Cuentan que en Oaxaca

«Cuentan que en Oaxaca con agua es el chocolate
dicen que en la fiesta torito se ha de quemar
para el que haga su manda por la pasión de Soledad»

-Lila Downs

Mi padre es de Jalapa De Díaz, un pueblito en Oaxaca, México, él es mazateco y por lo tanto habla esa lengua.

Mi madre nació en la Ciudad de México por lo que  su relación sorprendió a propios y extraños, y no era para menos, ella una niña consentida y el un hombre sin educación que salió de su pueblo en busca de un mejor futuro, pero lo que encontró fue a mi madre.

El pueblo de mi padre huele a leña, a café recién hecho, a tierra mojada, a tortillas saliendo del comal, a vida. Está rodeado por una vegetación exuberante, se encuentra en la sierra y por eso sus calles son todo subidas y bajadas por las que se mezclan la modernidad y la tradición, lo mismo puedes ver a un joven con jeans y tenis escuchando música a través de sus audífonos que a una mujer descalza vistiendo un huipil tradicional con sus trenzas, peinadas con listones de colores, alrededor de la cabeza. Es un pueblo indígena donde lo que para nosotros es una tradición allá es una forma de vida.

Al poco de conocerse mis padres se fueron a este pueblo que les acabó de describir, mi madre no podía estar más divertida, todo mundo la llenaba de atenciones y la consentían. Pero una noche lo que allá vivió la hizo regresar de inmediato.

La casa de mi abuela, donde ellos se quedaban, estaba conformada por dos cuartos de carrizo con techo de palma rodeados de grandes árboles. Construidos sobre una pendiente, ambos cuartos estaban separados, quedando uno a menor altura que el otro. Una noche, mientras por fuera la oscuridad lo dominaba todo, mi madre estaba en el cuarto ubicado a mayor altura, tendida sobre un petate, sin poder dormir, no la dejaban, dice que lo que vio la ha seguido toda su vida.

A través de la puerta vio a un hombre sobre el tejado del otro cuarto, iba de un lado a otro, se burlaba de ella, le hacía señas y en cada risa burlona le enseñaba los blancos dientes siendo él negro completamente, era hombre más feo que ha visto en su vida según sus palabras.

Mi madre estaba bañaba en sudor y le aterraba el hecho de que nadie podía entrar, nadie la podía ayudar, nadie podía cerrar la puerta ni ver al hombre y ella no podía dejar de verlo.

Mi padre no dudó de lo que mi madre decía y se fue en busca de un brujo, al llegar, éste fue el único capaz de entrar, pudo ver al mismo hombre que mi madre y cerrar la puerta que antes nadie podía, sin embargo el hombre seguía buscando ser visto por mi madre asomando su feo rostro entre el carrizo ante el terror de mi madre. El brujo rezó y quemó tabaco, solo así mi madre tuvo paz.

El brujo dijo que alguien vio con envidia a mi madre y le hizo «mal de ojo», en Oaxaca es cosa seria así que mi madre se fue al siguiente día.

Cuentan que en Oaxaca el diablo baila en los tejados.

Creación propia

Lilinux

Me encanta leer historias de terror y encontrar creepypastas me hizo querer escribir. "El escritor escribe de lo que conoce... escribe sobre uno mismo" Epigmenio Rodríguez

Please wait...

¿Quieres dejar un comentario?

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.