acontecido, pues el hecho de que nos hubiera dirigido la palabra uno de los apartados,(aunque en una lengua que no comprendiamos) no era tan impresionante y creiamos que si se lo contabamos a las otras personas, iban a creer que simplemente nos estabamos inventando algo.

Recuerdo que fue un miercoles cuando lo mas extraño sucedio.

Ese dia nos dirigiamos hacia la preparatoria, y el camino que tomabamos era cerca de la solitaria calle cerca de los apartados, solo que en vez de seguir derecho para quedar frente a sus pequeñas casas de madera, dabamos vuelta hacia la izquierda, alejandonos del rio.

Vimos que habia un monton de gente junto al rio observando hacia enfrente, hacia los apartados. Al acercarnos un poco mas nos percatamos de algo que no habiamos visto, pues nos habiamos enfocado en la cantidad de personas que estaban observando como esperando que algo sucediera. Al otro lado del rio (y solo al otro lado) habia una espesa neblina, que no dejaba ver mas que una parte del descuidado puente y del hermoso rio. Era una neblina tan densa que pareciera que hubieran descargado un monton de algodon, cubriendo toda la parte de enfrente. Nos acercamos a un niño que estaba un poco retirado de la multitud y que por tanto nos quedaba mas cerca.

-¿Tu sabes que esta pasando?- Le pregunto mi hermano, algo asustado.

-Es la tormenta…- Respondio el pequeño con una naturalidad que pareciera que le hubieramos preguntado la hora.

Un grito de sorpresa desvio nuestra atencion hacia el area donde habia mas personas.

-¡¿que chingados es eso?!- dijo algun hombre de entre la multitud.

Nos acercamos a ellos y nos pusimos a su lado. Mi sorpresa fue menor que el asco que senti al ver tan horrorosa, macabra, tetrica y grotesca escena, y esas palabras quedaban cortas ante lo que observabamos: cruzando la niebla hacia nuestro lado, se encontraban flotando lo que al parecer eran unos huevos que diria que eran de gallina, si no fuera por que eran el triple del tamaño de un huevo de tal animal. Eran por lo mucho unos quince huevos, y no pude evitar vomitar cuando el cascaron comenzo a romperse y del interior comenzaron a salir unos feos fetos ensangrentados…

 

 

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