Arzbeth, la verdadera casa del terror

Uno se da cuanta con el paso del tiempo que las cosas rara vez son como se imaginaban.

Unos se imaginaba que los gobernantes se encargarían de nuestro bienestar, que los policías siempre estarían ahí para protegernos, que todas las personas son amables y justas, que toda buena acción trae con sigo una recompensa, que el  mal siempre será castigado… que la vida siempre será feliz.

Cuando niño, lo único que me interesaba era jugar y pensaba que la vida siempre seria fácil, pero el tiempo me ha dado conciencia del entorno en el que vivo y de cómo son algunas cosas en realidad.

También he notado que existe un fenómeno llamado «ignorancia». Hay personas que desconocen muchas de las cosas que conforman su entorno, carecen de muchos conocimientos y a pesar de eso viven felices, viven más felices que yo.  Es como si el no saber evitara sentir preocupación o cualquier emoción negativa, dejando espacio solo a las emociones positivas. «La ignorancia es la clave de la felicidad», ¿a caso debía ignorar las cosas para ser feliz?

Una de las varias cosas de las que me he dado cuenta es que la mayoría, por no decir todos, los gobiernos actúan por interés de los gobernantes y de la clase alta, y sus acciones no se limitan al robo (desvío de fondos) y a ocultar información, algunos hasta han experimentado con la población, como ocurrió con el MK Ultra.

Conocer lo crueles que pueden llegar a ser tanto individuos, como gobiernos y sociedades, pues el rey dinero es lo único que importa, ha hecho que pierda toda esperanza y fé, por lo que muchos me consideran una persona «triste, rara y antisocial».

Sé que no he sido afectado de forma completamente directa por muchos de los hechos nombrados anteriormente, pero aun así no puedo evitar estar triste casi todo el tiempo, incluso he intentado acabar con mi vida en dos ocasiones.

Deseaba ser feliz, había escuchado que existía un método muy novedoso para serlo, era un fantástico tratamiento de poca duración que prometía que olvidarías todos tus problemas.

Jamás creí en métodos y tratamientos milagrosos, para mi esas cosas siempre eran mentiras y fraudes, pero había intentado de todo con resultados casi nada notorios, así que decidí intentarlo.

El tratamiento se llevaría a cabo en el hospital psiquiátrico de Arzbeth.

Antes de ser un hospital psiquiátrico, era una gigantesca casa del tamaño de una cuadra completa y le pertenecía a una mujer llamada Sofía Arzbeth.

Sofía, de cierta forma, era hija única pues solo tenía medias hermanas con las que no se llevaba muy bien. Por una complicación, su madre había muerto poco después de darle a luz, y su padre se volvió a casar con otra mujer, por lo que Sofía fue el único fruto de la primera unión.

Al morir, su abuelo materno había aclarado en su testamento que por ser su único familiar confiable, todos sus bienes serian heredados por Sofía, estos suponía la suma de varios millones y la gran casa.

La gran herencia lejos de ser una bendición fue su condena a la soledad. Su poca familia la odiaba -los celos pueden llegar a ser muy feroces-  y temía que la gente solo la quisiera por mero interés, lo que ocurría en casi todos los casos.

Se dice que en medio de su depresión y sus autolesiones, desarrolló el síndrome de Cotard, se sentía muerta y que estaba en estado de descomposición pero biológicamente seguía viva. Sus tratamientos no la pudieron salvar de morir por inanición.

Su casa pasó a ser propiedad del estado -puesto que su familia no la reconoció como pariente- y se decidió convertirla en un hospital psiquiátrico en su memoria.

No era lo que yo esperaba, este lugar es inquietante, por fuera parase cualquier institución de la salud, pero por dentro la demencia es tan densa que casi se puede tocar.

Lo único común en este lugar era la sala de espera, coma la de cualquier hospital o institución pero es de admitirse la calidad con la que te atienden en esta sección, hasta me ofrecieron un café el cual acepte, sabia delicioso a pesar de tener un toque extraño.

