El peor enemigo del creepypastero

El espejo te conoce


Estaba sentada frente a mi computadora, como siempre a altas horas de la noche. En las últimas semanas había estado lloviendo mucho, siempre comenzaba una leve llovizna a las siete de la noche, una tormenta a eso de las diez y culminaba con rayos y relámpagos desde la media noche hasta el amanecer. Sentí ganas de beber algo. Me asustó pasar por toda la oscuridad hasta la cocina, pero igual me pareció una estupidez y me levanté.

Esa noche me quedé hasta muy tarde, estaba entretenida oyendo música, buscando historias de terror en internet y hablando en foros o chats sobre cosas sobrenaturales. Dieron las doce, lo noté por el primer y estridente relámpago que iluminó por un segundo toda la habitación, seguido de inmediato con un trueno muy fuerte, que me espantó y cortó la electricidad de la casa.

Le temía a la oscuridad debido a tantas historias de cosas que salen de ésta, pero me tranquilicé diciéndome que la electricidad volvería pronto, y que lo mejor sería iluminar un poco el lugar para no asustarme tanto. Entendí que debía caminar a la cocina por velas y un encendedor, y en cuanto volviera la luz llamaría a mis padres para preguntarles a qué hora volverían de sus trabajos, pese a saber exactamente a qué hora regresarían.

Fui a la cocina y me costó un poco encontrar el paquete de velas que guardábamos en alguno de los numerosos cajones, pero en cuanto ubiqué las velas y el encendedor las encendí lo más rápido que pude torpemente. Lo peor ya había pasado, pensé, aunque aún sentía un miedo terrible al ver una gran cantidad de oscuridad inundar la casa. Iría a la sala, me sentaría allí a leer a la luz de las velas hasta que volviera la electricidad, pero debía pasar frente al espejo.

«Supera tu miedo de una maldita vez», me grité mentalmente con enojo y a modo de regaño, como hacía a menudo.

Me refería al espejo enorme que estaba entre la sala y la cocina. Me pareció en ese momento un terror inútil que era necesario superar. Siguiendo órdenes mías, me senté con nerviosismo frente al espejo y puse la vela casi tocando el helado vidrio. El calor de la vela empañó una pequeña parte del espejo, yo seguía sin prestar atención mientras leía con la tenue luz. No me fijé en el espejo, hasta que vi un extraño movimiento en él. Cuando miré casi me da un ataque cardíaco del miedo: en la parte empañada, alguien estaba escribiendo un mensaje, se veía al revés porque quien lo escribía debía estar al otro lado del cristal. Vi el dedo de alguien pegado a ese vidrio mientras escribía, pero veía el resto del espejo normal, reflejando la oscuridad. Me costó un poco leerlo: «Conócete».

Me quedé petrificada sin saber qué hacer. El mensaje no se quitaba y me ponía nerviosa. Decidí quitarlo yo misma pasando la mano, y luego me iría a la sala sin mirar atrás.

En cuanto puse la mano contra el espejo, lo atravesó. No me reflejaba, reflejaba la habitación pero no a mí. Era como una puerta a otra habitación, como si no hubiera un vidrio. Tuve miedo, devolví mi brazo contra mi pecho. Tras unos momentos decidí volver a meter mi mano, y luego mi cuerpo. Era la misma habitación, era mi casa. Caminé con miedo, nada tenía sentido en cuanto a eso, pero la curiosidad era lo que movía mis extremidades.

Al llegar a mi habitación, la habitación del otro lado del espejo, vi que había alguien en mi cama. Tomé fuerzas y encendí la luz, a pesar de que se suponía que se había ido la electricidad. Me asusté mucho cuando vi a la persona que estaba en esa cama levantarse de golpe y mirarme. Era igual a mí, me sentí más tranquila cuando vi que sus ojos demostraban tanta curiosidad como los míos.

—¿Quién eres? —se apresuró a preguntar.

