Ayúdame a comprender

Era un día como cualquier otro por lo cual omitiré algunos detalles, solo te pido  prestes atención.

Estaba en la escuela, como es habitual conviví con mis amigos y soporte a los profesores.

La hora de salida había llegado pero me detuve a recordar algunas cosas, cosas como el hecho de que pude abrazar a la persona que considero muy especial, persona que logra despertar sentimientos que creía se encontraban sumidos en un mar de desgracias, desolaciones, lamentos y muchas interrogantes, pues la mente no piensa con cordura todo el tiempo.

Como ya lo dije antes era hora de regresar a casa.

Hace mucho frio afuera, un frio tan marcado que cala todos y cada uno de mis huesos a tal grado que no pareciera ser posible. Instintivamente gire la cabeza para observar detenidamente a las personas que se encontraban a mí alrededor, entonces note algo extraño…

Algo que debo decir me aterro por varios minutos los cuales parecieron ser eternidades, era el hecho de que ninguno de los presentes mostraba molestia alguna al frio.

-¡No puede ser posible¡ me dije a lo más profundo de mi ser.

Es un clima insoportable, ¿Cómo no pueden sentirlo?

Después de varios minutos una figura conocida por mi persona se acercaba de manera veloz, si era mi transporte que estaba seguro me llevaría a mi hogar. Sin pensarlo dos veces me subí al mismo, acto seguido tome asiento y me dispuse a mirar a través de la ventana.

Así pues el autobús comenzó su marcha mientras yo solo podía recordar dos cosas. La primera fue la alegría que me invadió al ver esa sonrisa bellamente adornada por una mirada que deslumbraba dulzura. La otra  era el frio estremecedor algo que quizá no debí recordar.

La marcha llego a su fin e instintivamente sabía que había llegado a mi hogar, pido me disculpen por no mencionar el encuentro o los hechos sucedidos dentro de mi casa, simplemente no es necesario mencionarlos. Eran ya las doce de la noche y mi cuerpo pedía  a gritos un descanso al cual por supuesto accedí. A partir de aquí es donde todo comienza a ser extraño, es aquí donde  ruego por la más pura de tus atenciones…

Comencé a soñar o al menos es lo que quiero creer, digo esto pues mi sueño comenzaba conmigo despertando en un lugar que no era mi habitación ese lugar solo tenía solo una  cama perfectamente bien arreglada y algunos objetos personales que rápidamente pude reconocer.

Mire hacia la puerta, el terror me carcomía nuevamente pues esa no era mi puerta, después de un rato calmado y sereno me decidí a tirar de la manija. Sorpresa más grande no pude haberme llevado pues no había nada, todo era absolutamente blanco como un punto en el mismo centro del olvido. La puerta desapareció…

-¡¿Qué rayos pasa?¡ me dije desconcertado

Lo inevitable sucedió aquel terror que parecía olvidado regreso, abundaban las interrogantes y mi corazón latía de manera acelerada como si se tratase de un infarto o algo parecido.

¡Maldito frio¡ grite a los cuatro vientos más perturbado que molesto.

¿Qué es eso? Es una figura extraña, no puede ser…

Aquel terror era más grande que el almacenado en la caja de Pandora

-Despierta, despierta, me decía temeroso, con ganas de sobrevivir realice un esfuerzo sobrehumano para poder despertar pero mi cuerpo no respondía a mis demandas, cuando logre despertar e intente levantarme mi cabeza impacto contra una sólida base, descendí suavemente a mi cama en el trayecto distinguí una pequeña ventana que se adornó con una rosa roja y después todo se volvió oscuridad.

Que buen detalle de mis padres grabaron mi nombre en mi cama, la habitación es más pequeña que la anterior pero no puedo objetar, pasaron ya dos días y no logro comprender porque enterraron la habitación nueve metros bajo tierra.

Nada

 

 

 

Creación propia
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Jesus Reginaldo Martinez

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