Bajo mi cama.

 

-Una noche oscura en mi casa con toda mi familia,  comenzó a volverse extraña, pues, se escuchaban sonidos provenientes de la cocina, mis 3 hijos y mi esposa estábamos en la sala. Al momento de los sonidos, no pensábamos en un ladrón o un gato, no eran sonidos normales, sonaba como si levantaran un cuchillo y lo dejaran caer con la punta del mismo, se repetían con una velocidad extraña y el sonido era idéntico. Como el padre de la familia, fui a investigar, ya que, me parecía extraño. Al llegar a la cocina, inmediatamente vi una sombra moviéndose por el horno, voltee rápidamente para ver que era esa sombra, como no vi nada, deduje que era mía. Segundos más tardes, mi esposa y mis hijos gritaron de una forma horrenda, inmediatamente fui a ver lo que ocurría, al llegar, no había nada más que mi familia con una cara horrenda, yo les preguntaba qué fue lo que pasó, y ninguno pudo describirlo. Al subir al segundo piso, a dormir todos, vimos unas marcas hechas con cuchillo que decían, “Váyanse”, todos, quedamos horrorizados, pero le hicimos caso omiso, pues, éramos muy católicos. Al dormir, bajo mi cama sonaban fuertes suspiros, tenebrosos y fríos, sonaban, y  mi esposa asustada decidió irse, no la quería dejar ir, la convencí. Toda la noche dormimos con ese sonido proveniente debajo de la cama, no fui capaz de revisar. A la mañana siguiente, el sonido continuaba y continuaba no paraba, me fui a cepillar y casualmente, antes de tomar el cepillo, este cayó, cuando lo recogí voltee mi cara involuntariamente, no quería ver, pero los impulsos me voltearon a voluntad propia, al mirar, había visto algo desaparecer, pero dejó una evidencia clara, el cuchillo. Al recoger el cuchillo, un escalofrío inmediato recorrió por todo mi cuerpo, por eso, lo solté. Después de unas horas, tomé el valor y decidí ir a recogerlo, cuando fui, este no estaba… Inmediatamente me llene de miedo, salí corriendo a ver a mi familia, todos, por suerte estaban bien.

Ya era de noche, de nuevo el silencio recorría la casa, todos estábamos juntos, por si acaso se presentaba algo fuera de lo común todos estábamos juntos. Y de nuevo, el mismo sonido de la noche pasada estaba corriendo por la casa, esta vez no era la cocina, era el garaje, fui a revisar de nuevo, esta vez no fui solo, mi familia me acompaño para evitar lo de la vez pasada, pero al llegar al garaje, vimos el auto destrozado, asientos, cauchos, ventanas, faros, todo estaba destrozado, y en el capó estaba el mismo cuchillo que había debajo de mi cama raspado, desgastado, casi inútil, pero ahí estaba, era la evidencia de con que se había destrozado el carro.

Ahí estábamos, aterrorizados por lo ocurrido en la casa, la familia unida como nunca antes, desesperada, esperando el momento en el que esa cosa iba a atacarnos. Todos llenos de miedo, estábamos reunidos en la sala, yo, cargaba un arma. Mi hijo menor, Carlos de 12 años, decidió ir al baño, no lo quise dejar pero al parecer era urgente, decidí acompañarlo y deje a mi hijo mayor con el arma, cuidando a mi esposa y a mi hija. Todo salía bien, hasta que mi hijo al salir del baño, el inodoro comenzó a sonar extrañamente, como si se hubiese atorado, luego, dejó de sonar, y repentinamente, agua comenzaba a salir del baño, mucha agua, cuando entré a revisar, el agua, en cuestión de segundos se secó, como si nada hubiese pasado. La puerta se cerró, me quedé ahí solo, bueno, eso es lo que creía, hasta que el cuchillo salió del lavamanos flotando, comenzó a escribir “Cuida bien a tu familia” y una risa tenebrosa sonó al instante, esta fue haciéndose más y más fuerte, terminando en un grito horrendo de mi esposa, la puerta se abrió por propia cuenta y salí corriendo con mi hijo, al llegar, mi esposa estaba herida, y justo en su frente, con sangre decía “Te dije que los cuidaras, ahora, estas en problemas” estaba confuso, fue solo en segundos cuando fue mi primera pérdida, sorprendido, los lleve a todos al cuarto de mi hija, con lágrimas cayendo de mi cara, los lleve, pocas fuerzas me quedaban en ese instante, la persona que más me amaba, había muerto. Pensé en ¿Por qué me ataca a mí y a mi familia?, ¿Por qué no fue a otra?, ¿POR QUÉ? Mis hijos me miraron de una forma extraña, no parecía ser yo mismo. Pero desde ahí me di cuenta, que apenas era el comienzo, mi esposa había muerto por rupturas en los brazos y piernas, hechas con cuchillo, un hueco gigantesco en su pecho, parecía haberle penetrado el corazón, era lo primero que identificaba de su muerte.

