The Face

Esta historia comenzó como un simple rumor, una manera de hacer que las personas no se acomplejaran de sí mismas pero, después de tantos reportajes ya no se cree que sea solo una leyenda.

Yo misma lo he confirmado. Mi nombre es Juliet Hoffman y hace unas semanas me he mudado a una casa cerca del bosque; los primeros días fueron tranquilos y relajantes pero luego todo cambio… Sentía sollozos todo el tiempo, provenientes de una habitación de la planta alta, decidí restarle importancia y seguí con mi vida hasta que un día, navegando en mi computadora, busqué información acerca de la villa donde vivía, más precisamente de mi nuevo hogar. No había información relevante, solo unas cuantas fotografías y videos los cuales no me interesaron ver. Fue entonces cuando vi una página que se titulaba “ábreme” y, rindiéndome a la curiosidad, la abrí. Era una página en blanco con un enlace en el medio, otra vez la curiosidad pudo conmigo así que hice click en el link.

Era un video con el titulo «The Face». Me coloqué mis auriculares y subí el volumen a todo lo que daba, tal vez esto me entregaría respuestas acerca de los llantos que oía. Pude ver a una chica de doce años mirándose al espejo, llorando y peinándose; tenía una melena rubia y larga junto con una cara de muñeca y brillantes ojos azules. Quede sorprendida ¡El cuarto era parecido a la habitación de donde provenían los sollozos! Una suave voz me sacó de mis pensamientos, ella estaba hablando.

 

“Ellos no tienen razón, soy hermosa. ¿Por eso me odian? ¿Por eso no merezco vivir? ¿Por eso me odio?”

 

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar sus palabras. Estaba por cerrar el enlace hasta que la voz volvió a hablar.

 

“Yo solo quería que supieran que eran hermosos al igual que yo, pero no podían igualar mi belleza”

 

El llanto aumento su fuerza y la chica sacó un cuchillo de uno de los cajones de su tocador. Estaba tan concentrada en el video que no podía cerrarlo, quería terminar de verlo. Vi que se acercó a su cama y sacó de entre las sabanas una caja de cartón, abriéndola y sonriendo sin dejar que las lágrimas dejaran de caer de su rostro.

 

“Pero ahora puedo embellecerlos y convertir sus rostros en obras de arte”

 

Sentí nauseas al ver como removía de la caja las cabezas de los que suponía eran sus padres y amigos. Agarró el cuchillo y con cuidado extrajo la piel de sus caras guardándolas en una cajita musical que tenía a su lado.

 

“Dijeron que sus caras eran horribles, yo podía hacerlos hermosos. Pero como son unos ingratos no merecen que los haga igual de bellos que yo, así que tengo una mejor idea…”

 

Después de decir eso tomó el mismo cuchillo y se puso frente al espejo de su tocador pasando tranquilamente el arma por su frente hasta su barbilla, quitándose la piel en el proceso. Me dirigí a cerrar el enlace, no podía verlo más, pero se me fue imposible salir. Extrañada mire lo que quedaba del video, viendo como la chica agarraba las pieles y se las colocaba en la cara, sonriendo con cada cambio de rostro que veía. Se me fue el aliento cuando escuché las últimas palabras antes de que el video terminase.

 

“Aún hay más caras para volverme perfecta”

 

Y entonces el ordenador se apagó al igual que la luz. Sin darme cuenta se me había hecho de noche por lo que no podía ver absolutamente nada. Unos sollozos me helaron los huesos, eran los mismos sollozos de la habitación, los mismos sollozos que los de la chica del video…

Asustada corrí en busca de algún fosforo que pudiera iluminar la habitación pero no encontré nada. Oí pasos y risas desde la escalera que se mezclaban con el incesante llanto que me ponía los pelos de punta. Tropecé y sentí como si un vestido rozara mi cara. Mire hacia todos lados sin ver nada por lo que gateando me fui al baño, encerrándome allí y buscando mi teléfono para llamar a la policía; alguien estaba en mi casa y eso no me gustaba para nada.

No lo encontraba. La desesperación me consumió así que empecé a gritar, esperando a que los vecinos me escucharan y vinieran a socorrerme, pero nada.

—Los mate a todos, preciosa. Solo faltas tú —oí una voz dulce, la misma que la de la niña del video.

Me intente convencer de que estaba alucinando, no podía ser real, todo debía ser una simple pesadilla. Fue cuando toqué la figura de mi linterna, velozmente la encendí pero no logré ver anda, suspiré con alivio parándome y abriendo la puerta para ir a mi habitación, tal vez una buena siesta me ayudaría a olvidar ese horrible video.

—Te olvidaste de mirar detrás —

Grité y corrí lo más rápido que pude hacia mi habitación y ahí me encerré segura de que nada era una pesadilla, todo era real. Vi una hoja y un marcador azul, estaba muy asustada y sabía que eso me mataría.

Si estás leyendo esto ya debo estar muerta, con mi cuerpo bañado en sangre y sin rostro. Solo puedo dejar mi análisis antes de morir, para que el mundo tenga una advertencia:

 

Ella utiliza las caras de sus víctimas, por eso se te será muy difícil reconocerla. Podría ser un día tu madre, otro día tu hermana o tu mejor amigo.

Cada vez que te insultas constantemente con respecto a tu apariencia la invocas, es como darle el permiso para “embellecerte”.

 No esperes que aparezca al instante. Le gusta jugar con sus presas. Le encanta ver el sufrimiento de sus victimas antes de asesinarlas por lo que podría tardar meses o incluso años en terminar con tu vida. Pero cuanto más se prolongue, más horrible será tu muerte.

 

Estas son mis últimas palabras, ella ha rotó la puerta…

England

Rose

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