El Cuerpo de la Novia

1

Damalia y Richard eran una pareja de felices amantes, los cuales habían sellado su amor como una marca de corazón a un árbol  Ellos vivían su cuento de hadas, una historia romántica que parecía casi perfecta y que aparentemente llegaría a tener su final feliz, él cual sería la boda de tan apreciada pareja…

Lamentablemente como en toda historia apasionada, había un antagonista, un mujer, Sofía  a quien le dolía cada beso que se daban tal cual puñalada en el corazón,  cada caricia tal cual golpe en el alma, cada juramento de amor tal cual  maldiciones a su amor.

Sofía había amado toda su vida a Richard, ella tenía un bonito físico, incluso mejor que Damalia, sin embargo la hermosa sonrisa de esta era lo que en realidad había conquistado a su amado, él de echo, no encontraba palabras para calificar el rosto de Damalia cuando estaba feliz, por eso ella la odiaba, Sofía odiaba a Damalia, aunque ella quisiera convencerse de lo contrario y a pesar de ser una buena persona, la mente de algunos es tan extraña, que mientras ella visitaba a la feliz pareja, trayéndoles las mejores verduras para cenar y dialogando sobre el hermoso vestido que luciría la novia, planeaba su asesinato…

2

Faltaban tan solo una semana para la ceremonia, era de noche, Richard no estaba y Damalia se estaba probando el vestido de novia, cuando se oyó sonar el timbre, al abrir la puerta se encontró con Sofia, naturalmente y siendo amigas, la invito a pasar y a tomar un té. Luego de charlar un rato de cosas triviales aunque sobre todo del amor y lo feliz que estaban de poder casarse,  Sofía sintió que le apretaban el corazón,  sintió que le restregaba su felicidad en la cara, y la llama de la ira en el corazón de una mujer despechada la cual se encontraba encerrada en un cristal, rompió el vidrio y estallo por fin.

-Te odio, -le dijo ella a la novia-

-eh, que dices -respondió ella-.

-Porque solo tú tienes que ser feliz

-Pero de que hablas, tú encontraras algún día a alguien que te ame…

-No, yo quiero a Richard, por eso TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO…

– Por favor… no… -Damalia bajaba y apartaba la mirada- supuse eso desde hace mucho pero… ESTO NO PUEDE SER ASÍ…

– Pues es como es, te lo pido, vete, desaparece, déjame ser feliz con él, se que soy egoísta pero… ya no se que hacer…

-Te quiero mucho, pero jamas permitiría que destruyas mi felicidad, lo siento pero JAMAS LO DEJARÍA

-CÁLLATE, Richard debe amarme a mi y si no, tú debes desaparecer, por eso TÚ debes desaparecer, debes desparecer, debes desaparecer…

«Debes desaparecer», repetía una y otra vez , mientras que sacaba un filoso cuchillo de su bolso, la expresión de Damalia paso de ira a temor, de temor a horror, se le formo un nudo en la garganta y empezó a retroceder, mientras que Sofia avanzaba cada vez mas y mas, acorralándola contra la pared, sin mediar palabra Sofia lanzo la primera puñalada, la cual por un rápido esquive de Damalia y la temblorosa mano de Sofia, fallo, la novia pudo levantarse y correr pero al ver la puerta muy distante decidió ir al segundo piso, la peor de las decisiones.

Sofia, rauda, la atrapo a la carrera, forcejeo con ella y a pesar de que Damalia logro hacer que tirase el cuchillo, su fuerza no pudo soportar la fuerza de su atacante, trastabillo  se balanceo y cayó, una caída de un piso le fue suficiente para romperle el cuello, romper su vida y romper el corazón de Richard.

La debutante asesina, se acerco tímidamente a ver el cuerpo, llevaba algo de culpa encima,  culpa que se disipo rápidamente al ver el rostro de Damalia, ESTABA SONRIENDO, a pesar de estar muerta, seguía con ese maldito gesto natural en su cara, esa estúpida sonrisa que tanto sufrimiento le había causado, se puso  furiosa nuevamente, tomo su cuchillo se lo clavo en la garganta, mientras que la sangre brotaba a cantaros y con mucho esfuerzo fue agitando el cuchillo hasta lograr cortarle el cuello, músculos y huesos, presionando fuerte en el mar de sangre y logrando arrancarle la cabeza del pobre cadáver, botaría el cuerpo por ahí e incineraría la cabeza, eso pensó, o mejor se la quedaría como un trofeo…

