La cicatriz

Este es mi primer creepypasta, soy aficionado lector y espero que os guste al menos un poco. Estoy sintiendo miedo a la vez que lo escribo, y os lo digo de verdad. No creo que hoy pueda dormir. Happy sleep!

Parecía un buen día. Siempre tenía días aburridos allí en la escuela, con las tonterías del profesor de matemáticas, la loca de inglés… Pero hoy, todo parecía agradable. Curiosamente.

Normalmente, volvía a casa en el autobús con los amigos que vivían en la parte vieja de mi ciudad, pequeña pero muy bonita. Despidiéndome alegre, caminé a casa. Sonriente, sin saber lo que iba a pasar más tarde.

Mis padres iban a una fiesta con sus amigos ese día, yo era el niño típico rico y pijo, hijo de papá y consentido. La verdad es que por aquel entonces era tan chico que me daba miedo quedarme en casa, solo, sin nadie que me abrazara, sin nadie que me protegiera… en aquella lúgubre casa. Tenía pesadillas siempre con extrañas criaturas que habitaban en la casa, y más de una vez mojé la cama.

Cuando mis padres marcharon, la puerta se cerró, sentí esa angustia de siempre por su ausencia. »Venid rápido»- pensaba, y el corazón me latía muy rápidamente como si se fuera a salir. »Todo va a salir bien».

Me encanta y me encantaba la informática en aquella época, así que como siempre, intentando pensar en otra cosa, encendí el ordenador. Era como una especie de refugio que me hacía sosegarme, ya que no tenía hermanos ni hermanas y era de mis pocos compañeros de habitación. Me disponía a abrir el navegador web para ver algún vídeo de animales adorables que tanto me gustaban y me distraían, cuando noté un nuevo programa en la lista.

Game.exe se llamaba. Qué nombre tan ambiguo, tan estúpido. Que yo supiera mis padres no eran aficionados a los juegos (por aquel entonces compartíamos ordenador)  así que me extrañó… Yo, tan inocente, lo abrí. A lo que pasó entonces nunca le encontré explicación.

El ordenador se apagó por completo y di un respingo… Notaba frío tras mi cuello. Convencí a mi cerebro de no dar la vuelta y mirar qué estaba pasando. Me quede inmóvil y cuando me disponía a comprobar el cuadro eléctrico para ver si había saltado la luz, comenzó a encenderse.

La pantalla de inicio de por sí ya era extraña, parecía invertida, como en un espejo, lo que atribuí a algún fallo del monitor. Ahora, por los altavoces sonaban gemidos, como de un niño o una chica. Agudos, buscando compasión, suplicando y asustándome.

En ese momento la vejiga parecía que me iba a explotar, pero valiente y estúpidamente me quedé aferrado a la silla. Ansiaba que mis padres llegaran, la angustia recorría mi cuerpo. Una ventana se abrió en el monitor. »¿Tienes miedo?»- preguntaba. Contesté No, extraño, pues nunca había sido tan valiente.

A continuación, se comenzó a reproducir un vídeo, con una chica atada a una silla -pensaba que yo podría acabar así- gimiendo. Enseguida la reconocí, era la chica de los gemidos del altavoz. No quería oír más. Presioné firmemente el botón de apagado  de la torre. No reaccionaba. Llegaban unos chicos y comenzaron a violar a esta chica, apaleándola y disfrutando de su dolor. Lo contemplaba horrorizado. No entendía por qué y qué estaban haciendo, era muy chico.

En la siguiente escena, la chica aparecía sin ojos, y los chicos abandonaban la sala. Imaginaos la angustia que sentía. No pude contener más las lágrimas de pena, miedo, horror. Viendo como habían violado a la chica y como la habían maltratado y humillado.  Entonces, se abrió otra ventana con la foto de mis padres. Parecían recién casados, porque salían muy jóvenes, pero lo que más llamaba la atención era que estaban desnudos.

Sonó un fuerte grito por los altavoces. Ha sido el mayor susto de mi vida. Era un grito lleno de dolor, ira, rabia, miedo, temor. Lo reconocí, eran mis padres. Apareció una foto de ellos con las vísceras fuera, con varios tiros en la frente y un vídeo donde aquellos asquerosos -hijos de puta era lo más suave que se me ocurría, por muy chico que fuera- violaban a mi madre, le pegaban unos tiros y la abrían. Estaba vomitando por todos lados.

Para mi asombro, estaba siendo lo suficientemente fuerte pero en ese momento caí al suelo derrumbado y asustado, llorando, no quería ver más, era horrible, indescriptible. El ordenador se volvió a apagar. Me levanté llorando y fui a la cama, pero antes desconecté el cable: »Ahora caigo, soy gilipollas.», y apagué los altavoces.

Noté como se abría la puerta y mis padres saludaban. En ese momento, el nudo que tenía en mi garganta se deshizo. »¡¡Qué alivio!!».  Me levanté a darles un beso corriendo a la puerta, desesperado. Fui a su cuarto a dormir en su cama, mi madre se desnudó para ponerse el pijama, y entonces, me di cuenta de su enorme, marcada…

 

CICATRIZ

 

 

 

 

Absolutamente creación mía

Marcos Lobato

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