TODOS SABEMOS QUE NO TE IMPORTA

Natalia salió del coche y se quedó parada en frente de un cobertizo. Un cobertizo aislado, sin casa que le acompañara. Sacó un pequeño papel de su bolsillo y revisó la dirección. Estaba bien. La había escrito bien en su GPS.

Una semana antes, Natalia había recibido un email. La parte del remitente estaba en blanco, no se pudo saber quien lo envió. El email la citaba aquí y ahora, es decir, en la calle donde estaba y a las 19:30. El correo fué breve, acompañado de »no llegues ni un minuto tarde».

Hoy, era su cumpleaños. Pensó que se trataría de una fiesta sorpresa en aquel cobertizo, que por dentro estaría arreglado. Le pareció raro no ver ningún coche cerca ni tampoco escuchar el más leve murmullo. Con una sonrisa en la cara y unas ganas de fiesta locas, se encaminó hacia el cobertizo.

La puerta se abría sin necesidad de llave aunque iba un poco dura. Al entrar, enseguida notó el olor a cerrado, a humedad y a polvo. Se llevó una gran decepción al ver que nadie había preparado una fiesta de cumpleaños para ella. En la habitación había una larga y estrecha tabla de madera, pegada a la pared. Hacía la función de mesa. Encima sólo habían herramientas de construcción. Por el suelo habían ,desperdigadas, diferentes cosas. Una muñeca pequeña, libros, una llave inglesa y cosas por el estilo. Aquello estaba sucio no, lo siguiente. Daba el aspecto de no haberse lavado en años. Aún tenía la esperanza de que Miguel, su novio, saliera de allí y la llevara a cenar o a su casa. Ya le daba igual. Al fondo del cuarto se situaba un sofá destartalado. Sucio y roto. Daba asco tener que sentarse allí. En frente del sofa una tele muy pequeña, de tubo. También tenía reproductor de vídeos. De cintas de vídeo antiguas. Parecía un regreso a los 80. Al lado de la televisión, que estaba en lo alto de una mesita alta, había otra mesita más. Esta más baja, cumpliendo con la función de mesita. Encima había una cinta de vídeo en la que se podía leer » Feliz Cumpleaños Natalia ’12». Natalia soltó un grito de alegría. Ya le parecía extraño a ella.

Encendió la tele y el reproductor, puso la cinta y se sento en el sofá a esperar que se pusiera en marcha, tardaba un poco. Cuando estuvo a punto de empezar, oyó un portazo. ¡¡¡¡PLAS!!!! Ella se giró de repente y se llevó la mano al pecho. El cobertizo se había sumido en las tinieblas……y ella también. La cinta empezó.

En la cinta no se podía ver nada, sólo escuchar. En la penumbra (sólo iluminada por un punto rojo) provenía del aparato una voz oscura y penetrante, que ella comenzó a escuchar:

»Hola Natalia, todos sabemos que es tu cumpleaños. Yo también lo sé. Espero que te lo estés pasando bien. No va a venir ningún amigo tuyo, nadie sabe nada. El motivo por el cual se te ha citado el día de de tu aniversario ha sido para que vengas, nada más. LA GENTE HOY NO TE HA FELICITADO NI TE HA LLAMADO PORQUE LES IMPORTAS UNA MIERDA, no porque haya ninguna sorpresa. Sé que en estos momentos te quieres morir, pero aún tendrás que esperar un poco más. Es un regalo de cumpleaños dejarte vivir algo más. Nadie te echará en falta.

Natalia apretó al botón de pausa, a la cinta aún le quedaba un poco  para acabarse. Jadeó. Estaba muy asustada, no podía ver nada y tenía la sensación de que la iban a atacar en cualquier momento. ¿Era verdad que ella no le importaba a nadie? Eso le había calado hondo. En los cinco minutos que estuvo intentando convencerse de que aquello no era real, no pasó asbolutamente nada. Le ardían los ojos y quería reventar a llorar. Le dió a play de nuevo y la cinta continuó.

»¿Por qué lo has parado? Cometes errores constantemente y no te das cuenta. Tu vida para mi no vale una mierda. ¡Que comience el juego!

La voz cesó en ese momento. Todo lo que acababa de escuchar había penetrado bien en su mente. ¿De verdad había sido tan mala como para merecer morir? Por suerte o por desgracia la luz del cobertizo se encendió, aunque era ténue le sirvió la para tranquilizarse algo. Respiró hondo y fué a salir del cobertizo, pensando que todo había sido una broma. Cuando puso su mano en el mango las luces se cerraron y la tele se encendio. Aquella maldita voz otra vez.

»¿Tú eres tonta? ¿Crees que no puedo ver todo lo que haces? Será en vano. Además, se me ha olvidado decirte una cosita. La llave de la puerta la tengo yo, así que no puedes salir. Estás encerrada».

Las luces volvieron a abrirse y el televisor se apagó. En la habitación había una pala, la cogió y pensó en derribar la puerta. Lo intentó, arduamente, pero fue en vano. La puerta era demasiado resistente. La pala pesaba mucho, demasiado, sin querer se dió en la cabeza. Cayó al suelo y la vista se le nubló un poco pero no perdió el conocimento. Estaba en plenas facultades.

La puerta de cobertizo se abrió, entró su novio Miguel. »Estoy salvada», pensó. Miguel sonrió, en la mano llevaba un aparato parecido a un micrófono. Se lo llevó a la boca. »¿Me reconoces ahora?»  Era la misma voz turbia que tenía el de la cinta. O no, no , no ,no. Esto no podía estar pasando.

Miguel cogió a Natalia y la pusó encima de una tabla. Pegó sus pies y su manos con cinta aislante a la tabla.

Miguel paseó por el cobertizo y abrió un cajón, sacó un artilugio parecido a una sierra eléctrica pero mucho más bestia. Natalia se revolvió en la mesa.

-Yo te voy a ir haciendo preguntas y depende como las contestes te pasará una cosa o otra-dijo Miguel con la voz camuflada.

Natalia se revolvió de nuevo, esta vez más agitada.

-¿Quieres moriri?-inquirió él.

-¡NOOOO!-contestó ella

Miguel cambió su expresión, pasó de estar tranquilo a echar chispas por los ojos. Abrió otra vez el cajón con una fiereza increíble, sacó otro cacharro, parecido a un cuchilo pero con el filo mucho más gordo y ancho. Lo lanzó con fuerza hacía un extremo de la habitación. La herramienta fue a parar al cuello de Natalia, déjandola sin vida.

MIguel se puso a sus pies, lágrimas caían de sus ojos. Empezó a sollozar.

-Yo sólo quería jugar, tenías que elegir y elegiste mal-su voz fue en aumento conforme formulaba la frase.

 

Creación propia

levrenoir

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