Bajo el puente

David y Romina daban un paseo nocturno por una avenida bordeada de árboles.
Caminaban juntos, cruzándose miradas tiernas y riendo con cada ocurrencia. La avenida por donde iban es atravesada por un puente, y al estar cerca vieron que las últimas luces estaban apagadas, y bajo el puente estaba completamente oscuro.
– Que oscuridad – comentó Romina. – Sí, pero el tramo es corto, y en esta zona no hay nada que temer – dijo David.
Se fueron adentrando en las tinieblas, a cada paso veían menos. Bajo el puente sólo divisaban las luces de la avenida que estaba más adelante; de su entorno próximo no veían nada. Sabían de la proximidad del otro al escuchar sus pasos, pero de repente comenzaron a sonar otros pasos junto a los de ellos, como si alguien más avanzara a su lado. Corrieron hasta salir de la sombra del puente y voltearon al alcanzar la luz. Romina respiraba agitada por la carrera y el susto, y David dijo:
– ¡Diablos! Que susto. Cuando escuché que caminaban a tu lado tuve miedo, por suerte encontraste mi mano; no pensaba soltarte la mano hasta llegar a la luz, pero se me resbaló. – David – dijo Romina con su cara evidenciando el terror que sentía -. Quien anduviera ahí
estaba en medio de los dos, los pasos que sonaban a tu lado no eran los míos, y yo no te di la mano.
Un auto que avanzaba por la avenida iluminó bajo el puente, y los dos vieron que no había nadie.

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andres

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15 comentarios

Faltó desarrollar quizás un poco más el suspenso. La historia no alcanza a sorprender por lo mismo (y eso que el desenlace es bastante bueno), con un poco más de trabajo hubiese surtido quizás el efecto deseado.

2/5

Como no sé si es tuyo o no, no te corregiré en puntuación ni tampoco te halagaré -porque en realidad es un tanto buena-.

Para ser un relato tan corto me gustó que se le dio un buen desarrollo. Se dice todo lo que se debe decir y se deja la escena del espectro a la interpretación. Me dejó un ligero susto que no duró más de medio segundo, pero lo dejó. La última línea también estuvo buena. Por lo general los relatos cortos acaban en la parte que pretende asustar.

La hubiera disfrutado más si hubieras contado el final distinto. Algo así como «Romina lo miró horrorizada, «Yo no te dí la mano» dijo. Un auto que avanzaba por la avenida iluminó bajo el puente, y los dos vieron que no había nadie.» Creo que es un tanto más impactante. Es buena, 3/5.

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