Demoró un par de horas limpiando todo el desorden, colocando el cuerpo en un saco de tela y la cabeza en una bolsa de plástico dentro de una nevera, aún conservaba la maldita sonrisa…

3

Se dirigió a lo alto de un acantilado donde se embriago a mas no poder,  todo se volvió confuso, se quemo de todas maneras al final el cuerpo y los resto y cenizas los arrojo a un pozo lodoso y pantanoso, se siguió embriagando hasta que perdió la conciencia y se quedó dormida. Al despertar, tenía un fuerte dolor cerebral, una visión borrosa y ganas de vomitar, entre estos males recordó que aún no se había deshecho de la cabeza, sería mejor hacerlo ahora mismo, se dirigió a la pequeña nevera y grande fue su sorpresa al ver que no había nada, que había pasado, donde estaba la cabeza, acaso ya la desapareció, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, por mas que quería no podía recordar, el dolor de cabeza era insoportable, sería mejor olvidarlo e irse a casa a darse un baño… si, eso sería lo mejor…

Llegada ya la tarde y tras unas horas de haber dormido,  recibió una llamada, era Richard:

– Sofía, ¿Esta Damalia contigo?

– eh, esto… no, ¿porqué?

– No la encuentro por ningún lado creo que…

– Tal vez solo salio…

– No, no lo entiendes, no esta desde ayer, creo que me ha abandonado, tal vez ella no se quería casar conmigo…

– Yo… no… creo que ella sea capaz de eso

-Tampoco yo lo creería pero encontré una tarjeta que decía «PERDÓNAME», ademas que su ropa y varias de sus pertenencias no están  estoy preocupado, no se que hacer… voy a dar parte a las autoridades, espero que me ayuden…

– E-esto, no, espera…

Richard colgó el teléfono…

Las manos de Sofía se adormecieron, ella la eliminó y se deshizo del cuerpo… pero, ¿la carta?, ¿la ropa?, ¿sus pertenencias , ella no hizo nada de eso, ¿qué pasó aquí?. Acaso ella de verdad pretendía irse, no, es imposible, estaba probándose muy contenta el vestido de novia hace poco… y si… alguien asaltó su casa, tal vez después de que ella salio… pero cerro con llave, aunque es una probabilidad y pues la carta de «Perdón» se podría referir a otra cosa y no a que la perdone por abandonarlo, de cualquier forma será mejor que se vaya con cuidado ahora que la policía esta investigando.

Los días pasaron y nada se sabía de Damalia, Richar parecia bastante desesperado con los ojos rojos y caídos, estaba mal. Pero Sofía estaba peor, una pequeña culpa empezaba a carcomer su corazón y un temor le enfriaba el alma, se sentía perseguida, acosada, ningún policía le había preguntado algo, ¿porque?, ¿no sospechaban de ella? o peor aún, tal vez era demasiado sospechosa. Ademas ver así a Richard, machacado, agobiado, dolido, le entristecía , se daba cuenta de que la felicidad de uno no es necesariamente la felicidad de todos, ella intento consolarlo, ser su paño de lagrimas pero nada pasaba, él era… tan… frío.

Con el tiempo la situación no mejoraba por el contrario empeoraba, ahora no podía dormir, ella pensaba en ello todo el tiempo, ademas, aveces, recibía llamadas a medianoche, tocaban el timbre de su casa, recibía rosas oscuras en su buzón  sentía presencias extrañas en su casa y aveces despertaba creyendo escuchar la voz de Damalia. Si embargo lo peor era con respecto a Richard, estaba peor que nunca , lloraba, se le veía desganado, vacío, y lo peor es que le había escuchado varias veces hablar con alguien inexistente, le decía «Todo estará bien, cariño, pronto podrás abrazarme» , «ya veras como muy pronto estarás completa», «Cuando ella se entregue, tú volverás a ser aún mas linda de lo que ya eras»… ¿Cuando ella se entregue?, ¿quién era ella? estaba hablando acaso de… ¿Sofía?, acaso ya la había descubierto, los policías ya sabían que ella era la asesina y… ¿con quien hablaba? ¿Damalia?, imposible ella estaba muerta… al menos que… ¿un fantasma? pero… es imposible, quizás era otra persona, un amante por teléfono o algo así  pero la idea del espectro le seguía dando vueltas, sobretodo cuando creía escuchar esas pisadas, encontraba manchas de pintura roja bajo su puerta y le seguían tocando la puerta con tres toquidos a medianoche… tal como hacia Damalia…

4

La desesperación llego al limite…

El hilo que sujetaba al cuerpo se rompió…

Ella cayó en el limbo, nuevamente…

No sabía que hacer…

O se lo confesaba a Richard todo….