Estábamos encerrados en el cuarto, con hambre y sueño, nadie quería dormir, estaban asustados y yo, no los culpaba, mi hijo menor era el menos traumado, fue el único el que no fue testigo de la muerte de la mujer que les dio vida. Salí a buscarles que comer, mi hijo mayor estaba armado, preparado. Cuando salí, mis hijos no aguantaron de estar solos y me siguieron a la cocina, donde todo comenzó. Como si nada, comencé a hacerles cena, comieron tranquilos y fuimos de nuevo a nuestro “refugio”. Ahí estábamos, cuando en un abrir y cerrar de ojos, la luz se fue, y volvió, inmediatamente voltee a ver a mis hijos, ninguno estaba herido, al parecer. De repente, lágrimas con sangre brotaban de mi hijo menor, y yo, fui el único que se dio cuenta, pues, logre que se durmieran y él estaba ahí, con su inocencia acostado, durmiendo. Comencé a llorar, y me pregunté, ¿Por qué? Él es el hijo que más amo, no puedo perderlo, ¡Por favor!

Una risa macabra sonó, y la cara de mi hijo comenzó a rasparse, poco a poco, hasta que fue bajando a su cuerpo, y de momento, dejó de respirar. Lloré, me dolió profundamente, no sabía que venía ahora, pero aún no me sentía preparado. Al momento, de nuevo vi el cuchillo, se levantó y comenzó a escribir, “Me advertiste tarde” y otra sonrisa macabra sonó, le dije, ¿Por qué no te demuestras? ¡Sal de donde estas miedoso!

La sonrisa volvió a sonar, muchas veces, estaba ahí, eso que mató a mi esposa y a mi hijo, aún estaba ahí, la sonrisa se repitió tanto, que despertó a mis hijos y se dieron cuenta de la muerte de su hermano menor. Yo parpadee y cuando abrí los ojos, ahí, lo vi y grite. Era una cosa horrenda, era roja, tenía una nariz gigante, tenía patas, y una cola. Me amenazó con el cuchillo, y cuando fue a acribillarme, desapareció. Mi hijo menor, Carlos, había muerto. Frente a mis ojos, lo vi morir. Llore unas horas, hasta que tomé el valor y agarre el arma, preparado para todo.

Ya estaba listo, cualquier cosa, estaba listo. Mi hija, me pedía comida, estaba hambrienta, así que volvimos a salir. Al llegar a la cocina, todo estaba mordido a la mitad, mordiscos horrendos, gigantes, nos llenamos de miedo, yo retrocedía lentamente, algo sonó, y mis hijos salieron corriendo, y yo me quedé paralizado, inmóvil. Cuando me pude mover, corrí inmediatamente a buscarlos y cuando subí las escaleras, estaban decapitados, sus cabezas caían de las escaleras y sus cuerpos casi entrando al cuarto. Grité ¿Por qué no te enfrentas a mí, cuerpo a cuerpo?

El cuchillo volvió a levantarse, y esta vez decía, “Revisa gavetas, podrás conseguir algo bueno” dejó de escribir, cayó al piso, pero en el piso, habían más cuchillos que juntos decían, “O VETE”. Mis impulsos me querían sacar de ahí pero me resistí, revise gavetas y lo único que conseguí fue una nota, esta me decía, “Que fuera a dormir, esta noche, nada iba a pasar, que comiera, me relajara, que nada iba a pasar. CONFIA EN MÍ.”. Le hice caso, comí, me relaje y me fui a acostar. En la cama, sonó el mismo suspiro de la última vez,  más fuerte y más rápido, miré y ahí estaba, mirándome y sonriendo. Me dijo con voz macabra “¿Quieres irte? ¿Quieres morir? ¿Quieres matarme?”, le respondí “Matarte es lo que quiero por haber asesinado a mi familia.” Comenzó a reírse y dijo, “Mañana, veremos qué pasa, prepárate, te veré aquí a las 12:00.” Y desapareció.

