The Holders (51-55)

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The Holders (Los Portadores) son una sucesión de creepypastas de rituales con 528 publicaciones principales más contenido adicional, pero puedes comenzar a leer desde cualquier parte, pues no mantienen continuidad entre sí; son capítulos individuales con formato similar.

Los Portadores (51-55)


En cualquier ciudad, en cualquier país, hay una institución de salud mental o centro de rehabilitación donde puedes tratar de conseguir un Objeto. Había 2538 de estos Objetos, pero dos mil se perdieron.

Los 538 restantes nunca deben estar juntos. Jamás.

Estas historias han sido recogidas de varias fuentes, muchas de las cuales son cuestionables, pero todas tienen un aspecto en común: cuentan la historia de una serie de Objetos, los cuales, de ser reunidos, traerán horribles consecuencias, detalles que conducen a muchos a la locura.

La veracidad de las historias siempre está en duda; así se quería que fuese. La especulación circula desenfrenada. Nadie sabe realmente si los Objetos son genuinos o si hay un número fijo de Objetos que existen en el mundo y que anhelan reunirse con los suyos. Parte de lo que hace a las historias de Los Portadores tan incitante es la posibilidad de que cualquier persona pueda ir a una institución de ayuda especial y someterse a una prueba de vigor para conseguir un Objeto.

Los Objetos, aunque poderosos y temibles, carecen de la habilidad para agruparse por voluntad propia, y se ven obligados a convocar la ayuda de ciertos individuos. Estas personas se convierten en Buscadores, con historias tan perturbadoras y detestables como los mismos Objetos. Los Buscadores han emprendido su viaje por tres razones principales: buscar Poder, buscar Reunión o buscar Separación. Sus metas son conocidas por convertirlos en villanos y monstruos, y solo podemos esperar que aquellos de corazón justo prevalezcan sobre estos seres.

Quizá haya una buena razón para que llegases a este sitio, estimado lector. Los Objetos han de estar llamando.

¿Responderás?

 

El Portador de la Ilusión


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Ilusión». Si la recepcionista asiente, estás condenado. El Portador ha anticipado tu llegada y sentirás cómo tu cuerpo se desvanece lentamente de la existencia.

Si la trabajadora te responde que no, siéntete agradecido. Ella te dará una hoja de papel con las instrucciones  de cómo llegar al instituto pertinente y te pedirá que te vayas. Hazlo, da vuelta hacia la izquierda y desecha la hoja de papel. No quieres advertir a este Portador de que estás en camino.

Ve cuatro cuadras abajo por donde te estás dirigiendo, entonces gira a la derecha y recorre una más, luego dos más a la izquierda, y detente, rasca tu barbilla y date media vuelta. La calle ha cambiado: todo el color ha sido drenado del mundo que está frente a ti. Hay un cráter profundo abierto en el centro de la calle. Ningún panel de vidrio está intacto. Y toda la gente con la que pudiste haberte topado en esa última cuadra está tirada por todos lados horriblemente muerta.

Da un paso hacia atrás. Ahí debe haber un pincel rojo en el piso, justo a tu lado. Tómalo y guárdalo en tu bolsillo. Mientras observas, el efecto de la decoloración se desvanecerá lentamente revelando lo que se ve como las secuelas de un ataque militar en un mundo a blanco y negro: construcciones derribadas, calles deshechas y personas muertas a lo largo del lugar.

Rápidamente, cubre tus ojos con tus manos y grita: «¡Niego la verdad! ¡Haz que la calle vuelva!». Si el Portador te considera indigno, sufrirás la misma suerte de la cuadra, y el efecto que viste continuará su expansión.

En caso contrario, un leve escozor se disparará entre tus piernas, lo suficientemente fuerte como para ser percibido. Abre tus ojos. El efecto aún perdura, pero debes permanecer impasible, como lo hiciste en el medio de la ruina completa. Camina directo hacia abajo de la cuadra hasta que llegues a una bodega. Las puertas, dañadas y degradadas, aún permanecen fuertes. Al lado de las puertas hay una placa con el nombre del edificio. Como los que ves en las estaciones de bomberos y lugares parecidos, pero completamente en blanco.

Saca el pincel y escribe en la placa, tan pequeño como puedas, mientras aún sea legible: «¿Quién sobrevivió para contarlo?».

La tinta se unirá en un solo punto y entonces comenzará a escurrirse por la placa. Describirá al sobreviviente, contando su historia de horror y tristeza, y a los extremos que llegó para esparcir la voz, para tratar de asegurarse de que estas cosas nunca pasasen de nuevo. Lentamente, tendrás la horrible sensación de que el Portador mismo era el sobreviviente hablando.