O lo asesinaba…

O ambas cosas…

Pero primero, necesitaba saberlo, saber si aún había alguna esperanza para su felicidad…

Tomo un cuchillo nuevamente, lo guardo en su bolso, y se dirigió a casa de Richard, Dos golpes en la puerta y luego de un rato Richard había abierto, subieron a una sala en el segundo piso y se sentaron en unos sillones.

– ¿Qué pasa? -pregunto Richard-

– … Tengo que decirte algo … eh, esto… Richard, siempre he estado enamorada de ti, me gustas…

– Lo siento, reconozco que tienes un cuerpo muy bello… pero… yo amo a Damalia

– ¡PERO ELLA ESTA MUERTA!

– !NO LO ESTA!

– b-ueno, se que no han encontrado el cuerpo.. pero, ella… no se comunica y no sabemos nada…

– No, tú no entiendes… ella se… comunica todo el tiempo, ella esta presente… ella quiere que volvamos a estar juntos, QUE VOLVAMOS A ABRAZARNOS… -Richard empezaba quebrarse-  y yo no se que hace, creo que también quiero eso, creo que es hora de abrazarla de nuevo…

– Acaso… planeas… suicidarte…

– No, tú o lo entiendes, ella volverá… cuando este completa…

De pronto empezó a sonar un sonido ensordecedor en la casa, los vidrios de la ventana retumbaron,  Sofía se levanto asustada, miro al suelo y pudo divisar un liquido rojo saliendo por debajo de los sillones, dio un grito y Richard solo atino a a decir:

– Esta aquí, Damalia esta aquí, escuchó nuestra conversación y ahora esta furiosa, ¡corre!

Raudos se dirigieron a la salida caminando por el piso de madera que parecía ir desquebrajándoce de a pocos, Richard intento abrir, la puerta pero le fue inútil,  estaba cerrada, cerrada al igual que las ventas. Así que el dijo:

– Al sótano tengo una vía de escape por esa puerta, vamos, rápido

Abrieron la puerta y bajaron por la escalera que los conducía al sótano  una vez allí rápidamente, él abrió una puerta secreta que conducía por un pequeño pasadizo, siguieron corriendo cuando Richard cayó de rodillas y empezó a retorcerse de dolor mientras un rojizo liquido salia en toda su cara,

– ¡Richard! – gritó Sofía-

– Vete, sálvate tú, sigue al final del pasadizo, legaras a un cuarto con una puerta al exterior

5

Sofía, aún con lagrimas en los ojos, decidió dejar al desahuciado Richard y seguir su camino, corrió y descendió, corrió y descendió hasta llegar a una puerta que daba al dichoso cuarto, sin embargo al entrar puedo darse cuenta de que no había ninguna puerta al exterior, era un cuarto cerrado… se tumbo de rodillas sobre el piso y grito:

– ¡Que!, ¡¿Donde esta mi salida?!, ¡QUE HAS ECHO CON ELLA!, ¿QUE QUIERES DE MI? ¿QUE LO CONFIESE?, SI YO TE MATE, YO TE MATE DAMALIA,  Y DISFRUTE HACERLO, fui feliz, aunque me durara unos instantes, por un momento alcance a quitarte esa maldita sonrisa del rostro… ESA MALDITA MUECA TUYAAAA…

– Ves, no fue tan difícil…

Ahí estaba él, Richard, parado ahí, sano y salvo pero su expresión era rara, tenia una sonrisa algo peculiar y daba pequeñas y silenciosas risitas, tal como un demente…

– Richard estas a salvo, pero.. como escapaste del espectro…

– ¿Espectro?, no existe tal cosa

– Pero, el fantasma de Damalia, el que nos ha estado siguiendo a tí y a mi…

– Eso es solo tú imaginación, no existe tal cosa como te dije, a eso que tú viste no se le llama fantasma, se le llama culpa, claro que te tuve que brindar un poco de ayuda…

– ¿Un poco de ayuda?