—Me llamo Natalia —repliqué, esperando su respuesta.

Ella era igual a mí, era como verme al espejo, pero era una versión de mí que yo quería ser. Su piel era totalmente perfecta, sus ojos eran grises y no cafés como los míos. Ambas teníamos cabello de color café, pero el suyo era increíblemente hermoso, brillante y se veía impecablemente peinado a pesar de haber acabado de despertarse. Una versión totalmente perfecta de mí. Su alcoba era la que yo quería, cubierta de posters de grupos como Nirvana o los Beatles, un enorme librero lleno de todos los libros que alguna vez quise y una mesa llena de discos de vinilo de mis grupos preferidos.

—También me llamo así —contestó con una sonrisa preciosa.

—¿Por qué te pareces a mí?

Ella pensó un momento, y luego pareció haber terminado de ordenar lo que diría.

—Claro, eres la yo reprimida.

—¿Reprimida? —repetí sus palabras tanto con énfasis como intriga.

—¡Viste mi mensaje! —gritó emocionada—. La tormenta abrió el portal, e hice lo que pude para que vinieras.

—¿Para qué querías que viniera a este lugar?

—Leíste el mensaje, ¿no? «Conócete». Yo soy la tú libre, tu reflejo. Ese molesto vidrio siempre cubre el portal, pero lo quité gracias a la tormenta. Yo demuestro lo que eres, pero a veces no quieres verlo. Hay cosas que el cristal no te podía enseñar, pero yo lo haré.

Me llevó por la casa. En cada habitación veía todos y cada uno de mis deseos reprimidos, mis anhelos ocultos bajo el manto de conformidad. Mi primer deseo se materializaba en ella, que era la justa imagen de una yo sumida en belleza y perfección. En la segunda habitación me desconcerté, había una chica muy hermosa que me miraba y sonreía. Sentí un nudo en la garganta, era mi anhelo de amor. Sonreí confundida, el amor siempre me resultaba materializado en un chico, pero ahora sí que tenía dudas. En la tercera habitación había una gran cantidad de fotos mías, de la yo perfecta, y era una escena de un museo, de un «salón de la fama». Mucha gente veía mis fotos, dibujos que yo había hecho y otros tantos tenían unos audífonos pegados a la pared con una lista de reproducción de canciones en las que yo figuraba como intérprete; tenían cara de admiración. En la cuarta habitación estaba la misma chica de la segunda habitación, con un pequeño camisón blanco y mirada lasciva. Así seguíamos por las habitaciones escarbando mis deseos, hasta llegar frente a una puerta de madera cerrada.

—¿Qué hay allí? —inquirí.

—Ya cumpliste tu anhelo de conocimiento, ¿no?

Asentí, aunque no entendía cómo su respuesta contestaba mi pregunta.

—Aquí reposa tu más oscuro deseo, ¿estás segura de que quieres conocerlo?

—Claro que sí, ¿por qué no querría saberlo? —insistí.

—¿Por qué no querrías saberlo? Es algo verdaderamente oscuro, algo que no querría saber en tu lugar. Preferiría seguir dejando ese secreto tras la puerta.

—Quiero verlo —seguí insistiendo.

—Entra tú sola. No te acompañaré allí.

Ella se fue, y me quedé sola frente a la gruesa puerta de madera. La abrí lentamente, no se veía mucho.

Y lo vi.

Era una habitación sin ventanas, muy diferente a lo que había visto antes: cosas hermosas y deseos que simplemente me parecían maravillosos. En cambio esto era muy diferente. Una alcoba cerrada con piso de piedra oscuro, que estaba lleno de sangre. Había muchos cuerpos allí, algunos en el piso, otros atados a las paredes con cadenas o clavos. Había muchos instrumentos de tortura y gente mutilada o quemada, una pila de cuerpos quemándose, ojos en el piso… todo era horriblemente sangriento y sádico. Salí corriendo de la habitación y me apresuré a volver a la sala donde estaba el espejo. Salí y volví a mi casa, mi verdadera casa. No miré atrás, me apresuré a llegar a mi habitación. Aseguré la puerta y me metí en mi cama. Me tomé una pastilla para dormir, pero no logré conciliar sueño. Las imágenes de la gente muerta y mutilada me perseguían.