Al ser llamado tuve que adentrarme en los pasillos de la institución para llegar a la sala donde sería atendido. ¿Por qué esto?¿Es necesario hacerlo solo para algo tan vago como la felicidad? Como mencione, deseo la felicidad y como sabrán, nada es gratis, siempre es necesario estar dispuesto a perder algo con tal de ganar algo.

La casa Arzbeth es conocida por albergar a pacientes de todo tipo, por lo que es fácil imaginar que pasearse por ahí es todo un espectáculo. Estar tu solo en un pasillo no muy bien iluminado en el que de ambos lados se encuentran muchas puertas, una tras otra, con ventanas grandes y circulares en la parte central superior las cuales sirven para poder ver a la pobre persona que se encuentra en el interior. Cada paciente es un espectáculo distinto, en muchos casos perturbador, por lo que es de agradecerse que entre tú y ese paciente este una puerta bien cerrada.

Cuando por fin llegue a la sala que me correspondía no sabía ni qué hacer ni que pensar, mi mente seguía en ese pasillo pero algo la trajo de vuelta:

-buenas tardes-. Esa voz me hizo volver en mi de inmediato, era la voz del doctor Erich Alejandro, él se encargaría de mi tratamiento.

Me ofreció sentarme, accedí, me sentía muy cansado. Empezó a realizarme una entrevista con motivo de saber detalles sobre mi vida para ver cuales serian los detalles a tratar. Poco a poco la concentración se me iba y mi cansancio se convertía en sueño, ¿pero cómo? una caminata y una entrevista no son para tanto… caí dormido.

Desperté sobre una camilla, amarrado y con varias personas , aparatos y e instrumentos de laboratorio a mi alrededor.

El Dr. Erich estaba a mi izquierda.

-Bien, empecemos con el tratamiento-  dijo

Al parecer, si no me hubiera tomado el café me hubiesen tomado a mi por la fuerza.

Tal vez lo hizo por aterrarme, pero mientras preparaban todo me explicó lo que han hecho, hacen y harán.

Con todo eso de los derechos humanos, la esclavitud ya no está permitida, al menos que, o una de dos, o esclavizas a alguien a través de un trabajo con un sueldo miserable, o que tu esclavo no sea un ser consciente.

La segunda opción es la que ellos practican, ellos reprograman a las personas que caen en sus garras y las venden como esclavos, tú puedes comprarte una persona que no puede pensar en otra cosa que no sean las ordenes que les impongas, no te cuestionaran en nada y estará listo siempre, como una especie de mascota que puede trabajar, claro, siempre y cuando tengas el dinero necesario y por obvias razones no se lo puedes mostrar a cualquiera.

El procedimiento consiste en, teniendo al sujeto a reprogramar, se le aplicaran durante semanas potentes drogas y sesiones de hipnosis con tal de borrar completamente su memoria, varias personas mueren en este paso ya que el daño que recibe el cerebro es muy grande, pero si logra superarlo, se procederá al siguiente paso.

Como el sujeto tiene el cerebro completamente en blanco, no sabe ni como comer o ir al baño, ni siquiera sabe hablar, apenas si recuerda como respirar correctamente -al ser una función básica del cuerpo- . El sujeto no recuerda como realizar ninguna acción, por lo que se le debe enseñar hacer todo desde cero, claro, implantándole que su único fin es el de servir a un amo.

Es horripilante, estaré tan muerto como Sofía Arzbeth pero yo no quiero olvidar, no quiero que me vendan a un enfermo, y sobre todo, no quiero dejar de ser quien soy, seré una persona infeliz pero es preferible a no ser nadie. La destrucción de mi memoria es mi destrucción, es como si me estuvieran matando.

Solo espero que el primer paso me mate, la muerte seria un mejor destino…

escrito por mi

Jesús

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