Trolls…

La estatua


Para llegar a mi escuela debía pasar todos los días por un parque solitario, muy sucio y tétrico. A pesar de ser un parque público nadie entraba en él, tal vez por el mal estado en el que se encontraba.

Lo que más llamaba la atención del parque, además de su pésimo estado, era que a la mitad de éste había una pequeña estatua de un hombre muy feo. Tenía una nariz muy grande y la piel arrugada, era algo viejo y lucía un sombrero lleno de huecos y una sonrisa extremadamente marcada. No entendía por qué la habían construido, ni siquiera era un tributo a alguien importante que yo supiera.

Todos los días debía ver esa horrenda estatua. Hasta que un día me harté, y mientras pasaba por el parque, cogí un bolsa de plástico negra y le tapé la cara a la estatua.

Seguí mi camino. Apenas había dado unos pocos pasos cuando alguien vino por detrás de mí y me tapó la cabeza con una bolsa.

Me la saqué rápido, algo confundido, pensando que un amigo mío me quería asustar; pero al sacármela no vi a nadie a mi alrededor.

Lo raro era que la estatua ya no tenía la bolsa negra que le había puesto. Además, se había volteado, mirando en mi dirección.

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9 comentarios

Es que es de imaginarle una trollface al final a esa familia. La niña se debió de estar descosiendo de la risa durante todo el camino. A veces parece que simplemente lo hacen por trollear.

P.D.: “Se nos atravesó una vaca y por esquivarla caímos en el abismo” <- Así te das cuenta de que es una leyenda de Honduras. Las vacas se la tiran de carros y los carros se tiran por los precipicios.

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