– Si, mira atrás, a tu izquierda…

Así lo hizo ella y pudo ver unas latas de pintura roja, amontonadas en una esquina, el mismo tono rojo que había encontrado en varios lados de su casa y que había encontrado debajo de los sillones, al parecer Sofía se daba cuenta de que todo empezaba a encajar, Fue Richard quien tocaba su puerta varias noches, el que ponía la pintura el que enviaba las rosas y pues su conciencia, su temor hizo lo suyo y le creó visiones, alucinaciones, se creyó el cuento del fantasma, pero ¿porque?, para que hizo esto, acaso… Richard sabía que el la había matado…

– Tú lo sabías…

– Si, tenía muy pocas dudas, te vi salir de la casa, cuando entre y no encontré a nadie, decidí llamarte pero no contestabas, te busque en tú casa pero no estabas, así que fui al acantilado donde solíamos ir cuando eramos un poco mas jóvenes, donde íbamos con los amigos a tomas unas copas y ahí te encontré  tirada en el suelo, ebria, no se como pero supe que algo andaba mal, mi curiosidad me llevo a abrir una nevera, nevera en la cual encontré  la cabeza, su cabeza, de pronto supe que el olor a carne quemada me indicaba que ya no tenía su cuerpo, QUE YA NO SENTIRÍA SUS ABRAZOS, llore, reí al recordar momentos con ella, odie y ame, me moría, mi corazón moría pero luego al ver su cara, su sonrisa que aún estaba ahí, resucite, sabía que no todo estaba perdido, solo necesita completarlo y así ella volvería a abrazarme, SI YO RENACÍ, ELLA TAMBIÉN LO PODÍA HACER, pero primero necesitaba darte una buena lección, necesitaba exprimir tus sentimientos y me resultó, mírate, sin sentimientos, sin alma, ahora solo eres un cuerpo vacío, un cuerpo…

– Pero la carta de perdón, el echo de que sus pertenencias no estén, la policía…

– Nada de eso existió, jamas hubo carta de perdón, nunca se llevo sus pertenencias de echo aún las conservo para cuando vuelva, ah y por cierto tampoco di aviso a los policías , ya sabes Damalia no tenía familiares y a sus pocos amigos les vendí la misma mentira que te creíste tú, algunos pensaron que estaba desaparecida y las autoridades la estaban buscando y otros simplemente que me abandono…

La cara de Sofía se tornaba pálida, y sus manos empezaron a temblar, sin embargo ella logro ponerse de pie y mientras pedía perdón a Richard por sus actos, iba deslizando su mano dentro de su cartera, hasta que Richard con una voz gruesa dijo:

– JajajaJAJAJA, quédate quietesita, jaja, -Sofía se detuvo- no me digas que buscas esto…

Era el cuchillo, al parecer Richard lo había sacado de su cartera sin que se diera cuenta, cuando estaban conversando en los sillones. Él se fue acercando de a pocos, cada paso que daba hacia a delante, era un paso que ella daba hacia atrás  hasta que no puedo retroceder mas y se topo con una caja, una caja azul, que era nada menos que la nevera donde estaba la cabeza de Damalia… Sofía se horrorizo a pesar de ser la culpable de ese crimen, las piernas le fallaron y se fue sentando de a pocos…

– Que me vas a hacer…

– Pues, Damalia necesita un cuerpo y bueno, tu tienes una muy bonito, uno vacío y sin sentimientos, uno que necesita un alma…

– N-No… no-o por f-favor..

– Vamos no pongas resistencia que no quiero dañar ese cuerpo, tú cuerpo, el cuerpo de la novia, EL CUERPO DE MI NOVIA…

Al parecer Sofía empezó a comprender un temor mas grande que ser perseguida, el temor de ser encontrada, el temor a estar a punto de morir, el mismo temor que sintió Damalia tiempo atrás.  Ella, resignada, solo se limito a cerrar los ojos y derramar una lagrima, de culpa, arrepentimiento, temor, quien sabe, mientras que Richard se le abalanzó y solo se pudo escuchar un corto y pequeño grito, un grito que duró tan solo unos segundos, como si las cuerdas de la voz hubieran sido cortadas de manera seca y rápida…

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Creación propia

Dannyel

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5 comentarios

Falta mucho trabajo en este cuento. Es necesaria una revisión de gramática y ortografía, para empezar. La idea me gustó, pero no está narrada de modo que provoque tensión. Las cosas se desenvuelven demasiado rápido como para que se pueda sentir el suspenso, y quizás eso ayude bastante. Es muy difícil incorporar todo lo que quisiste incorporar en esta historia a un cuento corto, y a mi parecer, por eso quedaron cosas sin tanto desarrollo y otras muy desarrolladas. 3/5

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