Estaba listo, ya había comido y estaba preparado para matar a ese monstruo asesino. Eran las 11:59 y la risa de ese monstruo rondaba por mi cabeza, subiendo las escaleras había escrito con cuchillo “Puedes irte ahora y sobrevivirás.” Le hice caso omiso, estaba decidido a matarlo. Llegue al cuarto y en la puerta decía, “Bajo mi cama”, entré y estaba ahí, le dije, “¿Por qué copiaste eso en la puerta?, es mi cama” y me respondió, “Yo soy muy anticipado, ahora prepárate para tu muerte” Inmediatamente la cama salió volando, todo subió al techo, dejando el espacio libre de protecciones y dijo, “Comencemos con esto”, saltó sobre mí y me clavó sus sucias garras en el pecho, estaba protegido, me había puesto como 5 camisas para eso, se enganchó a ellas y saqué el arma, 3 disparos directo a su cabeza, lo maree un rato, comenzó a reír y dijo, “Que inútil al creer que podrás matarme” y volvió sobre mí, justo cuando me brincó, le disparé en la cabeza y lo tumbé inmediatamente saqué todos los cuchillos que habían en la cocina, se los lancé y acerté la gran parte de ellos. No le hice daño, lo que hacia él era reírse. Me atacó directo a la cara, me rasguño por completo, pero aun así estaba dispuesto a continuar. Lo aparté, me lo quite de encima y comencé a disparar como nunca, pero aun así, nada le hacía daño hasta que de repente, el cuarto se llenó de sangre, completamente, estaba herido, pero luchaba. Desapareció y apareció a mis espaldas, me hirió, sus garras las sentí en mi columna, estaba casi que decaído, pero continué, no tenía balas, ni cuchillos, solo pensaba en que hacer mientras el reía, me ataco por el pecho pero lo aparté antes de que me hiriera, me tumbo de un golpe, solo uno. En el suelo, se montó encima de mí, y sus garras se alargaron, preparadas para clavarlas en donde fuera, de repente vi, el cuchillo con el que había escrito todo en las paredes, con el que asesino a mi familia, ese cuchillo estaba ahí, era la única arma cercana así que lo tomé, me cubrí de unos cuantos golpes y aproveche, directo al corazón, este retrocedió y dijo, “¡Que rayos! ¿Cómo pudiste haberme herido así de fácil? Y luego terminó en un grito de dolor, desapareció, ya no estaba. Solo quedaban restos de sangre y el cuchillo me senté en la esquina del cuarto a llorar, estaba solo. Las cosas cayeron y el cuchillo escribió, “Ganaste”.

Desde ahí tome la experiencia de cosas paranormales, no le tengo miedo a muchas cosas, solo le tengo miedo a Dios. El único capaz de decidir cuándo moriré, aquel que me salvo en frente del mismísimo Diablo, era él. Yo sé que sí.

Me tocó recogerlos restos de mi familia, con dolor lo hice, recuperé todo, estaba como si nada, aunque aún estaba herido. Unos años, terminé siendo gerente de una empresa, gané mucho dinero, pero lo cierto, es que siempre, pero siempre, debes confiar en Dios, él me salvo en esa situación. Ahora tengo 79 años, en aquel entonces tenía unos 28, era joven y no era de músculos, si no de corazón.

Propia

JulioBracho

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5 comentarios

Ese hombre debio haber sido muy valiente para «comer y descanzar» para pelear con el monstruo despues de lo que le hizo a su familia :/ me gusto! 4/5 saludos !!

me gusto mucho solo que le das a los familiares una muerte muy rápida y los ases parecer como unos inútiles pero al final me gusto deberías hacer una secuela con el mismo monstruo/demonio y explicar mas a fondo que es y que quiere repito MUY BUENO . 4/5

Me encanto y facino
En especial porque mensionaste a Dios y que el fue quien lo/te salvo :3
Muchos Creepy traen Ateismo, pero el tuyo trae todo lo contrario u.u
Esta has para una pelicula 😉
5/5

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