El caso del reverendo O’havenlly

Me llamo Christopher, tengo 17 años y vivo en el pueblo de Weldermill, esta historia ocurrió hace 28 años.

Por  aquel entonces wendermill tenia una de las iglesias mas hermosas de la zona, hecha totalmente de mármol blanco que brillaba con la luz del sol, con puertas de madera con bellos grabados y columnas finamente talladas.

Aquel día llego el nuevo reverendo: el reverendo O’havenlly, era un hombre de poco mas de 60 años, era calvo aunque el cabello que rodeaba su cabeza era blanco, tenia una nariz aguileña y usaba unos lentes con una gruesa montura. desde el principio se caracterizo por ser una persona sumamente amable y cordial ademas de inteligente, mi abuela decía que era una de las personas mas cultas que había conocido, sus sermones estaban cargados de una profunda filosofía y en ellos disertaba sobre los pensamientos de los  eruditos, decían que era extraño ver a O’havenlly sin algún libro bajo el brazo. Pero el reverendo tenia otra afición: el ocultismo, era algo que el nunca había admitido en publico pero se rumoreaba que lo hacia, quienes habían entrado a el cuarto del anciano en la segunda planta de la iglesia, decían que la habitacion estaba rodeada  por altos libreros, y habían podido observar extraños símbolos, cristales de varios tipos e incluso una pequeña  esfera de cristal sobre una colcha de terciopelo rojo. los miércoles el reverendo siempre se reunía a tomar el té con varios vecinos entre ellos mi abuela, ese día ella observo que el reverendo cargaba un viejo libro, de encuadernacion marrón y con unos extraños caracteres en el lomo que ella no logro identificar, ella le pregunto de que se trataba pero el eludió la pregunta y se limito a decir que era un libro muy viejo. por la noche O’havenlly trato de comunicarse o de invocar a algo o a alguien, no se sabe porque escogió su cuarto, quizás por privacidad o por que creyó que los marmoleos y bendecidos muros lo protegerían, esa fue una noche que los habitantes de weldermill no olvidarían, el cielo era apuñalado por enormes relámpagos que teñían de un rojo sangriento las nubes y el viento huracanado azotaba con inclemencia al poblado, entonces se empezaron a oír los gritos desgarrados de O’havenlly y unos fuertes ladridos antinaturales, los vecinos aterrados llamaron a la policía, cuando los agentes llegaron los gritos habían cesado y el reverendo no abría, tuvieron que derribar la puerta, varios agentes y vecinos entraron, no hallaron a O’havenlly en ninguna parte las puertas y ventanas estaban cerradas, en el centro de su amplia habitación hallaron una gran marca en el blanco piso de mármol como una marca de quemadura y por todo el cuarto hallaron huellas de bestias, estas dejaron marcas como si hubieran estado cubiertas de fuego.

Nadie volvió a ver a O’havenlly, la policía cerro el caso después de un par de años, poco después de la desaparición algunos los reverendos de la orden de O’havenlly visitaron la iglesia, estuvieron allí por varias horas, después salieron completamente pálidos y con cara de terror, la iglesia fue cerrada, algunas partes fueron desmontadas y el mármol fue vendido para construir la nueva iglesia a un par de cuadras de la vieja. Dicen que si estas poco acompañado la noche del miércoles afuera de la vieja iglesia se pueden oír los gritos de el viejo reverendo y los ladridos de lo que sea que lo perseguía. yo decidí ir una noche, era escéptico, espere casi una hora hasta que dio la media noche entonces oí unos gritos desgarradores pidiendo auxilio, pensé que estaban robando a alguien pero mi sorpresa fue mayor cuando vi que venían de la vieja iglesia, luego oí unos ladridos tan fuertes como nunca había escuchado, la intensa luz blancuzca de la luna llena ilumino a través de las ventanas de la segunda planta la silueta de un hombre que corría desesperado, detrás de el tres grandes bestias que lo perseguían, mas grandes incluso que un lobo. estaba aterrado, una de las bestias paro en seco, giro hacia mi dirección y a través del ventanal me observo con unos ojos brillantes como dos carbones ardiendo, entre en pánico, di media vuelta y corrí intensamente sin  pensar a donde iba a ir, solo corrí hasta que mis piernas se cansaron, luego camine hasta mi hogar, llegue a mi casa asustado, esa noche no pude  dormir bien. Desde entonces cuando paso por ese edificio en ruinas que se alza como un esqueleto no puedo evitar sentir escozor, tal vez hay puertas que uno no debe abrir, por su propio bien.

 

Creación propia

silver45

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