Él te asegurará que no es así, de cualquier manera, y terminará la historia con: «Su destino no puede ser contado, pero su legado vive».

El pincel se fundirá en tu mano y la puerta de al lado de la bodega se abrirá estruendosamente. Corre al interior —no camines— y entra a la oficina del gerente. Estará completamente oscuro, pero no te atrevas a intentar encender ninguna luz, porque despertarías al guardián de sus sueños. En lugar de eso, ve a tientas alrededor del escritorio hasta que sientas un objeto, redondo y liso, en tus manos.

La oficina parpadeará durante un respiro y vislumbrarás brevemente la calle masacrada, completamente a color, antes de que todo se vuelva negro.

Despertarás dos días después sentado en la mesa de la cocina de tu hogar; un diario informará a gritos acerca de un ataque terrorista. Ponte de pie y te darás cuenta de que aún sostienes el Objeto. Ponlo sobre la mesa.

El Objeto que ves frente a ti es una bola de acero del tamaño de una nuez, y es el Objeto 51 de 538. El sobreviviente ahora te conoce, y tú a él. Este celoso secreto será guardado durante todos los tiempos.

 

El Portador del Asco


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador del Asco». El rostro del recepcionista se tornará ligeramente verde, se excusará y entonces caminará al váter más cercano. Una guardia aparecerá a tu lado y te pedirá que la sigas. Obedécela, por ahora.

Ella te guiará a una puerta simple con un número en ella; quizá lo recuerdes de algún otro lugar, casi como si hubieses estado ahí por mucho tiempo. No te diré cuál será el número en la puerta, pero si no es el correcto, tu destino estará plagado de dolor eterno y nauseas. El número debe ser el correcto. Te encontrarás dentro de una habitación que se ve muy parecida al estómago de una persona. Verás comida siendo digerida, extraviándose en los tractos más bajos del ciclo digestivo. Se verá más horrible de lo que jamás imaginaste.

Simplemente espera hasta que veas una puerta cayendo dentro de la habitación. Entonces, entra por ella. Te encontrarás en una habitación con paredes blancas y puras. Son una de las pocas cosas que hacen que este Portador no enloquezca. Acércate a la chica que está en medio de la habitación, y pregúntale: «¿Qué consideras puro?». Ella te mirará fijamente y abrirá su boca, intentando hablar. Pero no podrá y comenzará a vomitar sobre el piso. Cierra tus ojos hasta que escuches que ella ha vaciado su estómago.

Cuando ya no escuches nada más, abre tus ojos de nuevo y camina hacia donde estaba la chica. Toma las píldoras que están a tus pies.

Esas píldoras son el Objeto 52 de 538. Ingerir una causará que te desvanezcas, tal como lo hizo la chica.

 

El Portador de la Pornografía


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier tienda erótica a la que tengas acceso. Estando en la recepción, pide en tono lascivo reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Pornografía». Si el encargado te sonríe, corre hacia la puerta tan rápido como puedas; si no lo haces serás encarcelado en uno de los cuartos privados del establecimiento, donde los grandes jefes vienen a ver su pornografía. Tú no tendrás tanta suerte. La televisión de la habitación comenzará a mostrarte los actos sexuales más depravados cometidos por el hombre. Pronto, las imágenes de violaciones y tortura sexual comenzarán a parecerte placenteras, a medida que las imágenes comienzan a ponerse más depravadas y grotescas. Cuando las escenas que presencias finalmente terminen, y si tienes el infortunio de retener tu sanidad mental, nunca más serás capaz de confiar en ningún ser humano de nuevo, pues su verdadera y depravada naturaleza se te ha sido revelada. Pero si el encargado comienza a atenuar la luz, tienes hasta que esta esté completamente apagada para remover cada pieza de ropa que estés usando. Debes hacerlo sin ningún rastro de pudor y sin sentir inseguridad en ningún momento. Ahora, sigue al encargado a la puerta que está en la parte más lejana del establecimiento.

Una vez que entres a la siguiente habitación serás bienvenido por varios hombres y mujeres de distintas razas, edades y tipos de cuerpo. Curiosamente, te darás cuenta de que todas esas personas te serán atractivas sin haber tenido ningún tipo de persuasión sexual previa. Ellos son los Buscadores que vinieron antes que tú. No debes mirar a ninguno de ellos por más de un momento; si lo haces, serás poseído por tu lujuria y permanecerás entre ellos en una orgía eterna de carne humana. Aunque ellos parezcan poseer las mentes más depravadas, debes ignorar tus urgencias. Solo mira a tu lado y sigue al encargado, ignorando cualquier intento de seducción que puedas escuchar de los observadores. Eventualmente llegarán a una puerta y el encargado se irá. Cuando ya no puedas oír sus pasos, entra por la puerta.

