El reencuentro

Había pasado mucho tiempo desde la aparición de él en mi casa, tres años para ser exacto. Tres años sin saber de él, tres años feliz con mi familia y mis amigos…

 

Era una tarde de escuela cualquiera -era viernes 13 de hecho-, mis amigos y yo jugábamos fútbol cuando recibo un mensaje de texto de mi mejor amiga, Fabiola, que decía: «Angeles, Geraldinne y yo nos fuimos por el camino del bosque y nos perdimos, ven a buscarnos por favor» al leer esto dos de mis amigos y yo fuimos a toda máquina por el camino, bajamos la «escalera» que se formo por un túnel de concreto caído, saltamos el río y llegamos al camino.

 

Hecho esto le mande otro mensaje preguntando su ubicación, luego de 2 minutos recibí su respuesta (se que suena absurdo que haya señal en un bosque pero en el pueblo donde vivo, el mas importante de mi país, tiene antenas de teléfono por todos lados); su mensaje decía: «en frente de un cactus enorme», conocía exactamente su ubicación, como me gustan los cactus siempre iba a verlo. Le respondí diciéndole que se quedara ahí.

 

Mis amigos y yo seguimos el camino hasta llegar a la división, el cactus quedaba en el sendero de la derecha y a la izquierda llegaba a la ciudad, seguimos por el camino de la derecha hasta llegar al cactus, ahí estaban las tres, Fabiola se abalanzó sobre mis brazos llorando de felicidad por haberla encontrado; todos se abrazaron, la felicidad y alegría reinaba. Volvimos por el sendero para regresar a la escuela cuando nos encontramos algo que nos desconcertó por completo: había árboles quemados, marcas de garras por todos lados, nadie sabia que sucedió. Excepto Geraldinne y yo, sabíamos que el paso por ahí… Que él nos buscaba…

 

Inmediatamente visto esto dirigí a todos rápidamente a través de la zona atacada hasta llegar al cruce; y ahí fue cuando él apareció. 

 

¡¿Ahora que quieres?! -le grite- ¡¿No te basto con acabar con mis perros?!

 

Sabes lo que quiero, quiero mi venganza por aquella vez hace tres años. -me dijo con una voz demoniaca. Pauso sus palabras y dirigió su mirada a Geraldinne- Y tu, Geraldinne -continuo- tu fuiste la desafortunada a quien él le contó la historia, como condena por haber escuchado tu alma sera mía

 

Todos estaban completamente aterrados al oír esto; y yo, como único defensor de mis amigos, le contesté:

 

Te propongo un trato: te daré tu revancha, si yo gano te largaras de aquí por el resto de los días… y si tu ganas puedes llevarme a mi ¡Sin tocar ni un solo pelo a mis amigos! -pauso mis palabras esperando su respuesta- ¿Aceptas el trato?.

 

Él, al ver que no tenia mas opción, acepto con enojo.

 

Aparte a mis amigos para que no resultaran heridos. El me dio a elegir cualquier espada (ya sea real o ficticia) y yo, debido a mi gran fanatismo por The Legend of Zelda, escogí la Espada Maestra; y en un parpadeo estaba en mis manos: su hoja de acero tan brillante como la luz, su mango azul como el zafiro tan frío… era la espada que tanto amaba. La tentación me controlo por un momento pero recobre la compostura. Él sacó su espada, una espada tan demoniacamente indescriptible que causaba intimidación al verla, pero no podía retroceder, era mi lucha.

 

La batalla comenzó, el acero de las espadas chocaba entre si, grandes poderes se enfrentaban en una lucha épica. No podía creer el semejante poder que poseía, no siempre fui el mas valiente ni fuerte, pero no estaba dispuesto a abandonar la lucha. Espadazos, retrocesos, gritos, ataques; duramos mucho tiempo chocando las espadas entre si hasta un momento de descanso, después de un momento acabados los ataques él me dice con su maligna voz:

 

Has cambiado mucho desde esa vez que nos vimos cuando apenas eras un niño; eras cobarde, todo te causaba temor, los rayos, la oscuridad, los animales ¡todo! Pero ahora mirate, tan valiente defendiendo a tus amigos, luchando hasta la muerte contra mi, el causante de tu anterior temor a todo ¿acaso me recuerdas, Alejandro?

 

¿Esa vez que nos vimos cuando apenas era un niño? ¿Él era el causante de mi miedo a todo? ¡¿Que demonios me quiso decir con eso?! La primera vez que lo vi fue hace tres años en mi casa… En ese momento un vago recuerdo paso por mi mente; tenia 6 años estaba en casa de mi mejor amigo jugando Super Mario Bros 3 en su NES, la luz se va y él apareció, mi amigo trato de defendernos pero él… él lo degollo completamente. Grite inútilmente, pues no había nadie en casa, él se me acerco y dijo: «Estarás condenado de por vida; te atormentare para siempre pequeñin»

 

Y ahí fue cuando los recuerdos llegaron a mi mente, por mi cabeza pasaban recuerdos borrados de mi infancia «¡ÉL! ¡Él mato a mi mejor amigo! ¡Él hizo que me internaran en un psiquiátrico hasta cumplir los 10 para trasladarme a una correccional de menores, mis padres pagaron millones para poder sacarme de ahí! Y él… ¡Él pagaría cada una de las cosas que me hizo!» Era lo unico que pensaba. Lo embesti con todas mis fuerzas pero me esquivo causando que yo me cayera, levanto su espada dispuesto a matarme, cuando ya su espada bajaba uno de mis amigos me empujo quedando en mi puesto, la espada quedo clavada en su espalda, la sangre salía a montones… otro de mis amigos no… ¡Ya era suficiente!

 

Lo ataque, se defendió. Choques de espadas era lo único que se podía escuchar. Parecía imposible vencerlo hasta que en un descuido mio él me da con la espada en el pecho rasgandome la camisa y la piel, aprovechando su movimiento abati mi espada velozmente contra su costado, me miro fijamente a los ojos, su mirada tenia algo de aprecio, arrepentimiento y odio ¿como alguien tan maligno me miraría con aprecio y arrepentimiento? Cayo muerto, acto seguido caí desmayado. Al despertar veo a Fabiola, Angeles y Geraldinne a mi alrededor esperando a que despertara, pregunte por mi otro amigo y dijeron que fue a buscar madera para hacerme un tipo de muleta. Les pregunte donde estaban los cuerpos y Angeles me dijo que habían enterrado el cuerpo de Miguel, mi amigo y el cuerpo de él y las espadas habían desaparecido. Cuando Alejandro, mi otro amigo, regreso con la muleta ya hecha partimos a la escuela y al llegar vimos patrullas de policía, y en uno de mis recorridos visuales aviste a mi mama llorando al igual que al padre de Fabiola hablando con un oficial, a los padres de todos. Cuando un policía nos vio se dirigió rápidamente a nosotros y nos pregunto lo sucedido, yo sabia que no nos creería nada así que le dije que nos ataco un tigre y que ese tigre había matado a Miguel y me había rasgado el pecho. Acto seguido el oficial pregunto como habíamos escapado y le dije que entre todos logramos auyentarlo.

 

No he visto mas a él, ¿habrá muerto de verdad? Hasta ayer no sabia la respuesta, conseguí una carta en mi cama diciendo:

 

Lograste vencerme, demostraste ser un sabio y fuerte guerrero. Como prometí, no sabrás mas de mi. Hasta nunca, hijo…

Creacion propia

Vaan Tepes

Sangre... sufrimiento... muerte

Please wait...

3 comentarios

¿Quieres dejar un comentario?

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.