«No deseo eso», pensé, «jamás querría algo así».

—Sí lo deseas —dijo una voz, y me sobresalté.

Miré al pie de mi cama, y era yo, la yo perfecta, con una sonrisa algo sádica.

—Es lo que más reprimes y aun así lo que más deseas. No importa cuánto lo niegues. Un día estallarás, no podrás contenerlo.

—No deseo algo así, es horrible —aseguré.

Ella guió mi mirada al lado de mi cama. Allí estaba, el cuerpo acuchillado y sin vida de mi padre, parecía que había sido asesinado recientemente, y le habían cortado una sonrisa de Glasgow; también habían quemado sus párpados y el resto de su cuerpo estaba lleno de cortes hechos brutalmente, quemaduras o algunas zonas empapadas en gasolina pero aún sin quemar.

Al verlo así, con la boca quemada y los ojos de fuera, sonreí. Me gustó cómo se veía su cuerpo. Le saqué una fotografía, simplemente se veía mortalmente perfecto.

Sonreí una y otra vez ante el cuerpo, verlo asesinado de forma tan violenta me causaba una sensación indescriptible que mezclaba paz, alegría, emoción y quietud.

Escuché un ruido, la puerta cerrándose.

—Mamá está en casa —comenté.

La yo perfecta sonrió de nuevo.

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41 comentarios

La primera y la tercera manejan historias muy atrapantes cuyos ambientes dan para más, la segunda y la cuarta si dejan algo que desear, muy buen aporte… lml

He tenido que hacerme cuenta en Disqus porque la cuenta que tenía en el sitio, no sé, no funciona o no quiere funcionar o no sé. Entro al escritorio pero cuando vuelvo a la página es cómo si no hubiese iniciado sesión.

Pero bueno, a lo que vengo. La primera y la tercera historia realmente me dejaron un buen sabor de boca, felicidades a sus autores.

Ahora que usamos Disqus (el servidor por medio del que se comenta), ya no es necesario que la cuenta en Creepypastas aparezca fuera del Escritorio, pero siempre estás conectada.

Hace tiempo que no comento, no se si alguien me recordará…Soy Dhost
Bueno, a lo que vengo, las 4 historias están muy bien hechas, todas referentes al tema que proponen, la última un poco confusa, pero también intrigante, las que más me sorprendieron y atraparon (respecto a la trama) fueron la primera y la tercera . Muy buenas todas

la cuarta historia no me gusto mucho :/ al
pero las primeras tres estuvieron buenas
fap si ya no te atreves a ver tu reflejo en la oscuridad LOL

guau! simplemente genial,creo que todas las historias en general me dejan con solo una pregunta, quien nos asegura realmente que nuestro reflejo no vive en un mundo paralelo donde todo es mejor o peor? de cualquier modo creo que ahora no me podre ver al espejo de una manera tranquila…

¿El peor enemigo de un creepypastero? Fangirls. Pero ya, hablando enserio, excelentes historias, se merecen reconocimiento:) Saludos!

wooooooooooooaaaaaawwwww!!!! me encanto por no decir que la ame porque me encanta sentir miedo a los espejos s como que te levantas y ai alguien mirandote en el espejo siempre kise tener esa sensacion

Termine de leer la historia me levante de mi cama heche un vistazo al espejo y vi como mi refeljo me hacia un guiño burletesco

La primera creepy: el ambiente fue muy atraprante y aunque al principio pense que era la tipica creepy del reflejo malvado, despues el final me hizo arrepentirme

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