La primera cosa que notarás de esta habitación es la decoración, típica de la década de los setenta, con una gran cama en forma de corazón siendo la pieza central del cuarto. Eres libre de mirar alrededor cuanto quieras, pero no te sientes ni recuestes en la cama; hacerlo es incitar tu propia muerte.

Después de lo que parecerán unos minutos, u horas, sentirás un fuerte dolor en tu pantorrilla seguido del arribo de sangre fresca brotando de la herida. No reacciones y no mires abajo. En lugar de eso, espera hasta que una voz femenina hable desde el centro de la habitación.

La mujer que ahora está recostada sobre la cama parece ser de mediana edad, pero es innegablemente bella. La túnica que cubre parcialmente su cuerpo deja ver una piel suave y lisa y curvas que harían a muchas mujeres más  jóvenes sentirse celosas. Ella se levantará después de unos momentos y te ofrecerá una túnica como la que usa. No respondas a esto, simplemente haz la pregunta: «¿Sienten lujuria?». Mientras ella comienza su descripción larga y detallada de su encarcelamiento, te dará la espalda, quitándose la túnica. Entonces verás cicatrices surcando su espalda; está claro que fueron causadas por duros latigazos. Las cicatrices estarán muy ligadas a la historia que te está relatando. Cuando guarde silencio, te tenderá su túnica, sonriéndote con cautela.

De repente, te encontrarás en la parte de afuera de la tienda, aún completamente desnudo y sosteniendo la túnica. No hay personas alrededor, pero es mejor que te la pongas; entonces te darás cuenta de lo cómoda que esta se siente, casi como si hubiese sido hecha especialmente para ti. Notarás cómo la herida en tu pierna comienza a sanar y finalmente cicatriza.

La túnica es el Objeto 53 de 538. Úsala sabiamente.

 

El Portador de la Escofina


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier hospital o clínica de rehabilitación a la que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Escofina». Una cara de dolor y preocupación provendrá del recepcionista. Serás llevado a lo más profundo de las instalaciones.

Después de un gran número de idas y vueltas, mucho más lejos de lo que en realidad se podría en una construcción de ese tamaño, serás llevado a una celda de cárcel antigua. Dentro habrá solo oscuridad y un único sonido: el chirrido de una escofina contra el metal. Si en algún momento el chirrido se detiene, date la vuelta rápidamente y corre. Corre tan lejos y tan rápido como te sea posible, y no te preocupes por tomar el camino incorrecto. Perderte en las profundidades de las instalaciones será la menor de tus preocupaciones.

El chirrido debe continuar sin cesar. Camina hacia las barras y mete una mano en la oscuridad. Sentirás que un objeto es colocado en ella. Si se siente caliente, tíralo y arrodíllate a rezar; si tus rezos fueron lo suficientemente rápidos, cuando mires de nuevo aún estarás fuera de la celda. Si fuiste demasiado lento, una eternidad de desbastar no te permitirá traspasar esas barras de nuevo.

Pero si el objeto se siente frío, haz una pregunta en voz alta hacia dentro de la celda y saca tu mano. La única pregunta que recibirá una respuesta, será: «¿De qué lado están?».

Sentirás cómo la escofina en tu mano comienza a moverse y a destruir tu piel, a romper tus huesos; no debes concentrarte en el dolor, sino en tu pregunta. La escofina arrancará tu carne y tus huesos hasta que nada quede de lo que antes fue tu mano. Debes soportar esta prueba sin ceder ante el dolor. Encontrarás la respuesta a tu pregunta en tu mente, tu mano estará completa de nuevo y te hayarás en la parte de afuera de las instalaciones, con una escofina fría y oxidada apretada en tu mano.

Muchos se vuelven locos con estos conocimientos, otros utilizan la escofina para repetir el proceso, intentando sacar las palabras de sus cabezas. Si te las arreglas para soportarlo, te encontrarás entre los que asistirán a la reunión.

Esta escofina es el Objeto 54 de 538. Facilitará tu camino hacia la reunión, pero no te ayudará más allá de eso.

 

El Portador de la Crueldad


En algún lugar en el que se congreguen presagios oscuros y que la muerte haya maldecido, háblale al cielo sin estrellas para consultar con «El Portador de la Crueldad». Ante la tierra contaminada sobre la que estás parado, se alzará un pedestal negro y antiguo con un tazón profundo tallado en el cráneo putrefacto que está montado en su cúspide.

Llegado este punto, no hay vuelta atrás. Los ojos del cráneo en descomposición se llenarán con el color de la sangre, y en tu cabeza, una voz perversa y ronca te dirá, de una forma monótona:

«Mors ultima linea rerum est».

En ese tazón deberás reunir los corazones latientes de las personas más importantes para ti. Si los corazones dejan de latir, te Ennegrecerás. Si no cumples con la petición, te Ennegrecerás. Si decides optar por el suicido como último escape, te Ennegrecerás.

Con los corazones latientes frescos y orgánicos reunidos en el tazón, el Ennegrecimiento desistirá. En tanto los corazones se licuan, un negro profundo e impenetrable se formará. Las voces de los ofrecidos en sacrificio te hablarán en lenguas desconocidas. Aunque incomprensibles, no debes obedecer las órdenes que te mandan.

En lugar de eso, reúne los cadáveres de tus cinco enemigos más odiados y tráelos al pedestal. Por sus gargantas debe correr el líquido contaminado; ni una sola gota debe llegar a tocar la tierra. Los cinco cadáveres volverán a la vida, levantándose como marionetas retorcidas alabando a su maestro maldito, cambiando de forma a perversos seres Ennegrecidos.

A ellos debes alimentarlos con cinco niños pequeños vivos. El menor remordimiento no será tolerado por Sus ojos. Mientras la sangre fresca de los niños es bebida directamente de sus venas malditas, debes mirar absolutamente toda su agonía, gritos, lágrimas y miedo, hasta que sean devorados casi por completo. Ellos soportarán el equivalente a un siglo de torturas mientras son ingeridos.

Cuando la prueba haya terminado, Ellos te rodearán. Demandarán solo una reliquia más: tu propio corazón. Sé veloz; Ellos no sienten dolor como los mortales lo hacen. Mientras la oferta impía circula entre sus manos, también será consumida. Una vez que la comida se ha terminado, las figuras se fusionarán y disiparán en un aura oscura brillante, eclipsando el cielo negro.

Los susurros silenciosos que consumen tu mente son el Objeto 55 de 538. Cuando todo se haya Ennegrecido, ellos te guiarán hacia Él.

Traducciones mías
www.theholders.org

Lilith Filth

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52 comentarios

Rara creepy pero falto algo y no se que es, en fin es buena y lo malo para mi es que vivo cerca de una clinica de rehabilitacion (Portador del archivo)
5/5

Esto de los Holders ya me está saturando… no sé si es porque sigo sin verles gracia alguna, o porque me enoja el hecho de que dos Creepys que tengo ingresados de hace unos 4 meses, aún no se publican… -.-

Seh, las de «moderar» y aprobar creepys de otros autores porque asi la cosa avanza más rapido ¿asi funciona no? El punto es que con ese sistema ya voy para los 4 meses de espera… insisto, ¿no es más fácil ir publicando 3 creepys cada dos días por ORDEN DE LLEGADA?

Tus historias:

http://creepypastas.com/una-especie-de-milagro.html

http://creepypastas.com/la-anciana-del-dedo-largo.html

Están en envíos pero están publicadas. Están en envíos porque no son tan buenas como para ser publicadas en la página principal. Si se publicaran todas las historias que se mandan en la principal, y no existiera envíos, habría una sola mezcla de 900 historias asquerosas, re-malas, malas, regulares, buenas y unas cuantas excelentes, y eso sería un desorden. La principal es en su mayoría donde están las mejores que mandan y envíos es para seleccionar qué historias poner en la principal.

No necesariamente, he visto que se publican historias que a muchos no les gusta y las critican duramente y otras que no salen y en cambio son buenas.

La verdad es que hice el ejercicio de leer un par de caps completos, pero nunca me agarró ni me llamó la atención… ha de sert como Stars Wars, a muchos le gustan y son fanáticos, pero yo prefiero… no sé… Batman Returns.

:B llegas al punto que.. donde te dicen que te vas a morir por que te vas a morir.. como que no tiene mucho sentido… pues te da a entender que no podrias aunque quisieras y lo intentaras reunirlos todos por que alguno te va matar y es asi como que bleh

Muy buena lectura. No se exactamente que trata, me refiero al resto de objetos y su uso exacto, pero ha despertado mi curiosidad. Le buscaré.

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